Alta fidelidad
EntrevistasEl Guincho

Alta fidelidad

Xavi Sánchez Pons — 02-09-2010
Fotografía — Albert Jodar

Tres años después del fenómeno “Alegranza”, Pablo Díaz-Reixa regresa con un disco que dará mucho que hablar. Y es que el canario dice casi adiós a sus devaneos tropicales y entra de lleno en la música que reinó en las radios durante la década de los ochenta. Sin perder un ápice de su personalidad en el camino, El Guincho se reinventa en “Pop negro”.

“Juerga Tropical” (sí, en un guiño a ese clásico del cine estival protagonizado por Mark Harmon), es el título que le hubiera puesto a la entrevista de El Guincho si hubiera tenido la oportunidad de charlar con él hace unos tres años. “Alegranza” acababa de salir en plena explosión afro-pop y Pablo Díaz-Reixa, tras darse a conocer en sociedad con Coconot, empezaba una ascensión meteórica que le ha acabado situando como uno de los músicos nacionales más solicitados fuera de nuestro país. Un pequeño gran fenómeno global a nivel indie que, en poco tiempo, le llevó a fichar por XL Recordings y a telonear a Vampire Weekend, entre otros logros. Ahora, la historia es diferente y el título adecuado es “Alta Fidelidad” que preside esta entrevista. Lo es por dos razones. Primero, porque el músico canario ha grabado un disco a lo grande poniendo gran parte de sus ahorros y muchas ganas. Un trabajo de espíritu hi-fi producido por el propio Pablo y Alejandro Mazoni (Giulia y Los Tellarini) entre Berlín, Barcelona y Madrid, mezclado por Jon Gass (habitual de Mariah Carey, Destiny's Child, Babyface) y masterizado por Nilesh Patel (mano derecha de Daft Punk), que guiña el ojo a los discos de pop más celebrados y visionarios de la música comercial de los últimos treinta años (con especial querencia por la década de los ochenta). Lo hace, ojo, sin traicionar las raíces del sonido made in El Guincho (en su nuevo disco aun hay rastro de su herencia canaria y algo, aunque poco, del afro-pop que lo hizo grande), manteniendo su personalidad intacta.
Segundo, porque Pablo Díaz-Reixa, parafraseando a John Cusack en la adaptación cinematográfica de la célebre novela de Nick Hornby, no sabe si hace música pop porque está triste, o si está triste porque hace música pop. Me explico. “Pop negro”, detrás de sus nueve hits rompepistas, esconde un tono oscuro (¿el negro del título?) en los textos. Un contrapunto perfecto para el, a primera vista, pop epidérmico y festivo del canario. “Me gustan los discos que se mueven en ese espectro jodido de las relaciones, y no solo de relaciones personales, sino de relaciones del hombre con las cosas. El disco tiene un punto muy de confrontar, de enfrentarse. Muchas de estas letras las escribí en Berlín y fue una época rara porque estaba solo, no conocía a nadie en la ciudad. Fui a Berlín porque en Barcelona estaba viviendo con mi novia y no podía hacer temas porque mi casa es súper pequeña y ella tenía que dormir. Por las noches no podía hacer ruido, para no molestarla. Me tuve que ir a otra ciudad para poder escribir las canciones. El ambiente en Berlín es diferente, se nota mucho la presión estatal, se nota al estado presionando al ciudadano, presión en la calle, en el metro... Me entró una especie de alma destructiva, buscando el espectro oscuro de mi personalidad, y quizás por ahí salieron letras tipo ‘Muerte Midi’ y cosas así, qué son como metáforas más chungas…”. Así de sincero se muestra Pablo Díaz-Reixa desde su retiro en la playa de Maspalomas en el sur de Gran Canaria. En septiembre inicia una gira que le llevará por todo el mundo y, mientras puede, coge fuerzas en su tierra natal para lo que viene. Consciente del gran paso adelante que ha dado con su nuevo disco, no tiene pelos en la lengua. Él mismo reconoce ese regusto a los ochenta que transpira “Pop negro”, y me pone como referentes a Bryan Ferry, Babyface y Mecano, entre otros. “Cuando empecé la búsqueda de ideas para la producción de este disco lo principal fue buscar los hits más grandes, las cosas que más han vendido en la historia del pop y ver quién lo había producido y quiénes eran los ingenieros. Y claro, el acabose de la música pop fue en los ochenta, los megaventas, los directivos de los discográficas viajando en jet privado para fichar a Janet Jackson en una isla, todo eso… En esa época había unos veinte productores y unos treinta ingenieros que hicieron casi todos los hits”. Continúa. “La idea de producción del disco es de súper alta fidelidad, serie Oro de la radio, intentar ir a buscar los sonidos más hi fi posible. Las estructuras son como reconocibles, como decías antes de hit. Un poco la idea era partir de un hit y llevarlo para otro lado, con valores de producción interesantes”. Esto nos lleva a otra de las claves de “Pop negro”. Que no es otra que la prestigiar y, casi en una actitud quijotesca reconocida por el mismo Pablo Díaz-Reixa, la de cambiar el sonido de la radio. “Mecano llegaron al éxito más extremo utilizando producciones muy raras. En ‘Ya viene el sol’ hay muchas de ellas, voces con eco de cueva, unas capas de sintetizadores extrañísimos. Me parece impresionante. Que esa gente cambiara el sonido de la radio en España y fuera de ella es súper inspirador. Uno de los leitmotiv del disco era eso, intentar, en mis sueños claro está porque eso no puede ocurrir, cambiar otra vez el sonido de la radio con valores de producción interesantes y timbres guapos de sintetizadores, bombos fuertes…”. Llegados a este punto queda claro que el canario es un geek de la producción musical. A lo largo de la entrevista nombra a un gran número de productores que admira (para saber más chequea al despiece de esta entrevista), y me confiesa que la mayoría de las canciones de “Pop negro” tienen entre ochenta y cien pistas, una locura vamos. El Guincho actual suena mucho más orgánico, dejando a un lado toda la retahíla de samples que contenía “Alegranza”. “En este disco no hay samples. Y te diré por qué. Lo que me quemó del disco anterior fue tener que clarear todos los samples. Me pasé un año que lo que más hacía era recibir contratos, discutir sobre los samples y lo que había que pagar… Con el primer dinero que me dio la discográfica me compré un par de sintetizadores, y con la onda que empezaba a molarme, Mecano y demás, fue toda una serie de cosas lo que me llevó a tener claro que quería hacer canciones pop grabadas absolutamente por mi y trabajarme los sonidos en un estudio tranquilamente. Encontrar en el estudio lo que antes encontraba en los samples”.
Escuchando algunas canciones de “Pop negro” no es difícil imaginarse al músico canario, en un futuro no muy lejano, ejerciendo de productor a sueldo. Un productor que, al estilo de Timbaland, tenga una marca de fábrica propia. ¿Se ve Pablo Díaz-Reixa en ese papel? “Totalmente. Discos de El Guincho creo que haré uno o dos más como mucho. No me veo diez años más haciendo cosas con El Guincho, y eso que me encanta, me lo paso increíble y me obsesiona. Pero lo que más me apasiona es producir… A tu pregunta, un sí rotundo”. Y, ¿a quién te gustaría producir? “Me interesan mucho las voces de chicas. Me gustaría trabajar con Luz Casal, que está en otra onda lo sé, pero sería genial rescatarla con capas de sinte. O hacer un disco para Ana Torroja, currado de sintes, bien trabajado, que se dejara llevar. De fuera me gustaría trabajar con Kashif (figura del r&b norteamericano de los ochenta) que está muy olvidado. Intenté contactar con él para que me aconsejara para mi nuevo disco, pero obviamente no obtuve respuesta”.

Hacia el final de la entrevista le apunto a Pablo un comentario a propósito del primer single del disco, “Bombay”, una excelente canción donde más de uno ha querido ver ciertos aires latinos. “Me lo dice mucha gente (risas). Igual es una obviedad pero creo que mi acento hace mucho cuando canto (más risas). Hace muchísimo que no escucho el disco, pero uno de mis ídolos es Jerry Masucci, que junto a Johnny Pacheco crearon Fania Records (legendario sello de música latina), y siempre he sido megafan de Fania y de Masucci, un tío que musicalmente era súper limitado, pero que tenía una ideas de producción bestiales. Supongo que se me ha pegado algo de ellos”. Lo que sí es latino, y mucho, es la serie Piratas de Sudamérica, un nuevo proyecto en el que El Guincho da rienda suelta a su amor por el género haciendo versiones de clásicos perdidos de la música latina. De momento ha editado un primer Ep de cinco canciones, con composiciones de artistas como Orefiche y Valdespi o el cubano Miguel Matamoros entre otros, y para el que ha contado con la colaboración de Julieta Venegas. “Me hice con los derechos de una bolsa de cincuenta canciones sudamericanas de diferentes estilos y épocas, y queremos hacer diez epés de cinco temas cada uno. Me saldrá pelo blanco (risas)…”.

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