“Los ladrillos
brutalistas”, así ha decidido Ted ponerle al disco. “El título del disco, que es una línea de la
canción ‘Where Is My Brain’, es un cuestionamiento de cómo a veces tenemos
ideas que parecen buenas, pero que en la práctica no lo son tanto. Es como
teoría y praxis separadas. Y el brutalismo del que habla es la escuela de
arquitectura del Brutalismo, muy presente en ciudades tan diferentes como
Boston o Brasilia" . Al bueno de Ted y los
suyos, y a su disco calentito, le pilló de lleno el reajuste de actividades de
la histórica casa Touch And Go, nave nodriza de su anterior “Living With The Living”. “Cuando Touch And Go tuvo que reestructurar
su actividad nosotros ya teníamos preparado nuestro nuevo disco para sacarlo
con ellos. Llevo ya unos cuantos años en esto y tengo amigos que tienen sellos
y por tanto sabía que el disco no peligraba, pero me sentí triste por lo de
Touch And Go, aunque principalmente pensaba en mí (risas)”. A pesar de que el underground, el rock, la música y la
vida en general está llena de tipos plomizos y desagradables, Ted Leo es todo
lo contrario, el vecino de asiento de avión que saca un libro antes del
despegue y es capaz de interrumpir su lectura por una buena conversación y unos
zumos. “Creo que mi música puede estar
influenciada por mis gustos literarios. Quizá sobre todo por el realismo y el
naturalismo de autores como Dickens o Zola. Para los hispanoparlantes puede que
sorprenda pero me gusta desde hace mucho tiempo Roberto Bolaño, especialmente
por novelas como ‘2066’, que me parece una obra maestra moderna por su visión
global. Volviendo a la música, y a pesar de que hago canciones en el idioma del
punk-rock, intento no olvidar que formo parte de algo más global como es
precisamente eso, la música”. El disco que nos ocupa tiene rabia y también
elegancia, dos de las etiquetas que mejor le sientan a las canciones del
norteamericano, uno de los mejores equilibristas actuales de la gozosa línea
que separa a The Clash de The Jam. De hecho, uno de los mejores temas del álbum
suena bastante parecido a los de Woking. “La
canción ‘Woke Up Near Chelsea’ surge con un sueño que tuve. Estaba tocando un
enorme piano sobre el escenario y me despertaba en ese barrio londinense. No
suele ocurrir que sueñe con música y por tanto esa vez sí escribí la canción
sobre eso. Más en profundidad, es sobre la capacidad y tendencia que tenemos de
culpar de nuestros problemas a cualquier ente, persona o circunstancia ajena
cuando lo cierto es que estamos aquí, ahora y podemos hacer algo para
solucionarlos”. Pasaron por nuestro país hace no demasiado, y volverán no
muy tarde, ya que el movimiento es marca de la casa. “Me encanta España, tenemos muchos amigos allí. La última vez que
fuimos tocamos en Madrid, donde nunca lo habíamos hecho y fue muy divertido. A
veces desde fuera del continente se cuenta que el público europeo es muy
directo al tratar contigo, se hacen bromas sobre que puede venirte un tío en
Alemania a decirte (Ted imita el acento alemán) ‘sí, tu primer disco era bueno pero el último no lo es tanto’ a la
cara, pero tampoco nosotros como banda encontramos demasiadas diferencias de
uno a otro lado porque no tenemos una gran repercusión que haga que a nuestros
conciertos venga gente que realmente no desea estar allí. Somos muy afortunados
de formar parte de una red mundial aun tan underground
que se pueda sentir lo mismo toques dónde toques”. ¿Y qué hay de las
abejas? Están presentes en el disco, en la portada, en uno de los temas… Ted se
ríe e intenta explicarlo. “Las abejas
significan algo, no sé muy bien cómo definirlo pero tiene que ver con el título
del disco, la manera en cómo habitamos un mundo rodeados de arquitecturas a
veces gigantescas o de dimensiones desproporcionadas, mientras nosotros, más
pequeños que esas construcciones, llevamos algo natural y universal dentro”.
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