El que fuera guitarrista más dotado de su generación, cosa que demostró en un Lp, “The Stone Roses” (Silvertone, 89), en algunos singles, sobre todo en “Fools Gold 9.53”, y en multitud de directos; se descuelga con un disco de rock en el que da el salto como cantante, faceta prácticamente inédita en su carrera. “Supongo que me quedé sin cantantes. De pronto, después de The Stone Roses, The Seahorses y la banda después de The Seahorses (banda innominada tras la escapada de Simon Jones y Simon Tong, ambos ex The Verve, para formar The Shining) me era muy difícil establecer una relación de trabajo (atención que no dice “una relación artística”) con un cantante, especialmente con gente mucho más joven que yo”.
“Nunca hablaré mal de un miembro de Stone Roses porque sería como hablar mal de mí mismo”
Con cuarenta años recién cumplidos (el 24 de noviembre) la historia de John Squire parece la de un hipotético personaje de Woody Allen que no tiene otro remedio que bailar solo tras ser abandonado por todas sus parejas de baile. Quizás por ello se rodea de discretos músicos de estudio en “Time Changes Everything”. La leyenda (cierta) dice que Peter Hook (New Order) por fin fue capaz de entender los cambios de humor de Bernard Sumner tras estrenarse como cantante en Revenge, ¿entiende mejor ahora John Squire a los cantantes? “Aún no tengo toda la perspectiva porque he hecho muy pocos directos. Veo que es algo más físico, con más estrés... pero en el fondo nadie les obliga a ser cantantes, ellos lo hacen porque les gusta, no sólo cantar, sino también por la tensión”. Parte de esa tensión la provocan las letras, normalmente responsabilidad del propio cantante, pero que Squire ha escrito a lo largo de toda su carrera. “Creo que puedo ser más espontáneo ahora. Cuando escribes para otro, piensas en el otro en primer lugar. Además ahora puedo cambiar los textos a lo largo de la grabación sin tener que convencer a nadie”. Sería un buen momento para unas risas que no se producen. “El contenido también es diferente, ahora puedo ser más íntimo, porque es complicado pretender que otra persona cante algo que no ha vivido o que apenas entiende”. O sea que no es del todo cierto que se haya quedado sin cantantes: las letras serían diferentes si no las cantara él mismo. “Sí, sin duda”.En todo caso, “Time...” es un disco de rock con un cantante que se mira en el espejo del padre de todos los no-cantantes, Bob Dylan. A años luz de “las canciones a lo Roger Daltrey (The Who) que hacíamos con Simon Jones” y con un sonido muy americano.“Todo el mundo me lo dice en España, supongo que aquí no se aprecia que tengo un terrible acento del norte de Inglaterra, aunque creo que el rock es una forma de arte esencialmente americana, lo que no quiere decir que los ingleses no podamos usarla” (risas, por fin). Aquella mayor espontaneidad de la que hablábamos se traduce en unos textos llenos de referencias al pasado (“remember when we were heroes” dice en la sentida “I Need You”) lo que la prensa inglesa ha tomado como un intento de reconciliación con Ian Brown y el origen de una posible reunión de los Roses. “Si quisiera una reunificación sólo tendría que descolgar el teléfono. Creo que sería una pena que cualquiera de nosotros muriera sin haber tocado otra vez juntos, pero aún quedan muchos años, quizás diez o quince. Pero no tengo mucho respeto por las bandas que se reúnen para hacer una gira, llenarse los bolsillos y desaparecer. Estaría bien volver a ensayar, pero no actuar en directo. Quizás lo aceptaría si fuera un concierto gratuito”. Ha pasado mucho tiempo y sin duda todo es más fácil ahora ya que pese a las fuertes declaraciones de Ian Brown contra Squire cuando éste abandonó en 1996, el guitarrista nunca contestó. “Nunca hablaré mal de un miembro de The Stone Roses, porque sería como hablar mal de mi mismo”. Cierta nostalgia se apodera de su voz, que aumenta cuando se le recuerda que todos ellos han estado de acuerdo en seleccionar las canciones de un enésimo recopilatorio, “The Very Best Of The Stone Roses” (Silvertone, 02), para el que incluso Squire ha pintado la portada. “Nos dieron poder al solicitar nuestro permiso para incluir los temas de Geffen (es decir los del Lp “Second Coming”, Geffen, 95). A cambio, exigimos que nos pagaran todo lo que nos debían por el primer Lp. De algún modo, conseguimos vengarnos después de tanto tiempo. Además, en todos los recopilatorios anteriores ni siquiera se habían molestado en usar los masters originales, que para este disco han sido mejorados digitalmente (por el mismísimo John Leckie)”. Increíblemente, está promocionando gustosamente la citada compilación. Efectivamente, el tiempo lo cambia todo.
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