El ejército de las sombras
EntrevistasArcade Fire

El ejército de las sombras

Xavi Sánchez Pons — 03-03-2007
Fotografía — Archivo

Hace un par de años maravillaron al mundo con un disco, “The Funeral”, y en poco tiempo se convirtieron en el grupo de la vida de muchas personas. Lo tenían difícil, las expectativas eran altísimas, y lejos de fallar consiguen, con el apocalíptico “Neon Bible” (Sonobox/Universal), un álbum más maduro, personal, y al menos igual de bueno que su debut. Las segundas partes (a veces) son buenas.

Espejito, espejito…
El nuevo trabajo de Arcade Fire se abre con una canción, “Black Mirror”, que describe los poderes de un espejo negro capaz de maldecir al que lo mira. En una de las estrofas Win Butler (cantante, guitarrista y principal compositor de la banda) le pregunta “si sabe dónde caerán las bombas”. Poca broma. En el inicio de “Neon Bible” el grupo de Montreal deja las cosas claras: ya no les interesa casi nada todo lo relacionado con la angustia post-adolescente o los amores imposibles y se atreven con los problemas universales que azotan el planeta actualmente sin parecer pretenciosos. Dejan a un lado la agresividad a lo Pixies que presentaba su opera prima, y se decantan por una épica que lejos de ser empalagosa, es pura emoción, sentimiento y verdad. Abierto este nuevo camino, “Neon Bible” es, a pesar de la oscuridad, un disco más optimista (si es que eso se puede decir de alguna referencia de Ardade Fire). Respira algo de luz.

"Me gusta pensar que Arcade Fire hace eso con la música… conseguimos hacer algo ‘grande’"

“¿Crees que la hay? (risas), me comenta William Butler, guitarrista y percusionista de la banda de Montreal, que, junto a Richard Parry (guitarra, teclados…), me reciben en la habitación de un hotel de lujo de Londres desde la que se puede ver el Támesis. Le comento que sí veo esa luz en su nuevo disco. Que las canciones son más luminosas, que hay menos rabia… De todas formas, no se equivoquen ni me hagan mucho caso. La gran mayoría de los textos de “Neon Bible”, además de oscuros, son de un apocalíptico que asustan; todos vienen a decir que por mucho que hagamos, acabaremos tarde o temprano a dos metros bajo tierra.

"Es agotador mantener esa intensidad, la verdad. Pero a la vez es muy gratificante"

¿Son Arcade Fire un grupo de pesimistas crónicos? (Parry) “No creo que el disco refleje realmente cuáles son nuestros sentimientos ahora. Si fuéramos personas decadentes, oscuras y tristes de verdad, no haríamos un disco ni estaríamos en un grupo. Hay elementos de nosotros mismos en nuestra música, eso está claro, pero hay otros que no. Es como la literatura o cualquier obra de arte en la que reflejas cosas que no tienen nada que ver contigo. Hay que saber separar tu vida normal de la artística”. La forma que tienen los canadienses de contrarrestar la oscuridad de sus historias es con el uso de la emoción y la intensidad, dos elementos que llenan de vida unas canciones que hablan de todo lo contrario. Un factor (el de la intensidad) que si en disco es más que patente, en directo llega a unas cotas casi sobrehumanas. Todo el mundo que les haya visto sobre un escenario puede dar fe de ello. (Butler) “Es agotador mantener esa intensidad, la verdad. Pero a la vez es muy gratificante, y nunca te cansas de buscarla. Es duro, pero vale la pena”.

La música más triste del mundo
Si bien posee una personalidad bien definida, el segundo esfuerzo de Arcade Fire tiene varios referentes claros. En lo musical abandonan la epilepsia de los primeros Talking Heads y las maneras más pop de New Order, para seguir proclamando un amor infinito por el soul clásico y el Bowie más grandilocuente, el de “Hunky Dory” o “Ziggy Stardust”. Mientras que si echamos un vistazo al apartado lírico y al visual (vamos, a todo lo relacionado con el lanzamiento del disco, diseño de portada, web…), surgen dos nombres propios. En primer lugar el de John Kennedy Toole, autor de la obra que da nombre al nuevo disco de Arcade Fire, “La Biblia de Neón” (un pequeño clásico del american gothic sureño), y uno de los autores más malditos y torturados de la historia de la literatura norteamericana (muchos le conoceréis por “La conjura de lo necios”), que conoció la fama una vez muerto. (Butler) “El título del disco no es una coincidencia. Es una cita deliberada. No es un álbum acerca sólo de ese libro. Lo hemos tomado como una referencia más a la hora de componer y grabar el álbum. Por supuesto, nos encanta esa novela de John Kennedy Toole”. El otro nombre es el del director de cine canadiense Guy Maddin, un cineasta enamorado del cine mudo clásico responsable de una de las películas que, sin quererlo, más relación tiene con el mundo de Arcade Fire, “The Saddest Music In The World” (aún inédita en las pantallas españolas). Se trata de una historia ambientada en los tiempos de la gran depresión, donde una malvada magnate de una empresa cervecera organiza un concurso para encontrar la música más triste del mundo y así conseguir que la gente, al escucharla, beba más… Sin ir más lejos, todo el diseño de la página web donde se promociona “Neon Bible” ( HYPERLINK "http://www.neonbible.com" www.neonbible.com), le debe mucho a la obra de este Lars Von Trier de Winnipeg. Es tanta la afinidad que resulta extraño que sus caminos no se haya cruzado todavía. (Parry) “Tienes razón, ‘The Saddest Music In The World’ tiene mucho que ver con Arcade Fire y todo el diseño del lanzamiento de ‘Neon Bible’. De hecho, le conocemos en persona y hemos hablado de colaborar en el futuro de alguna forma. Aun no hay un proyecto claro pero es algo que nos encantaría hacer”. Como Maddin, los canadienses tienen un mundo muy bien delimitado, y han sabido crear un universo propio en tan sólo dos discos. Un universo en el que está todo tan claro, que parece estar sujeto a un control estricto. (Parry) “Igual pasa eso, no sé… Pero en principio creo que es fruto de la interacción de un grupo de gente que trabaja junta y que tiene unos intereses parecidos. Eso sí, cada uno tiene su propia personalidad en el grupo y puede proponer ideas nuevas para que sean valoradas por el resto. Pero desde luego no creo que hagamos normas para controlar qué se escapa y qué no de nuestro mundo…”.

El fantasma de la ópera
“Neon Bible” fue grabado en su mayor parte en una iglesia, en una pequeña abadía convertida en un improvisado estudio que Arcade Fire compraron con los beneficios de “The Funeral”. Y aunque tenían claro que lo iban a producir ellos, en un primer momento invitaron a Bob Johnston (legendario productor conocido por haber trabajado con Dylan, Leonard Cohen) a la grabación. (Parry) “Llegamos a estar en contacto con Bob Johnston, que produjo varios álbumes de Bob Dylan, lo conocimos y todo. Creemos que su trabajo es extraordinario. Vino unos días a vernos durante la grabación y nos enseñó algunas cosas, pero ya teníamos claro que no queríamos ningún productor”. (Butler) “La verdad es que tampoco lo necesitábamos. Hay mucha gente en la banda con conocimientos suficientes para enfrentarse a la producción sin correr riesgo alguno… Eso sí, si tuviera que escoger a un productor, elegiría a Brian Eno. Siempre he sido muy fan”. (Parry) “Sabemos cómo queremos sonar, qué tenemos que hacer y cómo lo podemos conseguir. Además, todos participamos de alguna forma en la grabación…”. De todas las ventajas relacionadas con el hecho de grabar en una iglesia (la acústica, la atmósfera…), una destaca especialmente en “Neon Bible”. Se trata del uso del órgano. Un órgano que en canciones como “Intervention” (verdadera cumbre del disco, un emocionante y épico himno antibelicista) tiene un poder conmovedor que deja sin respiración. (Butler) “La verdad es que ‘Intervention’ fue grabada en tres iglesias de Montreal. La iglesia en la que grabamos todo el disco no tenía órgano. Así que primero fuimos a otra más pequeña que había cerca para grabar el bajo y la batería de esa canción. Para conseguir un órgano, fuimos a una de las iglesias más grandes que hay en la ciudad, casi podría decir de ella que es una catedral, para

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