El cuaderno de viaje
EntrevistasCalexico

El cuaderno de viaje

Enrique Peñas — 02-12-2008
Fotografía — Archivo

Joey Burns y John Convertino han hecho de Calexico el grupo fronterizo por excelencia, con un sonido perfectamente reconocible del que sólo escaparon en su anterior disco. Ahora, en “Carried To Dust” (City Slang/Nuevos Medios), que hace el sexto en su trayectoria, vuelven al desierto, aunque en su viaje también pasen junto al mar o se detengan a ver caer la nieve sobre Moscú.

Durante la huelga de guionistas de Hollywood, un escritor emprende un viaje incierto que le llevará por Santa Ana, Tucca Valley, Chile, Argentina o Moscú. Ecos de John Fante o el poeta Norman Dubie. En la portada, un spray de Victor Gastelum en el que una mujer conduce a través de un túnel. “De repente sales a la luz, y ese contraste con la oscuridad hace que te deslumbres y que el ojo tarde un poco en acostumbrarse a las nuevas circunstancias”.

"Se va a seguir hablando de Sergio Leone, Ennio Morricone y el spaghetti-western, es inevitable"

Joey Burns explica así el desarrollo del sexto disco de Calexico, “Carried To Dust”, en el que la banda de Tucson regresa al sonido de sus primeros trabajos, sin desechar algunos de los hallazgos de “Garden Ruin”, su anterior álbum y el que menos se parece a su habitual manera de hacer. “Es difícil de decir, pero la verdad es que después de haber probado algunas cosas, nos apetecía volver a ese espíritu. ‘Garden Ruin’ es un disco distinto, no sólo en lo musical, sino también por las circunstancias políticas; en esta ocasión no sentíamos esa necesidad de posicionarnos contra la administración Bush, porque creo que estamos ante el fin de una época. No sé exactamente lo que pasará, pero hay una esperanza de cambio, y eso ya es importante”. En cualquier caso, algo queda de esa actitud, porque “House Of Valparaíso”, octavo tema del disco, es un homenaje a los jóvenes chilenos exiliados durante el régimen de Pinochet, pero también una metáfora sobre la actual situación en Guantánamo o Abu Ghraib. “De todas formas, si soy sincero, el hecho de recuperar ese sonido tiene mucho que ver con trabajar otra vez con Craig Schumacher como productor; las mezclas son fundamentales para el resultado final”. No es casualidad tampoco que aquí encontremos un tema llamado “El Gatillo”, que vuelve sobre los pasos sobre “Trigger”, uno de los cortes más característicos de “The Black Light”, aunque ahora sea una canción completamente distinta. Joey Burns y John Convertino, acompañados de la banda que completa Calexico desde hace unos años, vuelven a rodearse de un nutrido grupo de colaboradores: Sam Bean (Iron & Wine), Douglas McCombs (Tortoise), Pieta Brown, Michael Raphael, Amparo Sánchez (Amparanoia) y Jairo Zavala (Depedro), que co-escribe y pone la voz en “Víctor Jara’s Hands”, el tema con el que se abre este particular cuaderno de viaje. “La influencia de nuestra gira por varios países de América del Sur ha sido muy importante. En Chile mucha gente nos habló de la dictadura militar, de la represión y de las torturas, y por supuesto de la figura de Víctor Jara. Una de las grandes cosas que tiene estar en un grupo es la posibilidad de conocer gente, diferentes culturas, dejarte empapar por todo eso... Probar nuevos vinos, comer, hablar y también introducir algunos elementos en nuestra música antes de llegar al estudio. Para nosotros es algo natural, porque en realidad Calexico es una banda plurinacional. John, Jakob Valenzuela y yo vivimos en Tucson, pero Volker Zander y Martin Wenk están en Alemania, y Paul Niehaus en Nashville. Estamos acostumbrados a intercambiar experiencias, y por eso las giras son tan importantes para nosotros, porque suponen una oportunidad para poner en común muchas cosas”. Para grabar, eso sí, repiten en Wavelab, su segunda casa en Tucson. “Nos resulta muy cómodo, porque tenemos todo a mano y trabajamos a gusto, con Craig Schumacher y Nick Luca. Para nosotros no es sólo un estudio, sino un espacio más amplio, casi un sentimiento”. La pregunta, después de seis discos, está ahí: ¿Sería otro el sonido de Calexico si su base de operaciones estuviera en otro lugar que no fuera este punto de Arizona? “Puede que sí. Las ciudades y los espacios marcan mucho. Si hubiésemos escrito alguna canción en Madrid, seguro que sería distinta a las que hicimos pensando en Santiago de Chile y Valparaíso. A la hora de plantear este disco hemos estado muy cerca del mar, y creo que a veces también se nota, porque hay un cierto aire acuático en algunos temas”. En “Carried To Dust” hay, como siempre, aventuras y misterio, y también ese toque fronterizo que ya no tiene que ver únicamente con el sonido tex-mex y los mariachis, sino con un horizonte musical bastante más amplio. “Se va a seguir hablando de Sergio Leone, Ennio Morricone y el spaghetti-western, es inevitable. No nos molesta, pero es como cuando te asomas por una ventana: puedes mirar sólo lo que tienes justo delante o intentar ir más lejos”.

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