Se dice pronto, pero Buzzcocks cuentan ya con cuarenta años de carrera, aunque se tomaron un descanso en su momento. A quienes se considera los Ramones británicos se les respeta además de por sus discos, por sus directos. Ahora vuelven a España a presentar “The Way”, su nuevo álbum. Conversamos con Pete Shelley, un tipo amable y cercano que busca complicidad. Se despide con un “adiós amigo”, y a pesar de que no da grandes titulares, escucharle es siempre interesante.
Dentro de poco una nueva gira por España. ¿Qué esperáis de esta nueva cita?
Siempre somos bien recibidos, comemos bien, nos gusta el ambiente. Hemos hecho buenos amigos allí.
En esta ocasión la novedad es “The Way”. Supongo que la energía debe ser distinta cuando tienes el reto de defender nuevas canciones.
Es como un paseo por nuestra historia, y ahora incorporamos a “The Way”. Para grabar este nuevo disco, tocar viejas canciones era una buena terapia, lo usábamos como una plataforma de nuestras nuevas intenciones.
Sentir que sois una influencia para las nuevas generaciones de músicos os debe llenar de orgullo. Se os cita a menudo como referente.
La verdad es que sí, pero no por eso nos dormimos en los laureles, aunque cueste creerlo todavía intentamos evolucionar, nos encanta el cara a cara. Además, las connotaciones sociales marcan unas coordenadas que a veces pueden parecer especiales, y a pesar de la contradicción son sentimientos extraños. Cuesta pensar en que lo que haces es relevante.
Que, a estas alturas, en algunos medios se hable de “The Way” como de un nuevo “White Album” de The Beatles os debe resultar fascinante. Y más cuando siempre se ha hablado de vosotros como una banda que estaba más cerca en cuanto a concepto de Ramones o Sex Pistols.
Para nosotros es un gran cumplido, no te voy a negar que me gustara cuando lo leí, sin embargo no nos olvidamos de quienes somos y de dónde venimos. Es una sensación muy particular. Al final, simplemente es un álbum de Buzzcocks.
¿Qué pensáis sobre el funcionamiento de la industria musical en este momento?
La industria ha cambiado mucho, todo lo ha hecho. El concepto del punk-rock ahora casi ha desaparecido. Es más importante para un grupo colar una canción en un anuncio de televisión que remover conciencias con lo que escribe. Después hay otro tema: ¿Quién vende discos?, ¿Existe un estimulo real en ese sentido?
Entonces es complicado pensar que pueda haber generaciones futuras que, de algún modo, provoquen lo que vosotros con la irrupción del punk en los setenta o por ejemplo lo que consiguió todo el movimiento alternativo en los noventas.
La gente está frustrada, pero en vez de buscar alternativas o soluciones para canalizar esa rabia, se acomoda. Los grandes imperios musicales siguen en su posición de privilegio como si ese cuento no fuera con ellos, y como decía antes, la televisión está inundada por la estupidez. Dudo que haya más revoluciones como aquellas.
Alguien que sí se ha manejado muy bien con la industria es Dave Grohl. ¿Cuándo girasteis con Nirvana sospechabais de su capacidad para generar tanto a su alrededor?
Ciertamente no. No lo pensamos en ningún momento. Aquella fue su última gira, y nosotros entonces solo pensábamos en permanecer vivos. Era una curiosa paradoja, ellos jóvenes pero autodestructivos, nosotros más viejos pero con la idea de mantenernos en pie.
Para acabar, ¿tienes ese gusanillo por descubrir nueva música o prefieres centrarte en lo que ya conoces?
El problema ahora es que como todo está gratis en Internet, no tienes ese mismo interés porque es más fácil, no hay que buscar como antes y como tampoco hay dinero para hacer grandes discos todo se ha vuelto aburrido, no hay alma. Y eso me mata: tener que ir a parar al jodido iTunes. Falta excitación, la cultura pop se ha convertido en nada.
Buzzcocks actuarán en Barcelona (24 marzo, Budweiser Live Circuit), Madrid (26 marzo, But, Budweiser Live Circuit), Santander (27 marzo, Escenario Santander) y Donostia (28 marzo, Intxaurrondo KE).
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