“El álbum nace como una esperanza de futuro por algo distinto. En cierta manera fue algo positivo tener que mirar alrededor y atrapar lo bueno y lo malo, lo que quería que siguiera en mi vida y lo que quería descartar. El disco supone el fin de un ciclo que comenzó hace muchos años con Tindersticks, el fin de una forma de escribir y de hacer música”. Ese propósito se traduce en un disco perfecto para perder la mirada en el infinito: atmosférico, melancólico, reflexivo, de orquestación suntuosa y determinado enormemente por su condición de barítono maltratado por el bourbon. “Hubo un tiempo en que me sentí atrapado en mi propio registro. Ahora está superado, he visto una pequeña luz al final del disco”. Para perpetrarlo se ha rodeado de antiguos compañeros de faena como Neil Fraser (guitarra) o David Boulter (piano/órgano) además de incorporar nuevos talentos. “Me ayudaron mucho Terry Edwards en los arreglos del bajo, Lucy Wilkins en las cuerdas y Thomas Belhom (Calexico) en la batería. Gina Foster, cuya voz oí mientras escribía los temas del disco, se vino y aportó más de lo que nunca hubiera esperado. Para los dos dúos contacté con Lhasa de Sela que se vino a Londres para cantar ‘That Leaving Feeling’ y Maria Mckee (ex-líder de Lone Justice) en ‘This Road Is Long” desde Los Ángeles”.
"El álbum nace como una esperanza de futuro por algo distinto"
Nashville, cuna del country y lugar de afincamiento de su homólogo americano, Mark Nevers (Lambchop), se dibujó como el enclave perfecto para la grabación. La elección no fue fruto de la casualidad. “El country ya se intuía en algunas composiciones de los Tindersticks y se refuerza sobremanera en ‘Leaving Songs’ en temas como ‘This Old Town’ o ‘That Old Felling’. Ya había trabajado con Mark en el año 2000 y me animó a que volviéramos a colaborar”. El resultado son diez canciones con estructuras abiertas fuera del modelo clásico estrofa-estribillo-estrofa, que suponen un paso adelante en la experimentación además de confirmar el estado de libertad del que ahora goza Stuart para componer. “A la hora de crear, busco espacios desconocidos. Hay un momento en tu vida en el que o buscas un cambio o te quedas como estás para siempre. Ya no tengo que enseñarle las canciones a nadie, no escribo canciones para que gusten ni intento dirigirlas a ningún público. Yo busco que mis canciones me emocionen a mi”.
En cuanto al sambenito de Leonard Cohen o Nick Cave que algunos le cuelgan, “intento que el exterior no interfiera en mi trabajo. Gente como Bob Dylan, Nick Cave o Leonard Cohen son influencias que están ahí y tienen un lenguaje único y personal. Yo también tengo el mío. En mi caso se trata de capturar en canciones todos los momentos de emoción que se puedan dar en mi vida”. Staples reconoce que las fuentes de inspiración que le movieron a empezar tocan todos los palos -antes de convertirse en estrellona, trabajaba en una tienda de discos-. “Desde que era un niño me ha fascinado la música pop, pero lo que realmente me inspiró en el principio fue la explosión de grupos ingleses del 1978. Tenía sólo trece años y fue una forma de coger la guitarra y decir, yo puedo hacerlo mejor que ellos. Bandas como Joy Division o The Velvet Underground fueron realmente inspiradoras. Todavía escucho ‘Closer’ de vez en cuando”.
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