El bello verano
EntrevistasDotore

El bello verano

Luis J. Menéndez — 05-10-2010
Fotografía — Archivo

De puntillas, sin apenas llamar la atención, el donostiarra Pablo Martínez, Dotore, entrega “Los veranos y los días”, segundo trabajo de su trayectoria y uno de esos discos de pop emocional llamados a resistir el paso del tiempo a colocar en nuestra discoteca particular junto a los mejores Le Mans o Vainica Doble

En pleno intercambio de mails para concretar cuándo y cómo tendrá lugar la entrevista, Pablo Martínez rompe con el cariz protocolario de la conversación: “Leí en tu blog que ‘Los veranos y los días’ era candidato a sustituir al ‘Nº 2’ de JJ. Me hizo mucha ilusión porque aunque creo que no tiene absolutamente nada que ver con lo que yo hago, ese disco fue sin duda uno de los pocos que me atrapó y obsesionó el año pasado. Curioso ¿no?”. No tanto. Como diría el filósofo, “lo nuestro es una cuestión de feeling”. No parece difícil encontrarle el vínculo a dos discos bien distintos entre sí que, sin embargo, laten al unísono. Ambos sufren de un soplo en el corazón, de un flujo sanguíneo turbulento provocado por el mal de amores. “Este disco refleja la ascensión y caída de dos relaciones diferentes en los últimos tres años, por eso hay momentos muy optimistas y otros que no lo son no tanto. Ahora mismo no estoy con nadie así que todavía no hay mucho material para el próximo disco (risas). Caída y auge de dos amores que tienen en el tiempo estival un “rohmeriano” escenario para este diario íntimo compuesto por doce viñetas. En realidad, apenas un par de líneas bastan para sintetizar el segundo trabajo de Dotore: “El verano ha llegado/y sabes que te sienta bien”. “Es cierto, no considero el verano el tema central del disco sino su escenario. Cuando empecé a escribir nuevas canciones necesitaba algo más cálido, como quien necesita irse de vacaciones a un lugar con buen tiempo después de meses de frío en su ciudad. Con las primeras canciones no fue premeditado pero enseguida me di cuenta de que el escenario que describía de forma inconsciente era el verano y así fue como se convirtió enseguida en hilo conductor”.
“Demonios del otro lado del océano”
fue un debut esperanzador, que convertía a Dotore en la respuesta ibérica a una sensibilidad folk-pop que llega desde el norte de Europa y entronca con la tradición anglosajona. “Me alegro de que te parezca contemporáneo. Me gusta lo que hace gente como Kings Of Convenience o Jose Gonzalez, pero la verdad es que no son mi referencia en absoluto. Sin embargo es probable que los tres tengamos en común la devoción por Nick Drake, Tim Hardin o Judee Sill”. Mucho más maduro y ambicioso, Pablo recluta a Iñaki Irisarri (Café Teatro), Havard Enstad (“un pianista y chelista noruego que es tan bueno que cuando empezamos a tocar me sentía ridículo limitándole a los arreglos sencillos que tenía en la cabeza”) y hasta a un Arvo Pärt enlatado (“soy muy fan. Para ‘Mejor que antes’ me imaginaba un final épico; es casi el final del disco y quería algo intenso antes de que llegase la calma con la última guitarra, unos coros que fuesen subiendo en intensidad. Así que mi primera opción fue Arvo Pärt”) para completar un segundo paso que en realidad es un salto de gigante. Y lo hace desde una absoluta economía de medios, con una tirada inicial irrisoria y a partir de un planteamiento lírico y musical minimalista. Pongamos por ejemplo,”La mañana”, arpegio de guitarra circular sobre el que se suceden con una simplicidad asombrosa una serie de imágenes que representan ese momento en que despiertas y te sorprendes de tener a tu lado a la persona de la que estás enamorado. “Es una canción muy especial para mí y una excepción en la manera que habitualmente tengo de hacer música. La escribí en diez minutos, música y letra. Acababa de despedirme de mi novia de entonces, cogí la guitarra, me vino la letra a medida que iba cerrando la canción y supe al instante que había hecho una de las mejores canciones que haría nunca. Normalmente puedo estar meses dándole vueltas a la composición de las canciones, escribiendo las letras, volviendo sobre ellas o incluso rehaciéndolas completamente. Puede parecer que las letras son sencillas pero te puedo asegurar que les doy mucha importancia y estoy obsesionado con mantener la simplicidad y la esencia tanto en las palabras como en los arreglos. También hay mucho de terapéutico para mí en la forma que tengo de tocar la guitarra y esas canciones. Aunque sea inconscientemente, busco arpegiados rápidos y repetitivos que puedo llegar a tocar durante horas en bucle y que me permiten no tener que pensar en nada durante un rato. Respecto a mis referencias literarias son muchas. Desde el título del disco, ‘Los veranos y los días’, que está inspirado en ‘Los placeres y los días’ de Marcel Proust, a la poesía española contemporánea de García Montero o Luís Muñoz o la estética oriental en general, cosas como el ‘Kokin Wakashu’ japonés”. Unos textos en los que “desnudos las cosas tienen sentido”, “la chica siente el beso de la brisa” y “no hay nada mejor que el sexo por la mañana”. ¿Sabes que, por momentos, “Los veranos y los días” resulta radiantemente sexy? “Pues a decir verdad es algo de lo que no había sido consciente hasta ahora, pero me agrada la idea de que pueda verse como un disco erótico o sexy. Lo que me frustra bastante es que la gente lo perciba como un disco melancólico porque yo no lo veo así en absoluto. Este disco ha coincidido con una época feliz de mi vida y a mí al menos me transmite sensaciones agradables, sin duda con un poso de melancolía, pero creo que las imágenes positivas se repiten a lo largo de todo el disco. Una amiga mía dice que hay un estado de ánimo de felicidad-melancolía en el que siempre le apetece ponerse mis discos. Creo que esa descripción encaja mejor con la idea que yo tengo de mis canciones”.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

El bello verano
EntrevistasThe Drums

El bello verano

Enrique Peñas — 18-03-2010
Fotografía — Archivo

Desde Brooklyn, aunque el grupo nació en Florida, llega el penúltimo descubrimiento de la escena neoyorquina, The Drums. Cuatro chavales que con sólo los siete temas de “Summertime!” ya han provocado un revuelo considerable, con canciones de aires nueva oleros, matices clásicos y melodías soleadas, aunque también advierten que no todo es tan veraniego como parece.

La historia es más o menos conocida: dos amigos que se conocen en un campamento de verano y tiempo después se reencuentran, un grupo que afronta sus primeros pasos da con la tecla correcta en unas cuantas canciones, derrocha frescura y desparpajo, su nombre empieza a circular por blogs y páginas de Internet y cuentan con el apoyo de Kitsuné que les incluye en uno de sus populares recopilatorios, los chavales en cuestión se establecen en Nueva York y, de la noche a la mañana, se convierten en la penúltima sensación del pop que llega del otro lado del Atlántico, todo ello aderezado con las comparaciones de turno (la más recurrente, por supuesto, es la de Vampire Weekend, aunque sea más coyuntural que otra cosa). Y aunque el relato no difiera demasiado al de tantos otros, he aquí que con The Drums hay razones para pensar que van a ir más allá del hype. “Todo ha pasado muy rápido, es verdad. Hace poco más de un año estábamos en Florida y no nos podíamos imaginar que la bola crecería tanto. Teníamos algunas canciones, que unos meses después fueron bastantes más, unas treinta, y entonces decidimos movernos a Nueva York. Sería estúpido decir que no estamos contentos y entusiasmados, pero a veces también hemos sentido algo parecido al vértigo, aunque ahora en realidad estamos demasiado ocupados: no tenemos mucho tiempo para pensar en ello”. Quien contesta es Jonathan Pierce (voz), fundador de la banda junto a Jacob Graham (bajo) -luego se sumarían Adam Kessler (guitarra) y Connor Hanwick (batería)-. Él mismo explica que dieron su primer concierto en mayo del pasado año, iniciando una nueva etapa en una trayectoria que se mueve a toda velocidad, con una popularidad en constante progresión, hasta publicar “Summertime!”, que sirve como excelente carta de presentación, alcanzando un resultado final que por momentos parece un cruce imposible entre los grupos de Sarah y los de Factory Records. “Algunas de las canciones que escribimos en Florida tenían en común cierto espíritu veraniego, así que decidimos reunirlas en este disco. Supongo que el hecho de estar allí, al lado de la playa y en unos días tan calurosos, ha tenido mucho que ver en ese sonido, porque en realidad hay temas que no son tan alegres como podría parecer, sino que hay incluso una cierta tristeza, pero sin embargo la sensación es de buen rollo”.El mejor ejemplo es “Let’s Go Surfing”, que además se ha convertido en el primer gran hit de la banda, amparándose en un sonido que remite a los años cincuenta y sesenta, a medio camino entre Buddy Holly y The Beach Boys, y sobre todo con la paradoja de que ninguno de los integrantes de The Drums ha practicado surf más allá de su imaginación. “Ahora nos resulta divertido, pero en su momento tuvimos muchas dudas, porque no sabíamos si meter o no la palabra surf, no sabíamos si conectaría con la gente. Pero en realidad es un tema que habla de la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, de toda la sensación de alegría y el espíritu de cambio que se percibía en Estados Unidos. No somos para nada una banda política, sino que se trataba de reflejar un momento, y al hacerlo, de alguna forma, surgió esa conexión de ideas”. La reválida se presentará con su debut en largo, que ya está prácticamente preparado y para el que Jonathan Pierce advierte que no todo será tan luminoso como en este EP. “El disco en realidad está acabado, a falta de las mezclas y algún detalle. Escribimos las canciones casi a la vez que las de “Summertime!”, pero no irán únicamente en esta línea. No queremos que la gente nos identifique sólo como un grupo de palmas y silbidos, así que este disco será más personal, puede que un poco más oscuro e incluso más serio e introspectivo, mostrando distintas caras de nosotros mismos. Sé que hay gente que está un poco confundida y cree que somos una banda de surf, pero es porque sólo se han quedado en un tema; es el único en el que aparece el término ‘surf’, y fíjate la que se ha liado. De todas formas, creo que con el disco se aclararán las cosas. Lo que tenemos claro es que queremos hacer es pop, y eso es lo importante para nosotros. Es lo que nos obsesiona: escribir la canción perfecta”. La próxima cita para comprobarlo -al margen de su presencia en el Primavera Sound- llegará en abril, cuando se publicará el primer single (“Best Friend”) de su debut en largo, que se espera para junio. Será el momento de confirmar las buenas sensaciones que deja este soleado aperitivo.

Un comentario
  1. Phnanmeeol breakdown of the topic, you should write for me too!

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.