El disco suena relajado, optimista, fluido.
Lo grabé casi todo antes de la pandemia. Solo hay una canción que se grabó después. Así que era fácil sentirse optimista (risas). Por eso pensé que sería agradable que la gente lo escuche ahora, y se evada un poco de sus problemas.
De hecho, eso es lo que expresabas ya con el primer avance, “Baby, Let’s Make It Real”, una canción destinada a hacer que quien la escuche desconecte de esta situación, incluso aunque sea escuchándola varias veces seguidas. ¿Crees que la música puede ser algo esencial para sobrevivir anímicamente a estos tiempos?
No sé si esencial, pero sí creo que puede ayudar un poco.
¿Y cómo llevas tú esta situación, al menos por lo que respecta al hecho de no poder tocar en directo?
Ese es el peor aspecto de todo esto, el no poder salir a tocar. Todos nos morimos de ganas por hacerlo, tan pronto como podamos. Por otro lado, para mí ha sido más fácil vivir en un mundo confinado que para la mayoría de la gente. Al final no me ha supuesto una gran diferencia. Supongo que soy bastante solitario, salgo poco. Pero incluso para alguien como yo es una experiencia extrema. Se hace raro.
"Hacer canciones complejas puede ser difícil hasta cierto punto, pero creo que es más difícil hacer algo simple que sea convincente y que te suponga un desafío a la vez".
El disco es bastante austero. Tu voz, guitarra, batería, algunos escuetos arreglos de cuerda… Supongo que los has producido tú mismo, a diferencia de “The Deconstruction” (18), en el que contaste con Mickey Petralia.
Sí. Lo he producido yo mismo. Me interesaba escribir canciones que pudieran proceder de cualquier época, que no pudieras asociar a ninguna en concreto.
¿Dirías que has depurado tu estilo con el paso de los años, haciendo que tus canciones sean cada vez más sencillas, tanto lírica como musicalmente? ¿Crees que es más complicado hacer una buena canción sencilla que una buena canción compleja, de la misma forma en que a veces para un actor es más complicado hacer reír que hacer llorar?
Sí, creo que es una buena analogía. Hacer canciones complejas puede ser difícil hasta cierto punto, pero creo que es más difícil hacer algo simple que sea convincente y que te suponga un desafío a la vez. Siempre he admirado esa capacidad. Cuando era más joven, mis canciones eran más largas. Y según me voy haciendo mayor, he aprendido a ser más económico, a llegar antes al punto al que quiero llegar, de una forma que sea más efectiva para el oyente.
¿Cómo sueles trabajar? ¿Te resulta fácil escribir canciones? ¿Te obligas a ti mismo a entregar un disco cada dos o tres años, incluso afrontándolo como si fuera un trabajo de nueve a cinco, o es todo mucho más fluido?
Ocurre de dos formas distintas. Hay veces en que es como dices, que te sientas a las diez de la mañana para intentar escribir una canción, y hay otras veces en las que estás haciendo cualquier otra cosa, y de repente te llega la inspiración y tienes que abandonar esa actividad para centrarte en escribir. Y ambos suelen dar buenos resultados. Depende de lo que ocurra. pero ambos son fructíferos.
Este me parece uno de tus discos más plácidos, aunque siempre hay alguna sombra. En “Who You Say You Are”, que parece casi una canción de amor, al mismo tiempo muestras cierta desconfianza hacia la persona a la que dices estimar. Suponiendo que hables de ti mismo, claro.
Sí, decidí que era hora de escribir una canción sobre tener cuidado acerca de quién escribo una canción.
Vaya, algo así como una metacanción. ¿Eso sería aplicable a cualquier persona que te rodea, o va dirigida a alguien en particular?
En mi mente iba dirigida a alguien en particular, desde mi propia experiencia, pero luego pensé que mucha gente la podría utilizar a modo de analogía, como la clásica canción que escribes para alguien que no la merece. Puede significar alguien que no merece mi tiempo ni mi devoción.
En “Off Unsent Letters” tratas un tema recurrente en la música pop: las cartas que a veces escribimos, o nos vemos tentados a escribir, y nunca enviamos a su destinatario. ¿Te has visto en esa situación? ¿Has sentido que te quedaste con la asignatura pendiente de decirle algo a alguien antes de que fuera demasiado tarde?
Sí, creo que todos lamentamos de vez en cuando eso. Todos podríamos haberlo hecho mejor a la hora de decirle a la gente lo que sentimos por ellos.
"Nunca me planteé escribir un libro sobre mi vida, no tenía ninguna perspectiva. Un amigo mío insistía mucho en que lo hiciera, aunque a mí me parecía una locura, pero él me decía que podría aprender mucho acerca de mí mismo al escribirlo".
La letra de “OK”, la última canción del álbum, dice algo tan duro como: “Hubo veces en que pensé que no vería el amanecer”. ¿Es escribir canciones una actividad terapéutica para ti?
Seguro. Y creo que esa canción lo que expresa es que ya puedes estar en el periodo más oscuro de tu vida, cuando crees que es el final, y aparece un amigo que te convence de que no es el final, que te vas a recuperar. Y ese es un mensaje importante, porque suele ocurrir así muy a menudo. Llega alguien y te hace ver las cosas desde una perspectiva distinta. Y remontas.
Hace que años que publicaste “Cosas que los nietos deberían saber” (07), tu autobiografía, que tuvo una repercusión inesperada. ¿No te dio apuro mostrar tu intimidad de una forma tan descarnada?
Nunca me planteé escribir un libro sobre mi vida, no tenía ninguna perspectiva. Un amigo mío insistía mucho en que lo hiciera, aunque a mí me parecía una locura, pero él me decía que podría aprender mucho acerca de mí mismo al escribirlo. Así que aproveché que tenía algo de tiempo y pensé, “vamos a probar”. Me pasé un año escribiéndolo, y no fue hasta que terminé y lo leí completo, que me di cuenta de que estaba bien.
¿Esperabas que tanta gente lo leyera?
No, no tenía ninguna expectativa. No tenía un contrato ni nada por el estilo. No pensaba que nadie quisiera leerlo, que nadie quisiera publicarlo, y acabó siendo una experiencia muy bonita.
¿Has estado tentado de escribir algo más?
Sí, el editor del libro quería que escribiera otro. Es algo que me gustaría hacer, pero hay un gran problema: en los diez o doce años que han pasado desde entonces, han ocurrido cosas bastante locas en mi vida, escribir sobre ello podría ser entretenido para el lector, es un material que podría hacerle pensar, pero toda la gente sobre la que escribiría está aún viva (risas). Con casi toda la gente de mi libro ese problema no existía, me pude salir con la mía porque casi todos estaban ya muertos. Podía decir lo que quisiera sin herir los sentimientos de nadie. Pero eso no puedo hacerlo con un segundo libro. Así que tendrá que esperar.
Siempre me ha parecido que la de Eels es una carrera muy consistente. Y quizá por eso, también me resultaría complicado decir cuál es tu obra maestra, tu mejor disco, o cuál puede ser el que recomendaría a alguien que nunca os haya escuchado. ¿Hay alguno del que te sientas más orgulloso? Y no me digas que es el último.
Estoy orgulloso de todos, de formas distintas. Si tuviera que escoger al que mejor ha envejecido, puede que fuera “Electro-Shock Blues” (98). Igual otro día te diría “Souljacker” (01). Depende del día. Pero la verdad es que no los escucho muy a menudo. Puede que “Electroshock Blues” (98) sea el mejor.
En 2006 editaste la recopilación “Meet the Eels. Essential Eels Vol. 1 (1996-2006)”. Al llamarse volumen uno, y haber pasado el tiempo que ha pasado, entiendo que habrá un segundo volumen, ¿no?
Sí, estamos trabajando en ello.
¿Para el próximo año?
Esperemos que sí.
¿Escuchas música actual?
Sí, hay mucho material nuevo que me gusta, muchos músicos jóvenes que valen la pena. Me gustan Dirty Projectors, Father John Misty, Billie Eilish…
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