Ed Harcourt es una persona acostumbrada a los elogios. Su música, pasional, emotiva y envolvente ha cautivado a la prensa inglesa, de donde es originario, y de forma muy especial a los medios escandinavos, frente a los que goza de un estatus que todavía no ha alcanzado en estas latitudes. Ahora Harcourt nos presenta su tercer trabajo, “Strangers”, un disco que tiene más en común con su primer álbum ("Here By Monsters") que con su excelente segundo trabajo ("From Every Sphere", un álbum decididamente más retorcido, oscuro, variado y también atmosférico, que en su día provocó que se le emparentase con un visionario de la talla de Mark Linkous de Sparklehorse, pero también con Tom Waits, algo que me parece tan exagerado como inexacto). Sin embargo, Ed Harcourt también compone con su piano, instrumento del que consigue extraer melodías envolventes, ensoñadoras y definitivamente hermosas. En este disco, las canciones han gozado, eso sí, de un mayor componente romántico, puesto que el amor ha estado muy presente durante su gestación y elaboración. Un sentimiento que parece inagotable como fuente de inspiración. “Siempre habrá personas que escriban sobre el amor. Es algo de lo que no puedes escapar. Una emoción que todo el mundo siente, además yo soy un romántico incurable. Me es muy difícil dejar de escribir sobre ello, aunque prefiero hacerlo de una manera distinta, no sólo cantando ´Ooooh, estoy enamoradoooo, estoy tan feliiiiiiz´”. De acuerdo, eso sería demasiado simple y estúpido para alguien que, cómo él, aspira a ser una artista diferente y por tanto único. Porque Harcourt es un autor con personalidad propia que, si por algo ha destacado hasta la fecha, no ha sido por su simpleza.
"Yo únicamente quiero dedicarme a escribir las mejores canciones posibles" |
Aunque no deja de ser curioso que “Strangers” sea precisamente el disco más asequible de su carrera… “Es el más enfocado”, me corrige él. Sí es la obra en la que sus canciones tienen más peso por si solas que el conjunto y en el que podemos diferenciar dos partes diferenciadas. Una primera mitad con temas más inflamados y podríamos decir que más comerciales (como “The Storm Is Coming”, “Born In The Seventies” o “Strangers”) y una segunda mitad con canciones más íntimas y acústicas (“The Trapdoor”, “The Music Box” o “Kids”). “Eso es así porque quería empezar el disco con dos canciones felices y con efecto inmediato, de esas que te pegan al instante. Pero luego te vas adentrando en el álbum y, poco a poco, llegas a su corazón, allí donde las canciones son más profundas y no tan inmediatas. Creo que entonces cuesta entrar más en él y eso era algo que quería conseguir”. Es en ese mismo instante cuando nuestro artista renuncia a hacer de éste su álbum definitivo en cuanto a ventas se refiere. Su “Gold” particular. Un disco en el que todas las canciones sean igual de inmediatas y que mantengan la pegada bien alta en todo momento. Capacidad no le falta, aunque quizás él mismo piense que no ha llegado el momento de alcanzar la fama. “No sé, quizás algún día, pero todavía no he tenido ese temazo, ese hit que lo provoque. Tal vez pasará, pero no estoy seguro y tampoco me preocupa demasiado”. Un hecho que no le ha impedido girar con bandas consagradas como R.E.M. o Wilco. “Los primeros son gente muy divertida y Wilco es uno de mis grupos favoritos. Nos divertimos mucho y estoy contento de que me hayan invitado". Seguro que esas actuaciones le habrán servido para ganar nuevos adeptos con una propuesta que no anda falta de inspiración y que, para este álbum, alcanzaba la cifra de más de trescientas canciones. “Es verdad que tengo muchas canciones compuestas y que, a veces, vuelvo a por ellas en mi catálogo, pero para este disco apenas lo hice. Quería que fuera una muestra de mi estado actual, de dónde está mi cabeza en estos momentos, así que sólo usé canciones compuestas durante los últimos seis meses". Esa sorprendente capacidad para escribir no hace más que agrandar su aura de niño prodigio, con un talento que se adivina, pero que todavía no le ha llevado a superar al trono mundial de los eternos aspirantes a grandes cantautores modernos, como Damien Rice, Benjamin Biolay o Rufus Wainwright, con quienes dice no sentirse nada identificado. “Yo únicamente quiero dedicarme a escribir las mejores canciones posibles, así que supongo que este disco está más centrado en las canciones que el anterior, en el que me pareció más importante generar una atmósfera, crear ambiente con efectos y todo eso. No me concentré tanto en las canciones en la manera en que lo he hecho en esta ocasión, haciendo arreglos, concentrándome en las letras y asegurándome de que el resultado sería simple y eficaz".
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