Dúo de amor bizarro
EntrevistasCrystal Castles

Dúo de amor bizarro

Luis J. Menéndez — 20-08-2008
Fotografía — Archivo

Si hubieran nacido en medio de la oleada electroclash, los de Toronto probablemente se hubieran comido los mocos en vez del mundo. El electropunk de videoconsola del dúo celebra la oportunidad de su “Crystal Castles” (Lies/Pias), y triunfa con historias sobre tipos disecados por una ex novia furiosa o madres que ahogan a sus hijos como muestra de amor.

A costa de destrozar récords, Alice Glass y Ethan Kath se han convertido en la gran esperanza olímpica de la temporada 2007-2008. Entre sus plusmarcas se encuentra reeditar el milagro MySpace -por el cual han pasado de colgar sus canciones en el espacio de marras a convertirse en gancho de festivales-, vender unos miles de discos en un momento en que sus compañeros de viaje apenas llegan a los cien y poner de acuerdo a prensa de todo el mundo en que su actitud es soberbia y caprichosa, de estrellona imberbe... Vamos, que a Crystal Castles les hemos puesto la cruz, con todo lo que eso tiene de bueno y malo. Ethan Kath está al otro lado del teléfono en medio de una exitosa gira por Gran Bretaña, y tras marearme un rato y echarle emoción al asunto -“que me pongo, que no me pongo…”- se somete al tercer grado de mala gana y profundamente molesto por el eco que sale de su auricular. “La historia del grupo es la siguiente: yo tocaba la guitarra en una banda heavy metal, algo así como Iggy & The Stooges mezclado con Iron Maiden y Alice el bajo en una banda de noise-punk. No estaba por la labor de seguir con aquello y hacia 2004 empecé a tirar del sampler y producir mis propios sonidos. Por aquella época vi a Alice sobre un escenario y me encantó el rollo que llevaba, así que le propuse meter voces en mis canciones. Llegué a estar un tiempo desaparecido, encerrado con mi música. La gente de mi banda me preguntaba ‘qué pasa tío, ¿te has muerto o qué?’, así que colgué unas canciones en Internet en plan ‘mira, no estoy muerto, esto es lo que estoy haciendo ahora’. Hasta que me contactó un sello inglés para sacar aquellas canciones -el siete pulgadas “Alice Practice”, (Merok Records, 06)-. Yo les dije ‘publicadlo si queréis, pero las quinientas copias se van a quedar criando polvo en el almacén por el resto de vuestras vidas…”. Sin embargo se vendieron en tres días. Desde entonces no hemos parado de girar”.

Su voz suena fría, impersonal, carente de vida. Tal vez como consecuencia del incordiante retorno del teléfono, lanza una frase y frena en seco por unos segundos hasta acometer la siguiente, lo que le da a su discurso un aire robótico entre divertido y patético, similar al de sus canciones. Un espíritu que conecta con la tradición del punk electrónico que va de Fad Gadget a Kid 606 con Alec Empire de por medio, y que me sirve de excusa para pedirle opinión sobre algunos de estos grupos. “No hablo de otras bandas”. En este caso se trata más bien de bandas clásicas, cercanas a vuestra música. “¿Cómo por ejemplo?”. Como por ejemplo Atari Teenage Riot. “Hmmm. No sé… ¿Samplean guitarras”. ¿Cómo? “¿Has escuchado nuestro disco?”. Sí, claro. “¿Y qué tienen que ver canciones como ‘Untrust Us’, ‘Crimewave’ y ‘Magic Spells’ con ATR?”. Bueno, al margen de que vosotros estáis totalmente al margen de la cuestión ideológica, desde mi punto de vista tanto unos como otros sois un claro ejemplo de cómo construir canciones punk con maquinitas. “También Kraftwerk y New Order”. Bueno, yo no calificaría su sonido de punk. No les encuentro la agresividad que sí veo en vosotros. “¿Sabes que el tío que hacía música para ATR era Alec Empire? Lo que era capaz de crear con un sampler era increíble”.

Llegados a este punto no sé si me está tomando el pelo o habitamos dimensiones paralelas… Un par de diálogos surrealistas más tarde, la breve entrevista termina con un leve concesión a hablar de sí mismos. “Mis canciones son oscuras y extrañas, pero no es deliberado. Nada lo es en Crystal Castles”. Vale, pero ahora estáis dentro del negocio y se os supone cierta capacidad de autoanálisis. “Lo único que te puedo decir es que estas canciones las hicimos en una habitación hace cuatro años cuando a nadie le importábamos una mierda, ni a nosotros nos importaba lo que pensara otra gente de ello”. Bien, entonces hablemos del siguiente paso ahora que ya habéis salido del agujero y el mundo os adora... ¿Ya se sabe cómo será el segundo disco? “Sí, yo sé totalmente cómo va a ser”. ¿Y podrías contármelo? “No, no se lo voy a contar a nadie”. Yo lo imagino primitivo y oscuro, una oda a la incomunicación.

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