Dulce gafapasta
EntrevistasRussian Red

Dulce gafapasta

Redacción — 18-06-2008
Fotografía — Archivo

Se ha armado muy gorda en Madrid con el advenimiento de Russian Red. Después de cada concierto soberbio de Lourdes Hernández, ahí están los presuntos generadores de opinión haciendo cola para acercarse a ella, entrevistarla, fotografiarla o disfrutar del magnetismo personal de una chavala de veintidós años que sobre todo, tiene pinta de estrella recién nacida, y Madrid necesita “I Love Your Glasses” (Eureka/Pias).

Russian Red es el nom de guerre del proyecto folk-pop capitaneado por Lourdes Hernández, que tiene dos vertientes: La primera es un directo subyugador, tanto en solitario como acompañada de actuales y antiguos amigos como Brian Hunt (Half Foot Outside); y la segunda es “I Love Your Glasses”, un álbum producido por Fernando Vacas (Prin’ La La/Flow) con el que han aparecido las primeras disidencias al fenómeno, al no haber capturado del todo bien la fuerza sutil de sus directos. Pero no es una debacle, es algo lógico.

"En muchas canciones sí que hay ese rollo de mujer triste abandonada"

Señores y señoras, ¿cuántas veces se ha podido capturar la fuerza de un directo en un estudio a la primera en los últimos cuarenta años? Pocas, ¿verdad? Pues vamos a entresacar algunas claves del fenómeno y, sobre todo, a descubrir en casa con tranquilidad las canciones, la manera caprichosa de cantar en inglés de Lourdes, masticando dulcemente sus derrotas, y a contarle al resto que nosotros estábamos ahí, y que ojalá tengamos rusa roja para rato. “Russian Red nace como tal en octubre de 2006, pero el primer concierto serio es en marzo de 2007 en Vigo, teloneando a 6PM”.
En el disco dice que Russian Red son Lourdes y Brian, pero él ya no aparece en los conciertos. “Estuvimos tocando, estuvo en las grabaciones, hizo el diseño y todo. Éramos pareja y creíamos que no importaría, que podríamos seguir tocando juntos… pero es algo que no se puede hacer”. No se inmuta. Dicen que forma parte de una nueva generación, pero, tanto al cantar como al tocar, usa elementos que ni siquiera son retro, son viejos, antiguos y clásicos. “Me gusta lo que me dices”, sonríe. Parece que todo el mundo te quiere. “No te creas, hace poco recibí una crítica que me llegó al alma”. O sea, que la crítica acertaba. “No era una crítica destructiva, pero era una crítica de opinión que decía que el disco no le había gustado”. Una crítica, sólo una, porque, decía, ahora todo el mundo te quiere. “Me siento respaldada”. ¿Y te fías? “De momento me dejo llevar, pero no del todo. Cuando salgo a tocar y veo ciertas reacciones, me relajo mucho más”. Pues en un mundo tan maravilloso, me gustaría que te hicieras una crítica. “No sé hablar en público, pero cuando me subo a un escenario ya estoy más tranquila. No digo una palabra porque no sé, y la gente lo espera. Entiendo que esa es una carencia muy importante”. Además, tienes un inglés muy tuyo, si una palabra no cabe, la haces caber deformándola. “Los ingleses dicen que no se nota que sea española, pero sobre todo porque utilizo ciertas palabras que no es normal oír en las canciones”. Usabas el inglés, además, para esconder algunas de las cosas que cuentas, pero ahora las letras ya están impresas. “Lo de ocultarme con el inglés era más al principio, pero en las letras ya no hablo de cosas que ocurren en mi vida, sino que uso imágenes, recuerdos... pero nunca me pongo en primer plano”. Sin embargo, se podría entrever en el disco una protagonista que en términos generales es una chica abandonada como en “Nice Thick Feathers”. Ahora sí se inmuta, las manos se enredan y los ojos se humedecen casi imperceptiblemente. “Pues sí, esa es una canción que salió de una manera inconsciente. No todas tratan sobre mí, pero sí sobre cosas que me han ocurrido, cosas que le han pasado a alguien más o cosas que me gustaría que me pasaran, y en muchas canciones sí que hay ese rollo de mujer triste abandonada”.
¿Qué te ha motivado aparte de tus discos favoritos? “Estoy convencida que desde la primera hasta la última canción, la influencia fundamental es la relación con una persona, no me importa decir eso”. Entonces “I Love Your Glasses” es un disco jodido. “Pero así son las relaciones. Una persona que te influencia te da conocer muchas facetas propias. Esa es la influencia del disco, aunque no tiene por qué aparecer en la canción para estar provocada por esa persona, y eso es todo pero, ¿cuál era la pregunta?”. Que si te cae bien la tía que hay en tu disco. “A ratos. Me cuesta mogollón, porque cuando lo escucho estoy todo el rato diciendo ‘ay esto, ay lo otro’. Es como cuando alguien hace algo y no está al cien por cien contento y cambiaría cosas”. Vale, ¿y cuándo vas a dejar de tocar “Girls Just Want To Have Fun”? “La empecé a odiar porque había gente que era la única que me pedía, pero luego la retomé porque es muy guay que la gente la coreara y me hacía ilusión. Son épocas… es que soy muy inestable”. Como todos cuando nos exponen como te estás exponiendo. Mucha mierda, Lourdes, toda la mierda del mundo para ti.

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