“El segundo disco lo grabamos en un estudio tan grande que creo que llegamos a perdernos un poco”, reconoce Jimmy Dixon, el bajista del grupo, al otro lado de la línea. “Utilizamos un software con el que no estábamos familiarizados y tenemos la sensación de que perdimos un poco el control. Perdimos un poco el norte”. A Dixon no parece costarle demasiado esfuerzo reconocer lo que pasó con su segundo disco. “De repente nos encontramos en un estudio que te ofrecía todas las oportunidades, y eso nos sobrepasó un poco”, confiesa. Si de algo les sirvió el fallido "Born Under Saturn" fue para darse cuenta de que disponer de un abanico casi infinito de recursos no implica necesariamente tener que utilizarlos todos. De aquella época, hoy ya sólo quedan las lecciones. Y las letras, como algunas de su tercer disco, "Marble Skies" “Podríamos haber hecho más”, repite en forma de mantra Vincent Neff en Real Gone. “Esas frases no están unidas específicamente a ningún suceso de la realidad en particular, pero vienen de algún sitio, y creo que tiene sentido hacer esa conexión”.
“Tenemos la suerte de poder hacer discos sin tener que preocuparnos por recibir nominaciones o ganar premios".
Para su tercera entrega parecen haber encontrado “el término medio” entre el do it yourself arrebatador de su debut y el exceso de reflexión y la sobredimensión de su segundo disco. “En esta ocasión, además, sólo tuvimos que preocuparnos por el disco. No teníamos que pensar en los plazos, el dinero y esas cosas”, explica Dixon, que vertebra todo su discurso a partir de una idea de lo más reveladora. “Lo único que teníamos todos en mente era que queríamos divertirnos mucho más con este álbum, sobre todo después de nuestro segundo disco”. El resultado se deja ver en Marble Skies, una colección que remite de forma inevitable a los comienzos de hace ahora seis años. “Tenemos la suerte de poder hacer discos sin tener que preocuparnos por recibir nominaciones o ganar premios, simplemente nos centramos en ponernos retos”, reflexiona el británico.
“La forma en la que encaramos el proceso de grabación de este disco nos ha permitido conseguir que las canciones fueran más positivas”. Más luminosas. “Pudimos invertir mucho tiempo en estar juntos en el estudio, escribiendo y tocando, conociendo bien las canciones, y creo que es algo que no pudimos hacer con el segundo disco”, concluye el bajista de Django Django desde el principio de la entrevista."Marble Skies" comparte, efectivamente, esa raíz hedonista, ligera y luminosa de su primer disco, pero también se desliza por territorios más oscuros que, como en Beam Me Up, les emparienta directamente con los mejores Depeche Mode. “Es cierto que nunca nos sentamos para decidir qué dirección concreta va a tomar una canción, simplemente la seguimos”, cuenta Dixon, pero precisa: “sí, puedo ver perfectamente lo que compartimos con Depeche Mode en canciones como 'Beam Me Up'”.
Las referencias en su tercer disco se hacen más evidentes, por momentos. Kraftwerk, Pet Shop Boys… “Me gustó mucho un documental que vi sobre Can”, añade el músico, “toda esa música experimental de Alemania en los sesenta y setenta es una influencia brutal para nosotros”. Lo que es evidente es que la huida de la comodidad es un hecho que se hace tangible en "Marble Skies". “En el primer disco investigamos mucho, no sabíamos muy bien qué estábamos haciendo, y, en cierto modo, en este queríamos volver a esa sensación de descubrimiento”, concluye. Dixon, responsable de esas líneas de bajo que, en muchos momentos de su tercer disco, vuelven a recordar a los Django Django que en 2012 mezclaban géneros sin ruborizarse y consiguiendo evitar el pastiche, reconoce que la oportunidad que se les ha brindado con este tercer trabajo ha sido “un reto, una oportunidad para volver atrás e intentar hacer las cosas de forma diferente y crear algo de la nada. Siempre quieres retos, es el tipo de planteamiento que debes aceptar cuando trabajas con la creatividad”.
Lecciones de un disco fallido
“Para el primer disco sólo teníamos una batería, apenas había micros y parte del proceso era averiguar a qué sonaba cada instrumento”. Así se grabó el celebrado debut de Django Django en 2012. El éxito, como decíamos, les llevó a un estudio mucho más grande, con infinitas posibilidades. Una especie de evolución de pobre a rico en un abrir y cerrar de ojos. De cero a cien en tres segundos. “Echando la vista atrás tuvimos más presión a la hora de hacer el segundo disco”, reconoce Jimmy Dixon, lo que explica el salvavidas de los recursos y la lección que se deriva del irregular "Born Under Saturn", continuación de su estreno. Pasar de una “paleta reducida” a un “estudio enorme” en un chasquido de dedos no supone que un disco necesite contar con todos y cada uno de sus instrumentos. Por suerte para nosotros y para ellos, "Marble Skies" vuelve a acercárnoslos en la mejor de las condiciones posibles.
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