“Guilala es un kaiju del cine japonés de finales de los sesenta, un monstruo alien
que viaja a la tierra en forma de espora para asolarla, en la película ‘The X
From Outer Space’. Nos gusta mucho
todo lo fantaterrorífico”. Y
Linda Guilala es el nuevo proyecto musical de Iván y Eva, surgido de la
disolución de Juniper Moon y con formato de dúo. “Es más enriquecedor, aprendes y valoras mucho más cualquier pequeño
logro por insignificante que parezca. Se avanza un poco más lento y hay que
estar en continua formación de cincuenta cosas, pero merece la pena. Nos hace
sentirnos más vivos y todo cobra sentido. Estaba quemado de tocar en un grupo,
de la extraña anarquía bajo la que se trabaja. Cada vez teníamos más claro lo
que queríamos”. Su carta de presentación se llama “Bucles infinitos”, un disco autoproducido y respaldado por Elefant
que se publicó en octubre y en el que marcan una clara diferencia con el
extinguido grupo leonés: la voz gana puntos, se mantienen las guitarras
afiladas y los ambientes eléctricos dejan paso a las programaciones, el signo
de nuestros tiempos y el ingrediente que confirma que este álbum es hijo del
siglo XXI. Aunque el que tuvo, retuvo, y algo queda del espíritu Juniper en
Linda Guilala. ¿Alguien se atrevería a decir aún que su música es punk-pop? “En teoría, más que antes, sin duda. En lo
musical está claro que no, pero el punk es una actitud y un estilo de vida. Es
el padre del indie o lo que más se le puede aproximar. Procuramos ser lo más
autosuficientes que podemos, hacer nosotros mismos todo lo que sea posible”. La cosa se complica cuando tienen que
trasladar al escenario canciones que han crecido a partir de un esqueleto
después de horas de ordenador. “Hemos
trabajado mucho para intentar tener un buen directo siendo solo dos. Es un poco
más difícil, pero también lo hace más interesante y el reto es mayor. Nos
preocupaba un poco el exceso de elementos pregrabados, así que simplificamos,
modificamos algunos sonidos y suprimimos arreglos”.
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