¿Cuáles eran vuestros intereses musicales antes de formar el grupo?
(Cristina) Los dos siempre hemos estado haciendo música. Yo, en concreto, tampoco había hecho directos, simplemente música. Eloy sí que tiene más experiencia en los directos. Él tocaba en grupos tipo sixties y yo también tengo un pasado un poco folkie. Los dos hemos sido muy eclécticos musicalmente. Cuesta mucho encontrar a alguien con el que te entiendas tan bien, también en referencias. Así, cuando nos conocimos, fue un “¡ah, te gusta esto!”, cosas muy dispares.
(Eloy) En los noventa tenía una banda, tocaba con Los Selenitas. Entré con quince años. Teníamos esa edad, aún estábamos en el colegio. De aquella, tienes cuatro discos en casa porque no tenías dinero, y entonces de los casetes que te grababan los colegas, había discos de The Beatles, por ejemplo. Vas indagando un poco más y te vas culturizando. Son momentos en los que estás descubriendo lo que te gusta. Y lo que quieres es tocar, beber y seguir tocando (risas). También fui batería de Los Negativos y también tuve un grupo de electrónica, del 99 al 2004. Improvisábamos mucho. Sacamos un disco, el típico autoeditado. Tampoco éramos muy expertos en el tema. Nos llamábamos UMMO, que es el primer caso de extraterrestres en España, y del que se escribió un cómic, “El caso perfecto”. La idea era crear un universo paralelo, relajado, haciendo lo que te da la gana, con la sensación de libertad. Si te gusta, mejor. Ahí es donde empecé a hacer cosas con la electrónica. Eso fue cuando estaba presente la revolución tecnológica. De repente, pasé de escuchar clásicos a solo música electrónica. Esos fueron los primeros pasos.
¿Cómo surge Desert?
(Cristina) Tenemos un colega en común, que conocíamos los dos, que se llama Marc Argenter, que tenía un montón de grupos. Yo estuve en un grupo en el que hacía versiones de Jefferson Airplane. También tuve un grupo de pop electrónico. Nos llamábamos Granit. Sacamos un EP, que produjo Eloy. Yo quedaba siempre con Marc Argenter para tocar y él nos presentó.
(Eloy) Va todo ligado, el amigo común que nos presentó, pero también que Cristina y yo compartíamos una visión ecléctica, muy amplia. Da igual qué estilo sea, lo importante es la energía que tiene, esa enfermedad de ir descubriendo pequeñas joyas del pop y la música. Es la filosofía de que da igual qué grupo escuches. Al final vas teniendo un background cada vez más grande, una visión más global. Aunque luego te vas olvidando de los nombres de los grupos… (risas). Tenemos una manera de vivir la música muy parecida.
(Cristina) Nos unían Aphex Twin, Arthur Russell, Broadcast…
"A partir de ahora, el objetivo es aumentar la productividad. Sacar el disco, nuestro larga duración"
¿Por qué tanto tiempo hasta “Senses”?
(Cristina) A pesar de las grandes pausas, siempre estamos haciendo cosas. Ahora sacamos este EP, pero ya tenemos grabado un disco que es una colaboración con otro artista. Es algo distinto. Yo no canto. Además, estamos haciendo un largo de Desert. Siempre estamos haciendo cosillas. Aunque hayamos estado dos años o así sin publicar nada, siempre estamos en movimiento.
(Eloy) Sí, le damos vueltas a las cosas. Lo nuestro es estar haciendo movidas, estar jugando con máquinas, con el ordenador. El proceso es todo lo que nos va llenando. Sí que nos gustaría ser más productivos, pero, en realidad, cada día tenemos un picorcito para hacer Desert, para pensar Desert. A partir de ahora, el objetivo es aumentar la productividad. Sacar el disco, nuestro larga duración, que debería salir de aquí a un año.
Vuestro EP me recuerda a los de Disco Inferno o a los maxis de New Order en los ochenta, discos que tenían que ser en formato pequeño porque eran fruto de un trabajo concienzudo y elaborado, de mucho tiempo.
(Eloy) Nuestras canciones van evolucionando hasta que nos paramos. Al final, nos sale un pequeño Frankenstein. Algunas canciones van rápido, pero otras van más lento.
Comparado con un disco como “Envalira”, vuestro nuevo EP suena más reposado, atmosférico, minimalista, y al mismo tiempo de ritmos más retorcidos. ¿Fue algo que ya teníais en mente o salió de forma natural?
(Cristina) Lo de minimalista, sí que es un poco más minimalista que el otro, que estaba más cargado de capas. Ha sido una lucha mía con Eloy, que soy la minimalista del grupo y él es el rococó (risas). Para mí a eso aún le sobra la mitad, pero nos entendemos muy bien (risas).
“Sense casa”, “Sense WiFi”, “Sense tu”, “Sense likes”, para mí “Sense EP” remite a la soledad en multitud, la sensación de estar conectado a todo y nada al mismo tiempo.(Cristina) Lo has definido muy bien. En realidad, para nosotros el último artista es quien escucha el disco. Y se monta el puzzle con todo eso. Me siento muy identificada con tu interpretación.
(Eloy) Totalmente, y también se puede relacionar con la parte física de estar solo rodeado de gente. Si esto lo aplicas a Internet, estás conectado a un mundo donde hay una dualidad: a veces te sientes solo, pero también súper conectado.
(Cristina) En realidad, los humanos no son lobos solitarios, necesitan estar todo el rato conectados. Entonces, aunque en Internet pienses que estás solo, no sé... Detrás de “Sense” hay un juego de palabras del catalán al inglés, de feeling. Como que estos significados antagónicos, en verdad, tienen mucho que ver entre sí. Siempre nos gusta jugar con los dobles significados.
El Sónar envió música inédita vuestra al espacio como parte de su campaña celebrando los veinticinco años del festival. ¿Cómo se siente uno sabiendo que su música se escucha en el espacio?
(Eloy) Fue como estar dentro de una película de ciencia ficción. Y está pasando.
(Cristina) Al final, hablando del tema, te acabas sintiendo como un niño pequeño. “Por favor, que nadie oiga lo que estoy diciendo. A lo mejor se enfadan, la voz humana…”. Acabas haciendo conclusiones de niño de tres años. “¿Y tendrán orejas y no sé qué? ¿Y el idioma? No podemos dar demasiada información; es una presentación. ¿Qué haces, Eloy, con tus capas? Que los vamos a espantar dando demasiada información. Es un saludo, Tiene que ser minimalista”. Es como una fantasía hecha realidad. Si alguien hubiera puesto un micro cuando estábamos hablando…
"Siempre he tenido una obsesión, que no conseguí en “Envalira”, y tampoco en este: hacer un álbum que suene muy azul"
Normalmente la música electrónica más emocional es la que cuenta con un fuerte componente visual. ¿Hasta qué punto es importante para vosotros el eco de la imagen en la composición?
(Cristina) Sí tenemos en mente colores e imágenes. Me lo imagino todo el rato, pero no como una influencia concreta. No es que quiera que suene a esta película o a esta otra cosa. Sí que me vienen imágenes de colores. Siempre he tenido una obsesión, que no conseguí en “Envalira”, y tampoco en este: hacer un álbum que suene muy azul.
Bueno, para mí ya hay bastantes reflejos de esa electrónica azul, la patentada por grupos como Darkstar o James Blake.
(Cristina) Pero aún no sonamos suficientemente azul (risas).
(Eloy) Falta minimalismo (risas). De hecho, en las maquetas del disco queremos ser más minimalistas aún. Nos estamos atando las manos antes de poner pistas encima.
(Cristina) Sí, se las ato yo a él (risas).
¿Es más difícil quedarse en el hueso?
(Cristina) Para mí no.
(Eloy) Te sientes más desprotegido, no deja de haber un punto de inseguridad.
Por otra parte, el trabajo vocal suena más como un instrumento que una voz, casi como un susurro helado. ¿Es algo que hay que acoplar a la música, o es al revés?
(Cristina) Lo veo como una pista más. Sobre todo en este EP.
(Eloy) Tampoco nos ponemos unas normas. Ponemos reglas del juego y vamos jugando con ellas. Igual un día hacemos un EP de folk. En realidad, venimos un poco de la parte más clásica. También tocamos batería y guitarra. De hecho, alguna vez ya lo hemos hablado, hacer cosas de psicodelia, pop...
(Cristina) A veces, comenzamos a fantasear con “me gustaría hacer un EP así, me gustaría hacer esto de esta otra manera”. Pero, al final, no tienes tanto tiempo. Lo importante es crear un sonido específico, más que hacer techno, hacer tal... Sí, fantaseamos mucho con la idea de hacer epés temáticos, de muchos géneros, pero al final no los hacemos porque prima la autoexpresión.
Escapar de la rutina pop que nos asola hoy en día es tan complicado como sacarse de la manga estribillos tan complejos y excitantes como los de “Sense casa”. ¿Hay una fijación especial por sacar melodías que se escapen de la rutina?
(Cristina) “Sense casa” fue la que más nos costó. Pero no es algo tan complejo: se trata de jugar.
(Eloy) Pero hay otra cosa, estamos inmersos en un mercado anglosajón ultra mega brutal. Es como que son los jefazos. En un mundo globalizado, de repente hay lenguas que son minoritarias. Suenan de otra manera. El catalán suena de otra manera, tiene una cosa distinta. Aquí no hay ideología ni nada de nada. Al final cada idioma, dialecto, tiene una sonoridad distinta. Elizabeth Fraser a veces se inventaba palabras. Nos encanta. Hemos intentado cantar en inglés y en castellano, pero en catalán hay una sonoridad que nos atrae como consumidores de música que somos. Escuchamos música en japonés, swahili, inglés… y nos encanta.
(Cristina) Hay gente que dice que canto en inglés. No creo que el catalán suene así, distinto, pero en inglés a lo mejor no conecto tanto. Más que la sonoridad, es la interpretación. A lo mejor cambia porque es la manera natural de cómo me sale al cantar. Y si, a lo mejor, en catalán estoy cantando y digo “T’estimo”, y lo noto con más fuerza de si digo “I love you”. También está muy bien cantar en inglés, pero suena distinto porque se siente distinto. Me sale así, de manera natural, igual que en Facebook hablo con mis colegas en castellano.
Para “Senses” estáis en La Castanya. ¿Por qué este paso de un sello americano como Minty Fresh a un sello de aquí?
(Cristina) Teníamos ganas de trabajar con gente de aquí.
(Eloy) Queríamos a alguien de aquí con quien poder hablar a diario si es necesario. Algo cercano. Son gente muy currante, súper entusiastas. Los conocíamos de hace tiempo. Estamos encantados, se lo curran mucho, así que es un placer. No solamente se trata de hacer canciones, sino que, una vez que tienes las acabadas, puedas llegar a la mayor gente posible, que puedas tocar en directo. Es un currazo. Si este tema lo llevara únicamente el grupo, dejaríamos de hacer canciones. Lleva mucho tiempo.
¿Cómo funciona Desert a la hora de crear una canción?
(Eloy) Cris canta, pero las canciones las hacemos los dos. Ella toca de todo, yo toco lo que puedo. Intercambiamos todo el rato. Cincuenta por ciento, pero cuando se tiene que llevar al directo Cris es más cantante y yo más percusionista. Lo adaptamos a lo que sabemos hacer cada uno de nosotros. Lo que sí teníamos claro es que queríamos ser dos. No tienes que esperar, es más fácil a nivel de producción. Llevamos algún sintetizador analógico, alguna caja analógica, bases y loops, efectos, voz... Vamos filtrando cosas, pero los dos.
(Cristina) A nivel logístico, no solamente en directo, sino también en los ensayos, es más fácil.
En vuestro sonido hay un profuso trabajo de graves y texturas ambient. ¿Cómo trabajáis las bases? ¿Cuánto tiempo lleva lograr esa integración en bases como la de “Encara”?
(Eloy) No fue premeditado. Al final llegamos allí. Cada vez que acabamos algo, aprendemos cosas nuevas. No éramos conscientes de lo que estábamos haciendo.
(Cristina) Empezamos a probar y entonces llega un punto en el que “ah, aquí los graves”.
¿Qué grupos de hoy en día os llaman más la atención?
(Cristina) De música actual, escuchamos música electrónica más que otra cosa, tipo Oneohtrix Point Never, Laurel Halo, sellos como Warp, cosas de los países nórdicos.
(Eloy) Burial, esa profundidad.
¿Queda mucho de Desert?
(Eloy) Sí, yo tengo la sensación de que aún estamos en el principio. Tenemos mucha vida para Desert en la cabeza.
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