La planta 12 del flamante hotel Puerta de América está dedicada al placer, así que ninguna mejor para hablar con Jake Shears (vocalista) y Del Marquis (guitarrista) sobre el segundo disco de Scissor Sisters, una nueva explosión de sensualidad, música pop, estética glam y sonido disco. El diseño corresponde al arquitecto francés Jean Nouvel: preciosista, minimal, sofisticado y que en general responde a lo del “mírame y no me toques”. Pero no nos engañemos: esto no es una revista de decoración. “¿Has visto esto? Se pueden mover los paneles”. Jake Shears, que también aquí lleva la voz cantante, acaba de descubrir el concepto modular de este espacio, que permite reorganizar la habitación, de modo que nuestro amplio salón se convierte de repente en minúscula antesala de un desmedido baño. El cantante continúa a lo suyo, y es el guitarrista Del Marquis quien parece tomarse esto del diseño más en serio.
“Me gusta el concepto, está bien lo de que cada planta sea diferente, pero odio las cosas que son bonitas sólo cuando son nuevas. La verdad es que me gustaría ver cómo se encuentra esta habitación dentro de tres años. A lo mejor es demasiado efímero. Todo es muy cool, pero no estoy seguro de que sea demasiado funcional”.
Todo esto viene a cuento de que Scissor Sisters afrontan en Madrid una maratoniana jornada de entrevistas, divididos en dos grupos: por un lado, Ana Matronic, Babydaddy y Paddy Boom, y por otro, Shears y Marquis. El 18 de septiembre se publica su esperado segundo álbum, “Ta-Dah”, dos años después de su aclamado debut. (Shears) “Somos conscientes de que hay bastante expectación y de que mucha gente espera el disco desde hace tiempo. En ese sentido puede que sí hayamos sentido cierta presión: teníamos muchas ganas de hacerlo, pero ha sido difícil volver al estudio después de dos años de gira”.
Antes de que llegue esa fecha, el primer single, “I Don´t Feel Like Dancin´”, ya ejerce de hit en toda regla, con la activa colaboración de Elton John como valor añadido; un regalo para las pistas y, en definitiva, una demostración de la música como producto de entretenimiento.“Nuestras canciones están pensadas para pasar un buen rato y hacer que la gente sea un poco más feliz, pero en realidad en muchos temas también hay momentos muy tristes, auténticos dramas. Es algo extraño, porque ‘I Don´t Feel Like Dancin´’ es una canción sobre sentirse miserable; una canción bailable sobre alguien que no está de humor para bailar. Creo que resume bien el espíritu del grupo, porque a veces nos hemos sentido así. No son necesariamente temas felices, pero sí emocionales, ya sea algo melancólico o divertido. Lo que no podríamos hacer nunca es un álbum con canciones en las que pareciese que siempre estuviéramos enfadados”.
Pues no, no parece que esa sea la vía que vayan a seguir Scissor Sisters, entregados en cuerpo y alma a un sonido funk de lentejuela y cabaret; atrás ha quedado el reduccionismo que les situó como “gay-band”, convirtiéndoles poco menos que en los nuevos Village People. “No fue algo que nos molestara, pero realmente es una simplificación excesiva. Era un ejemplo dirigido únicamente al mundo gay, pero creo que las cosas son más complejas. De todas formas, hicieron buenas canciones, no me importaría haber escrito alguna”.
“Ta-Dah” es menos electrónico que su debut, puede que menos impactante en una primera y precipitada escucha; ya no hay factor sorpresa, y aun así mantiene la chispeante sensualidad de su primera entrega; a su favor, hace un recorrido por tres décadas de pop bailable, de Elton John a Pet Shop Boys, pasando por Bee Gees o ABBA, con los años setenta como parada más prolongada. “Creo que los setenta fue la última época en que se hicieron discos verdaderamente eclécticos, que suenan a un montón de cosas distintas. En los ochenta y noventa los grupos estaban más preocupados por conseguir un determinado sonido para un álbum e incluso para una carrera entera, siempre lo mismo. En cambio en los sesenta y setenta sí había discos diversos, y en ese sentido esa época sí representa una referencia para nosotros; queremos que haya diversidad de principio a fin, pero si escuchas detenidamente nuestra música hay muchas más influencias que la música disco de los setenta: ragtime, honky tonk…”.
La historia se repite y, como en su debut, el piano sigue mandando en buena parte de los cortes. “El modo de trabajar ha sido muy parecido, aunque quizá en este disco sonamos más como gente real, como una verdadera banda y no sólo como unos cuantos tíos rodeados de ordenadores. La diferencia está más bien en la mentalidad, porque para el primero estuvimos mucho tiempo en el estudio y ahora ha sido más rápido”.
Su debut llegó en pleno hype de los Strokes, situándose a un lado (el más bailable) de Radio 4, !!! o LCD Soundsystem, aunque compartiendo con todos ellos el mismo origen (Nueva York) y quizá algo más. “Creo que nuestra música es simplemente rock´n´roll; en mi cabeza puede haber canciones pop, pero creo que tenemos el sonido y el directo de un grupo de rock. Las categorías pueden llegar a ser estúpidas. En las películas no hay estilos sino géneros: ciencia ficción, terror, drama… pero también puede haber una comedia con elementos de ciencia ficción, y algo así ocurre con la música. Es como el caso de Pet Shop Boys: no tiene la más mínima importancia preguntarse si hacen electrónica o no: son un icono pop, y eso es rock´n´roll”.
Scissor Sisters juega en esa misma división, la del Bowie de “Ziggy Stardust”, Frankie Goes To Hollywood o incluso Adam And The Ants. Son los reyes del nuevo y viejo sonido disco, y de haber estado treinta años antes Malcom McLaren se hubiera vuelto loco por hacer de ese jovenzuelo de Jake Shears un referente de la nueva ola. Iconoclastas y cabareteros, sus conciertos se convierten en espectáculos de primera. “¿Os gusta bailar? ¿Os gusta sudar? ¿Os gusta hacer el amor? Pues nosotros os vamos a hacer bailar, sudar y hacer el amor”, decía Ana Matronic a su paso por el reciente Festival de Benicàssim, sólo un día después de que tuviese lugar esta entrevista. Si el hombre se mueve por instintos, bien valen esos si hablamos de esta banda con nombre de indisimulada referencia a las relaciones lésbicas. “Por supuesto que nos gusta divertirnos y que la gente se lo pase bien, eso es fundamental, pero no significa necesariamente que seamos una respuesta a nada. Es verdad que hay cierto rock que puede ser aburrido, pero no creo que la década de los noventa fuera aburrida. De hecho fueron unos años muy interesantes, asombrosos en muchos sentidos. Fue algo así como una democratización para la música; se abrieron muchas puertas y surgieron grandes grupos”.
Ahora, ellos juegan al inocente juego de piedra, papel o tijera y ganan, claro, ya sea hincando el diente al “Comfortably Numb” de Pink Floyd (su primer gran acierto) o envolviendo en celofán a Franz Ferdinanz y su “Take Me Out” (versión que tocan desde hace meses en algunos de sus directos) después de haberles mojado la oreja en los Brits de 2005, donde se llevaron los galardones a mejor banda internacional, mejor disco y mejor grupo revelación. “Fue algo increíble. Una locura. Para nosotros era impensable alcanzar esa repercusión, aunque después de todo llegas a la conclusión de que habrá gente que ame tu música y otra que la odie, pero eso no es lo más importante. Son opiniones. Creo que todo eso ha influido más sobre los que nos ven desde fuera que sobre nosotros mismos”.
Es decir, que dicen aguardar la publicación de este segundo álbum sin mayores presiones, aunque el listón está muy alto. Con “I Don’t Feel Like Dancin’”, “Ooh” o “Everybody Wants The Same Thing” prometen disparar de nuevo los niveles de testosterona, y además sin recurrir al doping de su compatriota Floyd Landis. Y con “She´s The Man”, “Land Of A Thousand Words” o “Paul McCartney” repiten la resultona formula de edulcorados medios tiempos en plan Erasure, falsete incluido. “Ese último tema nació de un sueño en el que se me apareció Paul McCartney para entregarme la letra de la canción, aunque la verdad es que al final no habla exactamente de él; ni siquiera sé si musicalmente tiene algo que ver”.
Mitómanos como pocos, en su web tienen un espacio reservado para figuras que de una u otra manera forman parte de su particular universo; en el momento de mantener esta conversación era John Waters quien aparecía por el espacio virtual, y casi sin dejar tiempo para preguntar por futuras incorporaciones, Jack Shears afirma entusiasmado que le encanta Pedro Almodóvar. “Me vuelve loco, es uno de los grandes directores de nuestro tiempo”.
Y Del Marquis sale de su letargo para apostillar: “La manera que tiene de acercarse a las relaciones personales es asombrosa, y además tiene un estilo muy marcado. Nos encantaría trabajar con él”.
Quién sabe: la historia de tres gays y dos heteros que se conocen en las noches de Nueva York, forman un grupo que primero se llama “Dead Lesbian And The Fibrillating Scissor Sisters”, actúan abducidos por la estética drag, vencen los prejuicios de una recatada sociedad, tienen tendencia al strip tease, graban un disco, venden en el Reino Unido unas cuantas copias más que Keane e invitan a su público a sudar, bailar y hacer el amor. Vamos, algo así como “8 Millas”, pero más entretenido.
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