Desde la oscuridad
EntrevistasLayabouts

Desde la oscuridad

J. Batahola — 26-10-2009
Fotografía — Alfredo Arias

Atrás han quedado las luces de la pista de baile. Las guitarras se han tragado a los sintetizadores, pero el concepto sigue siendo el mismo: hacer buenas canciones. Que quede bien claro. En todo caso, “…And They Ran Into The Woods” reclama nuestra atención de nuevo para Layabouts.

Muchos meses en la carretera le han dado a los miembros del grupo la información necesaria para saber que más canciones como las de “Layabouts” (Wild Thing, 07) eran una apuesta segura para tener al público contento en sus conciertos. Las mismas preguntas a las que trataron de buscar respuestas incluso antes de colgarse los instrumentos volvieron a sus cabezas y decidieron elegir el camino más difícil; un cambio estilístico que va a sorprender a más de uno. (Jon, cantante y bajista) “Nos costó mucho, pero al empezar nos empeñamos bastante en encontrar una voz que fuese nuestra. Es verdad que las letras no llevan un mensaje político ni tratan de aleccionar, así que había que centrarse en que la música contara lo que queríamos decir. A día de hoy seguimos trabajando en ello y creo que con nuestro segundo disco lo hemos conseguido. Todos los temas del primer álbum empezaron como jams sin sentido, cogiendo lo que nos gustaba y montándolo hasta tener una canción. No nos importaba que hubiera partes muy bailables y un final hardcore en plan At The Drive-In, que es un grupo que nos encanta”. Una atmósfera de misterio rodea las canciones de “…And They Ran Into The Woods”, segundo trabajo de los madrileños Layabouts. Los sintetizadores prácticamente se han perdido por un camino que no han sido fácil desde que, en 2005, empezaron a tocar juntos, pero gracias al que han extraído cosas interesantes a base de kilómetros y algunas experiencias desafortunadas. (Jon) “Todo lo que hacemos está completamente enfocado al directo. Al principio dábamos muchísimos conciertos, porque nos interesaba que nos conocieran y creemos que es la mejor manera. La gente ya casi no compra discos. Las directrices son ‘lo que se graba se toca’ y todo tiene que sonar como en el directo. Si no vamos a hacer cuantos más bolos mejor, no nos compensa sacar un disco nuevo. Es lo que hace que merezca la pena gastar dinero, el cansancio, el local (que cuesta más que un piso), los viajes en furgoneta… A veces hasta es rentable comerse marrones porque aprendes mucho”. Nada más cierto: es preferible que hablen de ti, aunque sea mal. “Lo importante para que te siga un buen número de gente es que se enteren de que existes, y tienes que dárselo todo muy trabajado. En realidad casi no hace falta tener el disco en las tiendas porque no es necesario para que te conozcan y vayan a tus conciertos”. En mi opinión, las cosas no son tan diferentes como hace décadas, sólo han cambiado las formas y el haber crecido tanto con una pelota en los pies como con un ordenador en las manos es una grandísima ventaja. “Con MySpace tienes las posibilidad de invitar a la gente a verte. Es como una promoción de patearte la calle, pero sin moverte de casa. No es tan distinto. A veces se nota en los conciertos y a veces no, pero cuantos más se enteren de lo que vas a hacer, mejor. Sólo con eso ya estoy ganando algo. Si no vienen al que estoy anunciando puede que vengan al siguiente porque ya nos conocen un poco”.

Tras su paso por Wild Thing Records, se lanzan a la piscina editando en su propio sello (Homeless Records) y siendo conscientes de que si se equivocan al menos no habrá nadie a quién culpar. “Montar un sello es difícil y costoso porque toda la inversión es tuya, pero realmente merece la pena porque a veces los intermediarios convierten en un mal rato el publicar tus canciones. Al tiempo de ensayar y salir de gira hay que añadirle muchas cosas, pero todo es mucho más fácil”. No les avergüenza (y pocos grupos confiesan algo así a un periodista) reconocer que les ha costado encontrar su propio sonido, ni que el tiempo y las tablas han sido los responsables del sorprendente cambio de estilo en su segundo trabajo. Más guitarrero y menos bailable, más oscuro y menos hedonista. Los bosques del País Vasco también han tenido mucho que ver. (Rober, guitarra) “Aunque con Paco Loco fue todo fantástico en el primer disco, sentíamos que habíamos cambiado y queríamos que todo fuera diferente. Habíamos escuchados discos que Kaki Arkarazo ha producido en los estudios Garate y sabíamos que graba de maravilla cosas muy potentes y además tiene muchísima sensibilidad para las que son más tranquilas. Estar en medio de un bosque en Guipúzcoa en un caserío casi incomunicado nos atraía muchísimo”. La producción es impecable, pero los conocimientos técnicos no han sido lo único que Arkarazo ha aportado a la banda. (Jon) “El estar aislados y completamente centrados nos vino muy bien como grupo. Creo que las canciones se han impregnado de ese ambiente de oscuridad y que ha aportado ciertos estados de ánimo en ellas. Son los mismos temas pero están tocados de una forma que era cómo nos sentíamos teniendo eso alrededor. Salías a fumar un cigarro y estabas perdido en medio del monte”. El resultado salta a la vista; once pistas (una de ellas instrumental) a las que nadie puede negar sonar con fuerza. Como todo, tiene sus trucos. (Jon) “Kaki ha respetado los techos altos y la madera y la piedra. Todo junto hace que tenga una reverb muy curiosa y, unido a su particular forma de grabar, consigue un sonido muy especial. Coloca los micros en una esquina… y luego a la mezcla le va añadiendo tomas de esos micrófonos. Te pide que toques como tú lo haces en un concierto o en el local, y luego trabaja sobre ello. Es algo muy enriquecedor, porque propone las cosas con mucho respeto y ves que es algo que se te podría haber ocurrido a ti. Nos ha dado tiempo a conocer mejor nuestras canciones, a descubrir qué partes de temas necesitan una cierta emoción o cierta atmósfera, y cómo transportar eso a la energía del directo”. A lo largo de la conversación, “escenario” y “conciertos” son las palabras que más se repiten. (Jon) “Nos tomamos los conciertos como un show. La gente va a ver un extra del disco y es una rutina que nos consume mucho tiempo y mucha energía. Cuando terminamos sólo pensamos en pasarlo bien y descansar para hacer lo mejor que podamos en el siguiente”. Con verdadera ilusión de fan me cuentan por qué han decidido darse el capricho de editar el primer single en una edición limitada en vinilo. (Jon) “Todo el disco, desde antes de grabar, tenía un halo romántico. El single es casi una declaración de hacer las cosas bien”. (Rober) “La verdad es que como ya casi nadie se gana la vida vendiendo discos, por lo menos queremos que el que decida gastarse el dinero tenga un producto que pueda conservar en el tiempo”. En la cara B, un tema nuevo y una versión de The Animals. (Jon) “La grabamos para la ocasión. Hicimos un par de temas nuevos y escuchamos un montón de canciones de los sesenta porque teníamos claro que era la época que queríamos. Era lo más similar al momento que estamos viviendo nosotros, porque sus directos eran un derroche de energía. Nos parecía divertido y creemos que la gente lo va a valorar”.

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