Derrick Green (Cleveland, 1971) tuvo que afrontar un reto casi imposible: incorporarse a una banda que había cimentado buena parte de su prestigio en el carisma personal de Max Cavalera. Su abrupto abandono y la entrada del vocalista norteamericano con el denostado “Against” (1998) dieron lugar a un auténtico cisma que polarizaría a los seguidores de la banda en posturas irreconciliables. Ese rechazo explícito a la nueva era hizo que muchos seguidores de Sepultura dieran la espalda a álbumes posteriores como “Nation” (2001), “Roorback” (2003), “Dante XXI” (2006) o “A-Lex” (2009). Todos ellos han sido reunidos en un boxset que acaba de ver la luz tanto en formato CD como vinilo en el que, además, rescatan la rareza “Revolusongs” (2002), una EP con versiones de Hellhammer, Exodus, Jane's Addiction o Public Enemy, entre otros.
¡Hola, Derrick! Aunque pueda parecer algo obvio, me gustaría saber cómo te sientes con el lanzamiento de la caja “Sepulnation”…
Muy contento, ¡por supuesto! Era un proyecto que teníamos en mente desde hacía bastante tiempo. Ya existía un boxset con los primeros discos de la banda y ahora, básicamente, se trataba de darle una continuidad para que los fans de Sepultura puedan completar la historia. Creo que “Sepulnation” es una oportunidad para mostrarles una etapa absolutamente creativa porque, de alguna manera, hubo muchas personas que se perdieron esos discos; bien por la edad o bien porque no les prestaron demasiada atención. Me siento orgulloso, ¿qué puedo decir? ¡Es un sentimiento fantástico!
Escuchando los álbumes con una cierta perspectiva se puede constatar su variedad: unos tienen más groove, otros son más thrashers, otros tienen una mayor influencia del nu-metal… Desde tu posición en la banda, ¿cuál crees que es su denominador común?
Creo que el mismo carácter que tiene la banda; su personalidad es algo que se mantiene, a pesar de los cambios en el sonido. Y, evidentemente, su naturalidad: la naturalidad es algo básico en el sonido de Sepultura y lo puedes observar incluso en los discos anteriores a mi llegada a la banda. Cada disco tiene su propia personalidad y es distinto a lo que hemos hecho antes. Creo que esa necesidad de buscar nuevos sonidos sin querer mirar al pasado y repetirnos una y otra vez han permitido que Sepultura haya durado durante tantos años.
"La naturalidad es algo básico en el sonido de Sepultura y lo puedes observar incluso en los discos anteriores a mi llegada a la banda. Cada disco tiene su propia personalidad y es distinto a lo que hemos hecho antes. Creo que esa necesidad de buscar nuevos sonidos sin querer mirar al pasado y repetirnos una y otra vez han permitido que Sepultura haya durado durante tantos años"
En referencia al contenido de “Sepulnation”, empecemos con tu primer álbum con Sepultura, “Against”. Meses antes, habías enviado una demo poniendo voz a la canción “Choke” sin saber qué podría suceder. Me gustaría saber que te pasó por la cabeza cuando un día recibes la llamada de Igor Cavalera…
[Risas] Pues al principio me puse muy nervioso. La verdad es que yo era un verdadero fanático de su música, pero jamás había visto a la banda; el simple hecho de tener la oportunidad de conocerlos me hacía sentir muy ansioso. Tenía muchas ganas, ya lo creo. Aquella era una oportunidad a todo nivel: poder trabajar en la música de forma completamente profesional, conocer a nuevas personas, actuar delante de miles de personas y demostrarles lo que podía hacer… Todo eso hizo que viviera aquel momento con ansias. Nunca pensé en la popularidad, porque muy pocas personas de mi círculo de amistades conocían a Sepultura. Fue una época muy especial en la que estaba muy centrado en empezar con buen pie. Quería hacerlo bien, prosperar en la banda.
Fuiste a São Paulo para hacer la audición. ¿Notaste algún choque cultural en ese primer contacto con la banda?
[Risas] Sí, aquella fue mi primer viaje a Sudamérica y por supuesto había muchas cosas que no eran cómo me las había imaginado. Cuando tuve el viaje programado a Brasil fui a la biblioteca y empecé a leer libros sobre su país. Quería tener nociones sobre su cultura. Creo que eso fue un primer puente para establecer una buena relación con los miembros de la banda. Al principio todo me chocaba mucho, pero una cosa que me llamó la atención fue esa capacidad que tenían para permanecer unidos más allá de salir de fiesta: los brasileños tenían un sentimiento de unión y pertenencia bastante marcado, y eso es algo que me llamó la atención.
¿Qué te pareció la banda?
¿Ellos? Bueno, me parecieron increíbles. Se notaba que llevaban mucho tiempo tocando juntos; es algo que podías notar prácticamente desde el primer minuto. Ellos jugaban en casa y yo estaba acojonado, pero al mismo tiempo era una situación muy estimulante: tenían canciones nuevas y no querían tocar otra cosa que no fuera ese material. No era algo que hubiera escuchado antes, así que penetrar en esas canciones tuvo un extra de dificultad; recuerdo que llegaron a tocar una versión de Bad Brains, de los que soy fanático. Creo que fue entonces cuando me di cuenta del tremendo trabajo que todavía había por delante. Era un grandísimo reto, pero lo tenía muy claro: definitivamente quería estar en esa banda.
Por entonces, Sepultura era una de las bandas de metal más importantes del planeta… ¿Sentiste mucha presión con el lanzamiento de “Against”?
¡Naaaaah! [Risas]. Por supuesto, la presión estaba ahí. Eran tiempos diferentes: la música estaba cambiando, la banda había cambiado… Era como volver a empezar de nuevo. Afuera había miles de personas esperando oír el nuevo material. Yo traté de mostrarme bien: de aportar ideas creativas, hacer buenos conciertos, cuidar de mi voz… Estaba concentrado en eso, en hacer las cosas bien. Esa era la clase de persona que yo era entonces.
Las cosas cambiaron con “Nation” (2001), un disco que afianzó tu papel en la banda…
Sí, así es. Tuvimos un tiempo de descanso que nos permitió trabajar en casa. En mi cabeza había algunas ideas concretas; otras las pudimos desarrollar probando en el local de ensayo, improvisando, construyéndolas desde la nada. Había una diferencia importante: estuve en el proceso de composición desde el principio, cosa que no pasó con “Against”. Teníamos muchas ideas nuevas y podía trabajarlas cantando o gritando… Quiero decir que ese disco me enseñó a jugar con la diversidad de la voz, y es algo que marcaría a los siguientes álbumes que hicimos con Sepultura. Como he dicho antes, en esos momentos la música estaba cambiando, el mundo también… Eso es algo natural para Sepultura: la capacidad de adaptarse a los cambios y evolucionar. “Nation” es un fiel reflejo de ese instante. Tengo cariño a este álbum: pusimos mucha pasión en él.
Fue el último disco de Sepultura con Roadrunner, además.
Correcto. Por desgracia, no tuvimos el apoyo que hubiéramos querido. Lo peor de todo es que fuimos conscientes de ello. Fue una situación algo violenta. Nos quedaba contrato para un disco más, pero ya era tarde: decidimos salir de ahí lo más pronto posible. A pesar de ello, insisto en que mi recuerdo de “Nation” es positivo: fue una época muy creativa en la que nos divertimos mucho. Experimentamos bastante y, además, contamos con algunos invitados especiales como Jello Biafra y la peña de Apocalyptica… Cuando vuelvo a escuchar esas canciones me vienen a la cabeza un puñado de buenos recuerdos.
De Roadrunner pasáis a Steamhammer. Con ellos publicasteis “Roorback” (2003), precisamente el mismo año que empezaba la Guerra de Irak. ¿Crees que ese contexto histórico influyó de algún modo en las letras?
Sí, muchas canciones de Sepultura nacían de cosas que estaban sucediendo por entonces, en pleno proceso compositivo, tanto a nivel personal, como social o político. Había ciertas cosas que me pasaban por la cabeza en la época de “Roorback”: mi padre y mi tío tuvieron que ir a la guerra. El hecho que hubiera miembros de mi familia que volvieron de Vietnam me hizo sentir que esa era una temática importante de la que poder hablar, y a pesar que pueda haber gente que puede explicar la guerra desde una perspectiva política o militar yo jamás la he entendido: ni desde la perspectiva del soldado ni mucho menos desde el tratamiento informativo que recibe. La guerra en el metal es un tópico, pero es un tópico muy interesante.
Bueno, leyendo las letras de algunas de sus canciones, como “Godless”, diría que tienen algo de, no sé si profético, pero es inevitable pensar en la era COVID, en Trump y en muchas otras cosas.
¡Oh, sí! La humanidad tiene esa tendencia o necesidad de volver tras sus pasos. “¿En serio volvemos a hacer esto otra vez?”. Hay formas de política que se repiten casi cíclicamente a través de los tiempos y en épocas de frustración y alienación es cuando se regresa a ellas. Hay muchas reivindicaciones que continúan vivas. Creo que “Roorback” captura definitivamente todo eso y plantea al oyente preguntas en numerosas direcciones.
Vuestro siguiente paso fue “Dante XXI” (2006). ¿Qué os impulsó a convertir ese disco en una obra conceptual?
Soy un fanático de los libros. Amo la lectura porque muchos libros me han ayudado a expandir mi mente, a hacer crecer mi imaginación. Muchos de ellos han dejado ideas atrapadas en mi cabeza y que se han mantenido durante muchos años. La obra de Dante Alighieri me atrapó durante mi juventud y pensé que su historia se podía llevar a un nuevo nivel de profundidad. Antes de empezar a trabajar en él hicimos una buena investigación para comprender mejor el trasfondo de sus libros y, por supuesto, su figura. Fue un personaje rebelde que fue muy cuestionado por sus ideas: ya lo sabes, en aquella época la interpretación de la vida pasaba por la Biblia, por la religión… Tratamos de reflejar esa historia a partir de canciones caóticas, oscuras y contundentes, contando además con un artista brasileño, Stephan Doitschnoff, para explicar de forma creativa el concepto del disco. Fue otro momento de enorme creatividad.
"Hay formas de política que se repiten casi cíclicamente a través de los tiempos y en épocas de frustración y alienación es cuando se regresa a ellas. Hay muchas reivindicaciones que continúan vivas. Creo que 'Roorback' captura definitivamente todo eso y plantea al oyente preguntas en numerosas direcciones"
Ese disco también representó un renacimiento para la banda, ¿no?
Sí. Creo que es un álbum muy consistente. Además, contamos con la suerte de trabajar con un sello que creía en él: todo salió bastante bien. Amo este disco, con su introducción, esas secciones de viento, la ambientación de banda sonora… Fue una gran experiencia aunque, paradójicamente, terminara siendo el último disco de Igor con la banda.
Con su marcha, ¿llegasteis a pensar en el final de la banda?
Habíamos pasado por una buena época. Puede que en algún momento nos preguntáramos que debíamos hacer, pero el caso es que queríamos continuar haciendo esto. Seguíamos creyendo en la banda y en nuestra música. Por tanto, la conclusión era que debíamos seguir adelante.
Fue entonces cuando se incorporó Jean Dolabella a la banda. ¿Cuál crees que fue su principal aportación a Sepultura?
Bueno, para empezar él es un batería asombroso y, lo más increíble de todo, es que él no venía del metal ni nada parecido. Tenía otras influencias y creo que eso le dio un extra de groove a sus interpretaciones. Jean tiene un ritmo impecable, absolutamente increíble. Yo creo que el ritmo es algo inherente a la cultura de Brasil, ya sabes, ese bagaje percusivo y las influencias que sus músicos han recibido de la música europea… Los baterías brasileños son algo casi único. Cuando Igor dejó la banda teníamos muy claro que íbamos a mantener con esa característica: contar con un batería brasileño. La verdad es que me encantó trabajar con Jean.
Con él grabasteis “A-Lex” (2009), vuestro segundo disco conceptual…
Sí. Se trataba de otra gran historia que queríamos desarrollar musicalmente. Queríamos seguir el camino de Alex, su protagonista, a través de su vida: desde su juventud enloquecida por las calles en compañía de sus amigos hasta ser encerrado por el Estado y ser víctima de una manipulación química. Nos atraía mucho el trasfondo del libro: toda esa visión que hay entorno al miedo, la manipulación, la idea de control…
Habiendo repasado el contenido de “Sepulnation”, sólo me queda por preguntarte qué queda de ese chaval de veintiséis años que, un buen día, mandó una demo a Sepultura…
Creo que me queda la misma ira y el deseo de crecer: de trabajar para hacer las cosas de la mejor forma que pueda; de crear cosas relevantes no sólo para mí o mis compañeros de banda, sino también para otras personas. Creo que conservo ese fuego en mi interior y que la música se ha encargado de mantenerlo encendido. ¿Y qué más? Ah, la honestidad en la música. Es algo que aprendí siendo muy joven y he tratado también de conservarla hasta el día de hoy. Definitivamente sigo creyendo en que sólo puedes crecer –artísticamente, profesionalmente, personalmente– siendo honesto.
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