Llevo varios días escuchando una y otra vez “Memories Collector”. No lo hago porque mi profesión me obligue, sino porque crea adicción y, por encima de todo, porque no me gustaría transmitirles a ustedes, amigos lectores, ningún sentimiento que ellos no me hayan brindado antes. Y eso que aquí pueden ustedes vivir casi de todo. La furia puede tenerles en tensión durante minutos o la quietud puede llevarles a una relajación maravillosa, pero lo que sí puedo decirles es que escuchar las diez canciones que conforman el disco resulta un auténtico tour de force intelectual, porque “Memories Collector” es un disco sumamente inteligente, un disco hecho con la cabeza e interpretado con el corazón y los cojones, decorado con trompetas, xilófonos, teclados, contrabajos eléctricos, etcétera. No importa que estemos hablando de “Always Late” (melódica y casi post al principio, aterradora y chillona a continuación) o de “Dead Man Picture” (sin duda la canción más pop del historial de StandStill, con apuntes a Jane´s Addiction –y no lo tomen al pie de la letra-, con una trompeta que traza líneas de color de lo más atractivas), del tema título (con un bajo eléctrico que subraya los logros de la pieza), de “Skies And A Mouse”, “Welcome”, de la excelente “Mathusalem Síndrome” o de esa “Not The Place” (puro groove a dos voces) –recuperada del single en Defiance-.
“Poco a poco hay más gente ajena al hardcore que se interesa por la banda y esperamos que eso siga ocurriendo”
No importa porque con decirles que estamos ante uno de los discos más ricos de la historia del rock facturado en este país deberían tener suficiente, uno de esos discos que cualquier aficionado de la península debería poseer y no para decorar estanterías, sino para tomar conciencia de lo que aún está por venir. Aunque allá ustedes, cómprenlo ahora o esperen a que, en diciembre de este año o en enero del próximo, su destacada posición en las listas del año de la prensa especializada les motive a hacerlo a toda prisa. Y basta ya de comentarios. Vayamos a la conversación con Enric (cantante, ahora sí), Ricky (batería), Elías (bajista), Piti (guitarra y teclados) y Carlos (guitarra, también en Half Foot Outside). No apuntaré quién contesta qué, no por falta de rigor profesional, sino porque todos y cada uno de los miembros de StandStill ha acabado deviniendo fundamental. A mí eso me basta. Como me basta saber que “The Tide” sigue siendo un trabajo obviable, “The Ionic Spell” un disco excelente y arrollador, y “Memories Collector” una obra magna. Para empezar, subrayemos que una de las mayores sorpresas –dejando a un lado la evidente apertura estilística del disco- con la que nos hemos encontrado es el hecho de que Enric no se limite a gritar –que sigue haciéndolo- sino que ahora canta. Canta unos textos que juntos conforman una especie de línea conceptual, argumental o lo que sea. “La voz es ahora más melódica y ha sido algo bastante espontáneo. El grupo ha ido evolucionando y la voz también, de esta forma tenemos un campo mucho más amplio para componer y los gritos pasan por ser un recurso más. Por otro lado, las letras de las canciones no son más accesibles, lo que ocurre es que, en esta ocasión, también hay un texto bastante largo en la carpeta que habla de todas ellas y sin duda alguna facilita mucho su comprensión. Esta vez los textos están más relacionados entre ellos, de hecho forman parte de una única historia, concepto o como quieras llamarlo. En el CD-Rom hemos incluido además un montaje con imágenes que ilustran ese texto”. A continuación podríamos subrayar la impresión de que las canciones están más estructuradas, más claras, montadas con tiralíneas y con cada pieza en su lugar. De ahí que suenen un punto menos viscerales, pero diez más variados. “Sí, es cierto que los temas están más estructurados, hemos intentado que suenen más redondos que los del disco anterior. A nivel de sonido teníamos claro que buscábamos algo diferente a ´The Ionic Spell´. Queríamos que las canciones sonasen más cálidas y que, a su vez, cada tema tuviese su propio sonido. No sabemos si es más o menos visceral, pero estamos convencidos de que es un disco con mucha intensidad, de hecho más que las grabaciones anteriores”. Con todo ello, con esa riqueza adquirida, con la apertura de miras, con la colaboración de Javier Díez Ena de Dead Capo al contrabajo o de David Acevedo de Qualude a la trompeta, StandStill han conseguido eludir ese supuesto aire post-rock o incluso progresivo que les empezábamos a atribuir o situarse ya, de una vez por todas y como A Room With A View, en un lugar ajeno a las etiquetas y –obviamente- del hardcore con denominación de origen. “El post-rock y el rock progresivo nos han influenciado a la hora de componer este disco, pero no más que cualquier otro estilo de música que podamos escuchar y la verdad es que escuchamos de todo, porque somos cinco personas con gustos bastante dispares. Eso se traduce en un disco difícil de catalogar o por lo menos eso nos gustaría. Si quieres encontrar tu propio sonido no tiene mucho sentido ceñirse a un único tipo de música. Puede interesarnos el progresivo o el jazz, pero más por su concepción de la composición y por la libertar creativa que ambos comportan que por el sonido en sí, además son estilos que requieren de mucha técnica y jugar con ellos puede ser peligroso”. Tan peligroso como que continuemos considerándoles una banda, y perdonen que vuelva con ello, hardcore. “En realidad no nos consideramos una banda de hardcore. Somos simplemente un grupo interesado en crear música personal e interesante y, para ello, utilizamos cualquier recurso. Supongo que la utilización de diversos instrumentos añade riqueza al disco y es una forma más de experimentar. De todos modos, el espíritu de las canciones no tiene por qué verse alterado; simplemente se trata de que tenemos más recursos que antes”. Ahora bien, me pregunto qué demonios puedo hacer desde aquí para abrir los ojos de los incrédulos, de aquellos lectores cabezones que tengan más fácil romper ladrillos con la frente que cambiar su perspectiva musical. “Nosotros también hacemos todo lo que podemos, no paramos de tocar y no nos limitamos a hacerlo siempre dentro del mismo circuito. B-Core está dándolo todo y eso es muy importante. Poco a poco hay más gente ajena al hardcore que se interesa por la banda y esperamos que eso siga ocurriendo. Es cierto que los gritos asustan a mucha gente, pero también lo es que ´The Ionic Spell´ es un disco que suena más agresivo que ´Memories Collector´. Es posible que a mucha de esa gente ahora le pueda entrar más fácilmente este disco, aunque también es posible que haya gente que espere más gritos. Para nosotros lo realmente importante es hacer un disco con sinceridad y eso es precisamente lo que hemos conseguido”. Ahora acabaré. No quiero agotarles, ni quiero marear demasiado la perdiz. Con haber conseguido que algunos de ustedes se decidan a darles una oportunidad tendré suficiente, porque esa es –creo- mi función. Y les aseguro que me lo estoy empezando a tomar muy en serio, porque defender a StandStill se está convirtiendo en casi una obligación para nosotros, los que podemos escondernos tras una firma, pero los mismos que, de vez en cuando, abrimos nuestro corazón para contagiarles a ustedes amigos lectores de cierta excitación. Si aún así no cambian las cosas, déjenme probar con un golpe de efecto: el Kerrang! británico valoró “The Ionic Spell” con cinco puntos sobre cinco y en Alemania no solamente lo publicaron, sino que suelen congregar a más de doscientos cincuenta alemanes por concierto (“...imagínatelos gritando, después de unas breves clases de español, ´¡¿cómo están ustedes?! ¡Bien!´. La experiencia es un poco desquiciante, pero muy divertida”). Aunque todo eso se queda en nadatra
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