Seis años separaron “Endtroducing” (1996), uno de los discos más influyentes en la historia de la electrónica, de “The Private Press” (2002); cuatro pasaron hasta llegar a “The Outsider” (2006) y otros cinco hasta “The Less You Know, The Better”, nueva entrega de DJ Shadow. Quince años, cuatro discos y siempre las miradas puestas en aquel soberbio debut, por inútiles que resulten las comparaciones. “Durante mucho tiempo me costó asimilarlo, pero ahora creo que estoy en condiciones de afirmar que es uno de esos discos que van más allá de la trayectoria de su autor. Llegó a mucha gente, y puede que siga haciéndolo, pero eso no significa que todas esas personas sean fans de DJ Shadow. Es más, seguramente la mayoría no lo son, pero sí de ‘Endtroducing’, del sonido de ese álbum en concreto, quizá también por el contexto en que se publicó. De alguna manera era el disco que todo el mundo tenía que tener. Está bien, pero no puedo conformarme con eso y seguir con lo mismo después de tanto tiempo. Sería estúpido. Me siento realmente afortunado por haber podido entrar en los reproductores de tanta gente, pero eso ya pertenece a otro momento”.
El aquí y ahora de Josh Davis pasa por este recién estrenado trabajo, una nueva vuelta de tuerca en la cultura del ‘sample’ y el ‘turntablism’, la obra de un músico que lo es porque hace música, pero sobre todo porque la colecciona y escucha de manera casi compulsiva, convirtiendo esa pasión en el primer escalón del proceso creativo. “¿Hacer música o consumirla? Lo segundo, no hay duda. Sin esa parte no habría creación. No es una cuestión de cuántos miles de discos pueda tener o de las horas que invierto en escucharlos, sino de encontrar lo que busco en ellos. Soy muy exigente conmigo mismo, trabajo sin prisa, y en todo ese tiempo que pasa hasta que un tema está terminado, la música siempre está ahí, es una constante. En realidad creo que no podría ser de otra forma, no puedo imaginar un día sin música”.
Planteado como respuesta a la esclavitud de los avances tecnológicos, “The Less You Know, The Better” (“Cuanto menos sepas, mejor”) se levanta contra lo que Davis, que paradójicamente vive en Silicon Valley, entiende como la fallida globalización de Internet. “Se supone que haría de todo esto algo más democrático, pero no estoy seguro de que sea así. No es el fenómeno salvador que nos vendieron. En vez de acentuarse el individualismo, lo que manda cada vez más es la masa. Estamos dirigidos por empresas todopoderosas que deciden cuáles son nuestras necesidades y cuál será la vida útil del aparato que acabamos de comprar. Es un círculo vicioso en el que acabamos entregados a los ‘gadgets’ como forma de vida. Es ridículo. Hay gente que dice orgullosa que ha hecho un álbum vía ‘Bluetooth’ mientras esperaba en el aeropuerto. ¿De verdad nos debería importar eso? Me parece muy bien, pero estoy convencido de que la creación es algo distinto que no tiene que ver únicamente con la tecnología. Por eso mismo digo que no soy un ultra del purismo: utilizo cinta analógica y a la vez un laptop, pero intento que no sea de forma caprichosa, sino porque aporte algo en lo que estoy haciendo. Se trata de usar la tecnología para tus intereses, no al revés”.
Hard bop, rock, metal, psicodelia, drum’n’bass… La furia de la instrumental “Border Crossing”, el ritmo quebrado de “Tedium”, las guitarras sampleadas de “Enemy Lines”, la contundencia de “I Gotta Rokk” y, a renglón seguido, la suavidad de “Scale It Back”. Como de costumbre, de todo hay en este cuarto trabajo -más en la línea de “The Private Press” que de cualquier otro de sus discos anteriores- de uno de los artistas que más ha contribuido a poner en valor la figura del DJ. También colaboraciones variadas, de Tom Vek (en “Warning Call”, uno de los puntos álgidos del álbum) a Talib Kweli, pasando por Posdnous (De La Soul), dando brillo a “Stay The Course”, porque el hip hop, por supuesto, sigue estando presente. “Es uno de mis MC’s favoritos, principalmente porque siempre ha seguido su camino, ajeno a las modas. Eso es lo que me llevó a trabajar con él en este disco; en el hip hop actual, salvo excepciones, casi todo es fachada, pero nada más; demasiado artificial”.
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