Toca ser directo, ¿todo por la pasta?
¡Qué va, hombre! (risas). Puedo decirte que en la época de “Caravana”, con Quentin Gas y los Zíngaros tuve más pasta por giras y meter el tema “Deserto Rosso” en la serie de Paco León “Arde Madrid”. Ahora, más allá del Covid, toca defender y dar visibilidad a este nuevo proyecto.
"Si en 2021 sacase un disco de guitarras estaría engañando. Ese no es mi momento hoy por hoy".
¿Hay algún motivo para este cambio?
Soy una persona que siempre se cansa de hacer lo mismo. Soy muy inquieto y desde pequeño me ha gustado todo tipo de música. Pertenezco a una generación que se crió con la radio, cuando en Los 40 ponían de todo y te grababas tus cintas con canciones de distintos tipos de música. Eso ha marcado mi vida. Mientras estaba en Los News seguía escuchando a Dylan, pero es que cuando giraba con Los Zíngaros ya tenía los ojos puestos en Tyler The Creator. Ese es mi motor.
En “Sinfonía Universal” ya veíamos un acercamiento a la electrónica y muchos creíamos que por ahí irían los tiros de su próximo trabajo. Acercar el flamenco a la electrónica.
Efectivamente tenía algunos temas maquetados que podían sonar a eso. Sin embargo pensé que era lo que la gente esperaba de mí y no tiré por ese camino. Hay ya algunos artistas que lo están recorriendo y lo están haciendo genial. Yo aposte por un giro de ciento ochenta grados, un cambio total. Y sinceramente no por una mera provocación sino porque es en lo que estoy metido ahora, en lo que ahondo y lo que quiero mostrar. Si en 2021 sacase un disco de guitarras estaría engañando. Ese no es mi momento hoy por hoy. Dejar las guitarras, de hecho, es un ejercicio de simbolismo.
¿Cuál es su momento?
Me veo viviendo una nueva etapa. Componiendo pop, viviendo en Madrid y enamorado.
¿Pop? Pero no pop entendido de la manera clásica del término.
Bueno, podemos hablar de pop del siglo XXI o de música popular actual. Las canciones han nacido con un piano que me dejaron y el trabajo junto a dos productores, Enzoleep y Future Ark, que me mandaban bases para unas letras preconfinamiento. Es un disco de pop del siglo XXI por bases y producción, por instrumentos electrónicos, por recursos de nuestros días. Pero en él hay muchas melodías sesenteras y ochenteras de artistas que en su época ya eran distintos.
"La gente va a ir por los nombres seguros y yo ahora mismo empiezo a intentar atraer a un público. Y puede que haya espantado a todo el de antes".
¿Ser distinto es su máxima en “Nada ni nadie”?
No tanto ser distinto como reflejar mi momento creativo actual. Yo estoy escuchado a Frank Ocean, James Blake o C. Tangana por citar algunos nombres. No me va a salir un disco a The Strokes. Quizás el título del disco deje bastante claras mis intenciones. Crecer y reflejar mi estado en cada momento de mi vida. Quizás en la música, en lo audiovisual o en la carpintería si un día me diera por ella. Ni el inmovilismo ni el conformismo nunca serán mis opciones.
Entonces, para advertir a las masas, ¿no has grabado un disco de trap?
No, pero si lo hubiese hecho, no hubiese pasado nada. El trap es un giro del hip hop. Una evolución. En el disco, de hecho hay recursos o arreglos puntuales de autotune muy asociados al trap. Pero es que el trap, por ejemplo, forma parte de esa música pop del siglo XXI a la que me refiero. No es nada malo ni de peor calidad que otras músicas.
Siglo XXI, año 2021. ¿Cómo te enfrentas a esta situación tan jodida?
Intentando no parar. He sacado cuatro sencillos, hemos hecho videos y quiero no parar de soltar música durante todo el año. El tema de los conciertos está muy complicado. Haré algunas presentaciones puntuales con todas las medidas de seguridad, pero lo difícil será entrar en algún festival o programación. La gente va a ir por los nombres seguros y yo ahora mismo empiezo a intentar atraer a un público. Y puede que haya espantado a todo el de antes (risas).
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