Herederos del punk de este y el otro lado del Atlántico, Deadyard no dejan títere con cabeza. Son rotundos. Intensos. Crudos. Vertiginosos. Pero, por encima de todo, son un grupazo al que ya teníamos ganas de hincar el diente con un disco largo. Hablamos con Carlos Santolobo (guitarra), Rau (Bajo), Pablito Migraña (voces) y Marc Morell (batería) de esa batalla entre el bien y el mal sónica, con amenaza de acabar con todo, que se nos acaba de venir encima con un disco que va a dar mucha que hablar.
¿Es “armagedón” la palabra que mejor define lo que nos va a caer encima con el disco?
(Carlos) Pues no sé, esperamos no acabar con la vida en la tierra.
(Rau) ¡Por supuesto! Venimos con mucha energía y con ganas de guerra, pero nunca se sabe. Quizás acaba él antes con nosotros pero, sea como sea ¡vamos a liarla!
"En nuestro país tenemos un montón de referentes que se comen a muchas de las bandas que nos tragamos por el mero hecho de venir de Suecia, Noruega o Alemania".
Mi impresión desde la primera escucha es que habéis crecido exponencialmente y me da la sensación que el haberos curtido en directo es el culpable ¿estáis de acuerdo?
(Carlos) Sí, pero no sólo por el directo. Supongo que el trabajo en el local, el día a día de la banda, las discusiones, el confrontar ideas, todo eso hace que el proyecto vaya cogiendo forma. Pero lo que más ayuda son los momentos que pasamos en los bares.
(Pablo) Hombre, la máquina se ha ido poco a poco engrasando y ya nos conocemos los pedos, eso compacta mucho. Necesario e inevitable.
Vuestro directo precisamente es una de vuestras armas fuertes pero ¿creéis que habéis conseguido captarlo en el disco?
(Pablo) Yo no creo que haya realmente mucha diferencia entre el directo y el disco, quizás velocidad y poca cosa más. La intensidad siempre está ahí.
(Carlos) Pues sí, creo que este disco es bastante fiel. Al menos yo tengo esa sensación al escucharlo.
En cuanto a géneros no le hacéis asco a ninguno. Le dais a punk, hardcore, glam, metal, pero al final no os quedáis con ninguno y todo suena a Deadyard ¿cómo se consigue eso?
(Pablo) Justo esa es la fórmula, no hacer ascos a nada.
(Carlos) No teniendo prejuicios y también intentando darle tu personalidad. Creo que encontrar su propio sonido es de las cosas más complicadas que debe hacer una banda. Espero que poco a poco lo vayamos consiguiendo.
(Rau) No es precisamente fácil conseguir que todo suene a nosotros, pero al final la fórmula que usamos se resume en la manera de interpretar los temas que tiene cada uno y dejar que otro haga lo mismo e interprete a su manera. Eso nos facilita no pensar en el “estilo” del tema sino en cómo sonará tocado por nosotros.
(Marc) Al menos en nuestro caso no hay truco, simplemente descartas ideas en función de una intuición que te dice lo que nos va a funcionar y lo que no. Una vez las abordamos, intentamos que todos estemos a gusto con lo que tocamos. Si es así, se quedan en el repertorio.
El disco se me hace corto, aunque eso lo hace ir directo a la yugular. ¿Por qué solo nueve temas? Después del “Monkey EP” esperábamos más...
(Marc) Lo que hay es lo que queríamos mostrar, el resto por una cosa u otra no ha entrado en el disco, así está bien. Nueve temas son suficientes. Probablemente si hubiéramos incluido más canciones el disco hubiera empeorado.
(Carlos) No nos gustan los discos largos, y tampoco fue por falta de temas. Se quedaron algunos en el tintero. Pero tampoco éramos muy conscientes de la duración hasta que lo acabamos.
Nos vuelven a venir a la mente bandas como Turbonegro o Hellacopters al pinchar el disco, pero ¿alguna influencia menos evidente y que se nos haya escapado?
(Carlos) Pues unas cuantas. A cada uno de nosotros nos gustan bandas diferentes, y en otras coincidimos de pleno, como las que has nombrado. La lista es larga: Gluecifer, The Wildhearts, Warrior Soul, The Stooges, Talking Heads, AC/DC, Monster Magnet, QOTSA, Kyuss, Sham 69, Sex Pistols y un largo etcétera.
(Marc) Esas son evidentes... Flying Peláez sería otra banda que nos ha influido. Aún no han sacado nada pero nos mola el rollo que llevan.
Poco a poco parece que va habiendo una escena rock en Barcelona que parecía perdida. ¿Lo veis así?
(Carlos) Bueno el underground barcelonés siempre ha sido muy prolífico. Creo que estamos en un buen momento, sí. Hay que ser optimista.
(Rau) A ver si entre todos conseguimos llamar la atención del público joven y que se suban al carro, que se echan de menos los pogos repletos de imberbes.
Tengo que preguntaros por la curiosa experiencia con Detroit Cobras. Las malas lenguas aseguran que no quisieron salir detrás vuestro en la sala Upload porque “no queremos salir detrás de un grupo heavy”. ¿Cómo lo vivisteis?
(Carlos) Fue un poco extraño y todo pasó muy rápido. Al acabar la actuación no puedes perder mucho tiempo y más si eres el grupo telonero, recogimos y subimos todo el equipo al camerino que hay en la sala Upload. A pesar de ser muy grande, es un solo espacio que comparten todas las bandas. Yo lo que vi en esos pocos instantes fue a su cantante muy mosqueada, dando gritos y maldiciendo. No sé muy bien cuál era el motivo exacto, porque decidí irme abajo a tomarme una cerveza. Luego nos dijeron que uno de esos motivos fue el volumen, pero poco más sacamos en claro. Tengo que decir que tanto el guitarrista como el bajista nos pidieron disculpas en varias ocasiones a lo largo de la noche.
(Pablo) Pues es justo como explica Carlos, todo muy bizarro. Yo por mi parte, me cambié de camiseta y me fui a echar unas cervezas. No soporto a los niños.
(Rau) En fin…
(Marc) Movidas de la cantante, pero al final tampoco se lo tienes en cuenta. Es una persona enferma. Dos de ellos estaban el día antes en el Psycho y muy majetes. Pudimos hablar de la escena de Detroit tan a gusto.
Esta anécdota, una vez más, demuestra que no tenemos nada que envidiar en cuanto a bandas a muchas de fuera. ¿No?
(Carlos) Exacto solo nos falta creérnoslo y mirar más hacia adentro y no tanto para fuera.
(Rau) En absoluto, en nuestro país tenemos un montón de referentes que se comen a muchas de las bandas que nos tragamos por el mero hecho de venir de Suecia, Noruega o Alemania.
(Marc) ¡Es un mal endémico de este país! En cuanto a rock, ya hace tiempo que hay muy buenas bandas aquí, y siempre las ha habido, pero a la que dicen “Bona nit” al personal ya les parecen menos. Hay que reconocer, eso sí, que el sentido del espectáculo de las bandas de Estados Unidos sobre todo es superior. Quizá nos parecemos más a los australianos, que son “tal com raja”.
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