Hace un lustro, Gilbertástico dejaba descolocado al respetable con la edición de "14-18", un sencillo grabado en El Sótano, junto a Dani Cardona, que incluía las composiciones "Gavrilo" y "El infierno es demasiado bueno para los hunos", y que, entre otras cosas, nos sumergía, de una manera originalísima, en el universo del autor material del atentado de Sarajevo, que costó la vida a Francisco Fernando de Austria y su esposa, la duquesa Sofía Chotek. Aquel hecho figura, en los libros de historia, como el detonante definitivo que encendió la mecha de la Gran Guerra. Cinco años después, el músico retoma aquel proyecto e incorpora, a aquellos, ocho temas más, registrados, en Estudio Establo, junto a Fernando Polaino y Antonio J. Iglesias. Todos ellos articulan "El ocaso de los imperios", un trabajo cincelado con mimo que se publica en formato digital, acompañado de una guía de escucha. Si todo va bien, y para regocijo de fans de Gilbertástico y apasionados del tema, una cuidada edición en vinilo estará disponible en otoño.
Casi cinco años después de aquel "Gavrilo", primera entrega de esta ópera rock inspirada en la I Guerra Mundial, ve la luz "El ocaso de los imperios", la obra completa. ¿El resultado final dista mucho de aquel primer proyecto original?
Empezó como dos canciones en las que condensé mucha información, porque originalmente iban a publicarse en un disco formato single para un fanzine. Aquello como tal no salió adelante y, además, me dejó con ganas de profundizar más en el tema y en lo que podría dar de sí como música. Cuando lo acabé me dio pena dejarlo en algo tan corto; me apetecía seguir por ese camino y hacer más canciones sobre otras historias de la Gran Guerra, pero sin la presión del minutaje.
Precisamente "Gavrilo" y "El infierno es demasiado bueno para los hunos", los temas publicados en 2016, son los que cierran este trabajo. ¿Cuánto tiempo te ha llevado componer el resto?
Una vez acabé esos dos primeros fui poco a poco comprando algunos libros. Así que desde 2017 hasta el 20 sería la respuesta. Sale casi a una canción por año, pero vaya, es que tampoco tenía mucha prisa.
¿Por qué se interrumpió, en su momento, la publicación de las otras entregas?
Pues, por pereza, desorganización, vacuidad existencial, pluriempleo y un largo etcétera...
El Barón Rojo, el magnicidio de Sarajevo, la correspondencia entre el káiser Guillermo y su primo el zar Nicolás, Rasputín, las experiencias bélicas de Tolkien o Hemingway... ¿Cómo estableciste las preferencias a la hora de elegir los pasajes y personajes a analizar?
Pues creo que por la curiosidad. Ya en sí misma, la Gran Guerra me atrajo por lo inaudito de muchas de sus historias, así que una vez sumergido en ello, escribiendo las letras, iba probando con las que más me gustaban. En este disco he hecho, primero, toda la música, y después he ido acoplando los textos. Algunas canciones como "Grigor" o "Manfred" tenían un personaje muy definido, pero otras, al principio, ni yo mismo sabía de qué hablarían.
“Para hablar del Barón Rojo leí su libro, vi varias películas... y luego imaginé que estaba hablando en su mente”
Llama la atención que el orden de los temas no es cronológico.
Sí, no es cronológico porque se publicaron las últimas dos canciones en 2016, como has comentado. Aquí actúan como epílogo. Por otro lado, el resto de temas son capítulos en sí mismos, y pueden hablar de hechos que distan años (los telegramas entre Guillermo II y el zar, por ejemplo, hasta la ejecución de toda la familia de este en Ekaterimburgo) o de hechos dispares (desde las madrinas de guerra hasta el joven Hitler en el hospital). Lo que te quiero decir es que no se trata de una narración histórica en el sentido académico, sino más bien literaria.
El transcurrir de los años hace que veamos o analicemos algunos confrontamientos bélicos desde cierto punto de vista romántico. ¿Crees que, llegado el momento, y dependiendo del caso, el ser humano se merece tomarse determinadas licencias, y transformar acontecimientos tan traumáticos en arte?
Yo lo veo desde el asombro. Es difícil de explicar, pero no es exactamente que "me guste" la I Guerra Mundial, ni la guerra en general. De algo terrible se puede extraer algo bello, apasionado, inspirador... Ese arte sirve para recordar el horror del pasado y para tener una manera más de digerirlo, imagino.
Porque, Manfred von Richthofen, en su época, podría ser considerado como una suerte de estrella del fútbol de hoy en día, ¿no? Evidentemente, en aquellos tiempos, lo de la corrección política no se llevaba demasiado.
Los pilotos, por novedad, lógicamente eran casi como hoy en día astronautas o futbolistas, sí. Además de eso, era una guerra de motivación visceral y de un sentimiento patriótico inmenso. Cuando muere Oswald Böelcke, precursor de las primeras normas de la aviación de combate y héroe nacional, se empieza a explotar la figura de Von Richthofen, imagen que se veía reforzada con la leyenda de un aviador despiadado, que no solo no quiere camuflarse del enemigo, sino que decide pintar su avión y su "Jasta" [el Jagdstaffel, conocido popularmente como "Jasta", era una aeronave de caza del Imperio alemán] de colores chillones para llamar la atención, dando origen al terrorífico "circo volador". La propaganda era un arma más, así que la corrección política estaba de sobra.
“Soy un modesto aficionado a la historia: estoy suscrito a una revista y escucho algún podcast. Aparte de entretenerme me da mucha gasolina para la imaginación”
Eres un apasionado de la historia, y de hecho la devoras con mucha curiosidad. Esta obra demuestra que, para ti, es clara fuente de inspiración, pero, ¿de qué manera te aprovechas de tus conocimientos para idear tus creaciones musicales?
Soy un modesto aficionado: estoy suscrito a una revista, y escucho semanalmente algún podcast como La Rosa de los Vientos, la Escóbula de la Brújula, Ser historia, Histocast... Aparte de entretenerme me da mucha gasolina para la imaginación. Las noticias, que son un poco como la historia en directo, también me fomentan algunas canciones. Esas, ya, para el siguiente disco.
En este caso, aclaras que el libro "En las trincheras", de Agustí Calvet, alias Gaziel, te influyó claramente. ¿Qué te atrae del universo de aquellos corresponsales de guerra de principios del XX como el propio Calvet, Sofía Casanova, Domínguez Rodiño o los mismísimos Blasco Ibáñez o Valle-Inclán? ¿La exigencia intelectual del periodista de conflictos era superior a la actual?
Lo de Gaziel fue una absoluta casualidad, además, porque en un momento de guardia baja sucumbí ante un comercial del Círculo de Lectores. Aquel libro fue de los pocos que me atrajeron, y lo pedí sin demasiada fe, así que la sorpresa fue más grande cuando me lo zampé casi de golpe torrándome en una playa. Mucho contraste leer sobre amputaciones, pulmones destrozados por el gas, bombas, lanzallamas y demás atrocidades, en bañador, alrededor de los veraneantes; además relatado con esa poética de principios de siglo XX que, en respuesta a tu segunda pregunta, no sé si superior, pero al menos sería diferente a la de hoy: hay una evidente brecha tecnológica, con sus dificultades; había periodistas "empotrados" en un bando como en la actualidad, otro lenguaje más tendente al cultismo... Una carga emotiva que, para mí, no le quita ninguna objetividad ni rigor.
Sin duda, la elaboración de los textos tan extensos que componen esta obra ha debido ser costosa y duradera. De hecho, da la sensación de que, si eliminamos el componente musical, podrían ser leídos como si de una crónica se tratara, ¿no crees? ¿Cómo los fuiste creando?
Pues como te avanzaba antes, había una fase de "investigación", en la que iba leyendo y componiendo la música. Después, pensaba a qué tema le pegaba, e iba intentando acoplarlo según lo que quería contar. Por ejemplo para hablar del Barón Rojo leí su libro ("El avión rojo de combate"), vi varias películas... y luego imaginé que estaba hablando en su mente.
Hablemos del aspecto musical. El componente barroco en su máxima extensión temporal (de lo clásico a lo contemporáneo) sigue articulando la columna vertebral de tu obra. ¿Cómo fuiste recubriendo de música esa narración tan trabajada?
El disco mezcla bastantes elementos electrónicos, como las programaciones o los sintetizadores, con otras cosas orgánicas como el piano, las guitarras , el buzuki y las percusiones. Luego, hay elementos anacrónicos como el clavicordio o fuera de lugar como el sitar. Todas esas cosas suelen ser añadidas a una primera capa de piano, que es como más o menos empiezan todas las canciones.
¿Qué te inspiró? ¿En qué te fijaste? En su momento hablamos de la influencia de otras obras conceptuales como "Jesucristo Superstar" (que tú y Antonio J. Iglesias tan bien conocéis), Battiato, Mike Oldfield, Gorky’s Zygotic Mynci...
Pues, a riesgo de no ser original se mantienen estas influencias, me temo.
El disco, prácticamente te lo has cocinado tú solo, aunque has contado con la colaboración de Dani Cardona (aquellos temas de 2016), del propio Antonio y de Fernando Polaino. ¿Quién se encarga de las narraciones?
Antonio hace de Káiser, y Polaino de Nicolás II. Además, hemos metido una declamación que iba improvisando Toni en los conciertos en "Nos comen las ratas".
El diseño corre a cargo de Lucía Blasco, y tengo entendido que dispondrá de una especie de manual de escucha, ¿no?
Sí. Lucía se ha encargado de la portada del álbum y de retocar las fotos que ilustran los singles. (ya hizo la portada de "14-18") y, vamos, en general, está ayudando a darle un sentido estético al proyecto.
¿Tienes decidido cómo presentar esta obra en vivo?
Sí. Ya tengo la experiencia de haber tocado con Antonio algunas de estas canciones en directo, así que mentalmente le sumo más integrantes (bajo, por lo menos) y elementos visuales. También lo he hecho en formato "conferencia musicada", como lo presenté en la UPV en 2018, así que veo que da para muchos formatos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.