En cierta manera, “The Light The Dead See” significa un regreso a los orígenes del proyecto capitaneado por Rich Machin e Ian Glover. En su primer disco Josh Haden dio voz a sus composiciones. En el segundo reclutaron a Mark Lanegan e incluyeron a otros tres colaboradores (entre ellos Bonnie ‘Prince’ Billy), mientras que, en el tercero, se liaron la manta a la cabeza y sumaron a Lanegan una larga lista de cantantes. Ahora, con este cuarto trabajo de siniestro título, han vuelto a optar por contar con sólo uno. Pero vaya uno: Dave Gahan, frontman de Depeche Mode. “Ha sido un disco muy fácil de hacer, más que los anteriores”, nos cuenta Machin. “El entendimiento fue tan bueno que no tuvimos que hablar demasiado. Le enviamos unas demos con algunas anotaciones, pero no queríamos empujarle en ninguna dirección, preferíamos ver qué intuía él, porque como todos sabemos, es un tipo muy listo. A partir de ahí las cosas no se hablaron, se hicieron”.
Con el halo de épica que desprende el disco no es difícil averiguar por qué tenían tanta confianza en Gahan, pero ¿estaban seguros de que todo, absolutamente todo, iría bien con él? “No, porque en el pasado he conocido a músicos a los que admiraba, y cuando hemos entrado a grabar no ha ido tan bien como esperaba. Dave Gahan es muy diferente a Mark Lanegan, y en ese sentido tuvimos ciertas dudas porque hemos hecho dos discos con Mark que nos han encantado, y un proceso de cambio crea cierta incertidumbre. Pero mi corazón me decía que no me equivocaba con Dave, y por eso estoy tan contento de que el resultado sea tan fantástico”. Pocos estarán en desacuerdo: esas lánguidas atmósferas en las que encajaba tan bien la profundidad de Lanegan, también son aptas para la garganta de Gahan, que aporta además una aún más vívida interpretación.
El brillante historial de colaboradores en la carrera de Soulsavers sin duda le animó a participar, pero ¿cómo consigue uno que la megaestrella te ceda su voz? Una gira conjunta en 2009 lo explica todo. “Se comportaba de una manera tan agradable... nada de mito viviente. Dave es un tío con el que puedes tomarte una cerveza con total normalidad, de forma que a los cinco minutos es imposible seguir pensando ‘oh, es un gigantesco icono del pop, y estoy aquí con él’. Cuando terminó la gira nos dijimos que debíamos hacer algo más juntos. Después, cuando le sugerimos participar en este disco, me hizo muy feliz ver que seguía siendo el mismo tipo, que no habló por compromiso”.
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