"Me pone muy orgulloso ser parte de la genética del rap hispano"
EntrevistasDante Spinetta

"Me pone muy orgulloso ser parte de la genética del rap hispano"

Adriano Mazzeo — 07-05-2024
Fotografía — Archivo

La gira española del argentino Dante Spinetta supone una de las noticias de la temporada. El ex Illya Kuryaki, autoridad del funk criollo, llega dando muestras de una carrera donde la libertad creativa nunca se negoció.

Después de pasar por Barcelona el pasado fin de semana, el Funky Latin Nation Tour llegará a Madrid (10 mayo, Café Berlín; dos pases).

¿Cómo te sientes antes de estas fechas españolas?
Para mí es regrosso porque es mi primera gira solista en Europa, bro. Madrid… de todos los lugares que conozco, si viviera en otro lado sería ahí porque es una locura. La comida, la onda, toda la creatividad que hay… Así que estar yendo a tocar ahí y a Barcelona también es una locura ¡Ir a Londres a tocar es un flash! Ir a Dublín que nunca fui… Estoy muy contento porque, además, vamos con todo el combo. Va a ser increíble. Europa me encanta y ojalá se empiece a abrir más seguido y se abra el mundo de los festivales también.

“Mesa Dulce” (22) es un disco que da una imagen muy completa de tu musicalidad. ¿Sientes que, con los años, vas conociendo y aprovechando tus virtudes cada vez más?
Sí, creo que hay algo en lo que dices que es clave. Tuve una charla con un amigo muy importante en la industria; en ese momento había sacado “1000 flashes” que es una canción más urbana y al mismo tiempo trabajaba en “Mesa Dulce”. Le mostré algo del disco y me dijo “Déjate de joder ¡Esto es! Tienes mucho oficio, eres muy buen músico y puedes hacer un montón de caminos pero date cuenta de que este es tu lugar en la cancha. Te puedes colgar la guitarra y armar una banda y hacer esta clase de canciones. Este es el lugar en el que más brillas. Juegas bien en defensa, puedes ir al arco, pero ponte la 10”. Esa charla me pegó porque, de alguna manera, tenía que ver con la idea de que aquí puedo desplegar mi ser como guitarrista, cantante, rapero, todo mezclado, pero hacerlo muy musical, que se noten los años de experiencia.

"El mundo tiende a que cada vez seamos más ovejas y menos leones"

En escena puedes ser muy gracioso y sencillo y también expresar grandilocuencia cuando tiras notas como loco. ¿Te interesan los artistas más bien transparentes o los más misteriosos?
Me trato de mantener humilde en el sentido de que no me como ninguna película. Me considero un alumno de la música, sigo aprendiendo de los maestros de antes y ahora. Trato de dar lo mejor posible… Después llego a mi casa y le hago la comida a mis hijos, hago las compras y me gusta que sea así. Generar vínculos humanos y dedicarles tiempo porque en el arte el ego ha jugado muy malas pasadas. A mí no me interesa creérmelo y después quedarme solo como un pelotudo. No. En el escenario entro todo y ahí sí que me lo creo, pero en el buen sentido. Hay que balancear y no dejar que el ego te consuma porque ese fuego solamente te acabará quemando a ti. Generar vínculos y alimentarlos me da un panorama más general en lo humano. Podría ser un loco de mierda también y, por momentos, tuve los dos caminos ahí enfrente y siempre traté de elegir el camino de no convertirme en un idiota.

Siento que una de las características claves en tu forma de hacer arte es el abrirle las puertas a la posibilidad de ser realmente libre al componer e interpretar. ¿En qué medida te define el delirio a la hora de encarar tu arte?
Hay momentos más delirantes que otros en la vida y también en la inspiración. También hay canciones mucho más terrenales que otras, pero creo que la mezcla esa de realidad y fantasía me encanta. Me encanta el no límite. A nivel estilístico, a nivel lírico. Creo que tiene que ver con la manera en la que crecí, con la libertad artística, con el hecho de ser argentino y latinoamericano, de tener tantas influencias de todos lados. También los viajes. Piensa que a los dieciséis años yo empecé a viajar y el primer país que fuimos con Kuryaki fue a Venezuela, bro. Y de golpe vi a una banda de salsa por primera vez y me voló la cabeza. “What the fuck? ¿Qué es esto, boludo? Esto es muy pesado”, pensé. Comencé a meterme en ese flash, luego yendo a New York, al meterme con la movida del hip hop y el R&B más duro ahí y ver que era parte también porque, de golpe, cuando sale “Abarajame”, que yo tenía dieciocho años, estoy en New York y pasa un auto con boricuas escuchando “Abarajame” al palo ¿Boludo, entiendes? En ese momento estaban sonando Notorious, 2Pac, The Roots… ser parte de eso y a la argentina, con un delirio místico de rock también, de funk… Para mí la libertad en el arte es clave, sino me sentiría prisionero. Porque tengo que aceptar que crecí con Spinetta y Fito Páez y Ryuichi Sakamoto y Herbie Hancock, Earth, Wind And Fire y 2Pac y Dr Dre y la mezcla de vida que tuve. Fui a diez colegios, del estado, privados, un año teníamos dos autos, otro año no teníamos para comer. Entendí que mi flash era ese mestizaje cultural, es parte de mi sello. El delirio y la mística, así como la realidad siempre van a ser parte de mi idiosincrasia mental-espiritual.

¿Qué tan responsable te sientes de que el rap o lo urbano haya explotado en Argentina a los niveles que está hoy?
Me pone muy orgulloso ser parte de la genética del rap hispano, porque en un momento era casi mala palabra, brother. Cuando arrancamos nos comíamos la buena onda de mucha gente pero también la mala de un ejército tradicionalista de los estilos que nos acusaba de cipayos como si el rock fuera un invento de acá. Pero hoy ser parte, que me reconozcan los pibes y recibir su amor me encanta. Y haber colaborado con artistas como Duki, Neo, Trueno, Cato y que me digan que los primeros raps que aprendieron fueron nuestros es muy grande. Aparte hasta no hace tanto era rarísimo lo que pasaba con el rap. Cuando saqué “El Apagón” en 2007, nadie quería saber nada con el rap a pesar de que yo venía de vender más de medio millón de discos con Kuryaki. Ya con “Pirámide” explota de nuevo y empieza a haber otra sensación. Ver hoy día que los pibes están llenando estadios, como Duki que llena el Bernabeu o lo que está haciendo Nicki Nicole… Nathy es tremenda, bueno Ysy, Wos, Ca7riel, todos artistas diferentes y cada uno la está rompiendo. Trueno es una bestia. Da orgullo ser parte de los que creímos en una nación urbana. Yo la vi venir, yo sabía bro. Me cagaba de risa de los que no lo aceptaban, les decía “ustedes no saben de esta revolución”.

En algunos de tus temas, sobre todo en discos antiguos de IKV hay una influencia de rock y hasta metal en las guitarras. ¿Cuáles son tus influencias más extremas?
En toda la época de música más pesada había obviamente una influencia de Rage Against The Machine, de Sepultura. Recuerdo que iba solo a ver a Sepultura, era el único rapero en el público [risas]. A A.N.I.M.A.L. que sonaban rezarpados. Recuerdo cuando con Kuryaki estábamos grabando “Leche”, ellos estaban en este lugar que se llamaba Ranch…

Indigo Ranch
¡Eso! Indigo Ranch. Ahí grababan todas las bandas de metal en Los Ángeles. Se creó un sonido en ese estudio.

Claro, con el productor Ross Robinson.
Exacto. Había muchísimo lugar y lo aprovechaban para llenarlo de equipos de guitarra. Nada que ver con los estudios de la Costa Este que son en un apartamento en un piso 14. Acá había una pared llena de equipos y eso se nota en el resultado. Siempre me llamó la atención escuchar y entender por qué las cosas suenan de la forma en la que suenan. El concepto de la violencia en el rock, en el sentido sonoro, claro, me encantó siempre. Qué sé yo, Hendrix no es metal pero es un domador del rayo, ¿entiendes? La forma en la que maneja la electricidad, creo que nadie lo superó y ahora lo está haciendo en el cielo. Debo tener por ahí algunos compactos de Pantera. Nosotros estábamos de gira en el Watcha Tour y tocábamos con Puya y nos encantaba. Incluso teníamos con Ema y Nico Cota un trío que se llamaba Leegado. Hacíamos un solo tema pero era pesado [risas]. Ahora lo que está haciendo Ca7riel con Barro está buenísimo. Está tocado de puta madre.

En los primeros años de Kuryaki, cuando la cultura raver estaba a tope, dijiste que lo más punk que se podía hacer era no drogarse. ¿Qué sería algo realmente punk hoy en día a tus cuarenta y tantos años?
Básicamente tratar de salir de la Matrix, salir del molde y ser personal. Eso es difícil porque las herramientas de moldeo espiritual son más grandes que nunca y estamos todos bajo una especie de conglomerado informático. El mundo tiende a que cada vez seamos más ovejas y menos leones. Hay que buscar ser personal. Eso es lo punk hoy. En el tema de sustancias creo que el uso recreativo en algunas personas rinde, en otras no. Como vengo del rock desde chiquitito vi demasiada gente caer entonces no me daban los números, no elegí nunca meterme en esa porque vi cosas que no debía haber visto de chico. Obviamente considero que fumar porros no es drogarse, pero también hay realidades diferentes: una cosa es ser Mick Jagger que te puedes drogar y luego viene tu asistente y te lleva a la cama en un cinco estrellas y hasta te pueden cambiar la sangre [risas], y otra cosa es jugarte la guita del alquiler para colocarte. Hoy ser punk es aguantarte ser quien eres.

 

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