"Me apetece ser yo y hacer lo que realmente llevo dentro"
EntrevistasDani Martin

"Me apetece ser yo y hacer lo que realmente llevo dentro"

Miguel Marcos Fernández — 03-11-2020
Fotografía — Archivo

La conversación con Dani Martín acerca de su nuevo disco “Lo que me dé la gana” (Sony, 20) invitaba a introducirse en su mundo interior, en el mundo de un artesano de canciones que prefiere el reconocimiento por su trabajo que el éxito y la fama de su personaje público. Por eso, desde el primer momento Dani Martín desnudó sus prejuicios delante del espejo y entre pregunta y peineta (hacia sí mismo), me confesó algunos de los secretos que le llevaron a componer su nuevo disco “Lo que me dé la gana”.

Una extraña emoción latía al otro lado del teléfono. Era su primera entrevista para Mondo Sonoro, después de una carrera de más de veinte años. Pasadas las 20:30h de un día cualquiera, comenzamos a conversar. Menos mal que su agente me advirtió que llevaba un día de promoción agotador.

Hola Dani, ¿Cómo estás? ¿Cansado de tanta promo?
Pues muy bien, la verdad es que no, no estoy cansado. Estoy muy contento. Contento por poder hacer algo, porque llevo ocho meses sin poder hacer nada. La verdad es que me hace sentir muy bien trabajar y fluir. Que el disco haya salido por fin y cumplir la necesidad de sentirte realizado. Hasta la promo me gusta, ¿sabes? [Risas].

Antes de nada, quería darte la enhorabuena por tu nuevo disco, “Lo que me dé la gana”, porque creo que es el disco más valiente, desnudo y desprejuiciado que has grabado en tu carrera. ¿De dónde surge el germen de tu nuevo disco, “Lo que me dé la gana”?
Lo primero muchas gracias por decirme esto. El disco yo creo que surge de una habitación en la que yo vivía cuando tenía catorce años. Allí tenía una mesa de mezclas y unos platos Technics. Escuchaba Kortatu, La Polla Records, Los Chichos, Hombres G, Los Ronaldos, Red Hot Chilli Peppers, Metallica, Negu Gorriak, Public Enemy, entonces imagínate el “Cola Cao” tenía en la cabeza. Para mí este disco surge de todos esos estilos musicales que me gustan y que me han acompañado toda mi vida y que en privado siempre he cantado, siempre he imitado. Si voy en el coche, puedo ir escuchando Public Enemy, cantando rap o cantando el disco “Salve” de La Polla Records, que me lo sé de memoria de arriba abajo. Y con los Hombres G me pasa lo mismo. Este disco me ha devuelto a ese momento de no-prejuicio de cuando tenía catorce años. Yo no sabía que a lo mejor a La Polla Records no les gustaba los Hombres G o les parecían poco creíbles o viceversa. El no tener filtros y disfrutar la música desde ahí, yo creo que ese es al germen de “Lo que me dé la gana”.
Yo soy lo que soy, no pretendo ser ni un intelectual, ni un virtuoso de la guitarra, ni nada de eso. Creo que me he pasado toda la vida queriendo demostrarle a los que no le gustaba mi música que les tenía que gustar. Llega un momento en que eso se convierte en agotador, me lo he quitado de en medio, me apetece ser yo y hacer lo que realmente llevo dentro. Me encanta la rumba, el rap, el cabaret, el rock, las baladas, me encanta el pop. Estoy orgulloso de lo que soy y de lo que he hecho en mi carrera. Y en ese momento de lucidez es cuándo decido hacer un viaje y juntarme con un montón de gente que admiro. Me voy a Inglaterra a componer con Guy Chambers, productor de Robbie Williams, me voy Latinoamérica con Rafael Arcaute que es el productor de Calle 13, de Illya Kuryaki y he ido conociendo a muchos aliados para sacar ese tipo de colores que yo tenía en la cabeza y con los que me apetecía jugar.

"He sido motivo de muchas críticas. Por ejemplo cuando terminó El Canto del Loco me sentía como una diana. Fue un momento muy duro".

Este disco es una absoluta declaración de intenciones, empezando por el título, continuando por la portada y escogiendo un camino hacia la libertad creativa en forma de canción. ¿Es una cuestión de actitud, de necesidad o una manera de saldar las cuentas del pasado?
Sí, efectivamente. La peineta de la portada es hacia mis corsés, hacia mi vanidad y mi irracionalidad.

¿Entonces hay un espejo delante de esa “peineta”?
Sí, sí, absolutamente. Creo he conseguido otra vez ante mi discográfica hacer lo que me ha dado la gana. He conseguido a todos los niveles que me dejaran hacer lo que he querido. Desde la bolsa que quería hacer, una agenda con cien páginas, con un artista que ha metido unas ilustraciones que me encantan. He conseguido desde eso, hasta grabar el disco, mezclarlo y masterizarlo dónde y cómo me ha dado la gana. De hecho, he conseguido que lo mezclara Andrew Scheps que ha trabajado con todo el mundo desde Red Hot Chilli Peppers hasta Metallica, pasando por Michael Jackson o Stevie Wonder. He conseguido un montón de cosas y la verdad que nadie me ha dicho nada, ni hacia dónde tenía que ir. Y eso es muy reconfortante, saber que confían en mí. Sobre todo con un disco tan diferente y que asume ciertos riesgos.

En el disco hay una narrativa circular y algo teatral. Arranca con “Empieza la función”, un tango que desemboca en un cabaret que cantas con Coque Malla y se cierra con “Se acaba la función”, una letra valiente y auto-referencial en clave de hip hop. ¿Esto es algo premeditado?
Sí claro, así es mi vida. “Empieza la función” es como una irracionalidad de cómo he pensado que me veían aquellos a los que admiro. La persona musical que más he admirado desde pequeño es Coque Malla y siempre me lo he imaginado diciéndome “No tienes cojones, no te atreves a hacer tal, no sé qué”. Entonces para esta canción le pedí que me dijera esto, “pero yo no pienso eso”, me dice Coque. “Ya, pero mi irracionalidad sí lo cree. Entonces quiero que seas la voz de mi conciencia en esta canción”. De ahí surge la historia de esta canción. De cómo he ido sufriendo muchas cosas por esa irracionalidad. En otros momentos también ha sido verdad, que yo he sido motivo de muchas críticas. Por ejemplo cuando terminó El Canto del Loco me sentía como una diana. Fue un momento muy duro.

“La mentira” es una canción que ironiza sobre la exhibición de vanidades de nuestro tiempo. ¿Estás de acuerdo?
“La mentira” es un chiste, es una canción con grandes dosis de ironía. A veces en la puerta de los colegios escuchas a los padres que estás esperando a sus hijos y el discurso es “pues mi hijo ha sacado nueve sobresalientes”, el otro le dice “pues el mío juega en el Madrid”, siempre desde la competencia y la competitividad. He dejado de oír “pues mi hijo es un chico sensible" o “mi chico es un súper comunicativo”. No se alaban esas facultades. Se alaba todo lo demás, que es lo que enseñamos en las redes sociales. Nuestro súper verano, comida en no sé dónde, he entrado al camerino a hacerme una foto con no sé quién que me encanta y lo primero que hago al salir es ponerla para que lo vea todo el mundo. O estoy en un concierto, estoy grabando para que todos mis seguidores de Instagram vean dónde estoy. Entonces creo que nos hemos olvidado un poco de disfrutar del momento y de estar en el sitio. Y digo “nos”, porque yo también me he visto en esa tesitura.

En un principio “Portales” era una canción que habías escrito para Niña Pastori, que al final se convirtió en una de las primeras piezas del puzzle de “Lo que me dé la gana”. ¿Cómo fue el proceso de composición? 
Bueno María [La Niña Pastori], lo definió muy bien, me dijo: “esta canción a mí me suena muy tuya” y yo creo que tenía razón. Después me salió una letra en seguida, dejando la música que había, quité la otra letra y quedó un medio tempo con un estribillo guitarrero. Para mí se hace atractiva en este disco porque que creo que sólo hay un par de canciones así. Porque tener otra vez un disco con once “Portales” me hubiera parecido muy poco valiente. No darme el permiso de poder jugar con otros registros, sería quedarme en una zona confort.

Después llega la canción que da título al disco y que viaja desde un estribillo pop más rabioso a ese lugar donde se cruzan Los Fabulosos Cadillacs con Mano Negra. ¿Podríamos decir que el traje de esta canción está hecho a medida?
Te agradezco que me digas eso, porque Mano Negra para mí ha sido uno de los referentes en cuanto a sonido en canciones como “La mentira” y en “Lo que me dé la gana”, porque para mí Mano Negra ha sido un referente absoluto y nunca me había atrevido a jugar ello. Yo creo que “Lo que me dé la gana” es una mezcla de Mano Negra con Green Day, algo así, con una letra muy pueril tal vez, pero a la vez me recuerda al Canto también. Una manera directa de decir las cosas que necesitaba que estuviera en el disco porque eso soy yo también.

“Cómo me gustaría contarte” es probablemente la canción más desnuda del disco en todos los sentidos. Tanto en el plano emocional como en el instrumental. Una delicadeza transparente, en la que el poder de las canciones nos hace más fuertes. Tú crees Dani, ¿qué la música es nuestra salvación?
Yo creo que la música es el hilo musical que sonaba mientras vivíamos y que hoy es la banda sonora de las emociones. Cuando estábamos en la pandemia era el vehículo que nos podía acercar a la gente que queríamos, a los lugares que echábamos de menos. La música es un salvavidas absoluto y es de las cosas más importantes de nuestra vida, por eso debemos de cuidarla.

"Para mí Mano Negra ha sido un referente absoluto y nunca me había atrevido a jugar ello".

La música también es un acto artístico colectivo y, por lo que tengo entendido, de ahí es de dónde surge la canción de “Los huesos” en la que colabora Juanes. ¿Cómo fue la experiencia de esa composición colectiva?
Una noche estábamos cenando en casa de Afo Verde, presidente de Sony Latinoamérica y estaba Residente, Juanes, Camilo, Arcaute y al día siguiente decidimos quedar para componer en el estudio de la casa de Juanes y fue increíble la experiencia. Nueve personas intentando buscar la palabra perfecta para el verso perfecto, sin egos, diciendo, no, esa no es, mejor esta otra, todos buscando melodías, tirábamos algunas, otras nos las quedábamos, haciendo un ejercicio colectivo brutal que nunca había hecho y la verdad es que me alegra haberme dado el permiso de haber dicho que sí a esa experiencia, con artistas que a priori no tenían nada que ver musicalmente conmigo ni escuchaban lo mismo que yo. Una riqueza musical y cultural que me ha enriquecido un montón, no sólo como artista sino también como persona. Una experiencia vital. Lo recuerdo como algo muy emotivo. Juanes es un musicazo increíble y una gran persona. Y ahí quedó esa canción que para mí terminó siendo la canción que es a día de hoy gracias también al bajo que grabó Guillermo Vadalá, bajista de Fito Páez, que ha grabado en todo el disco, pero que en “Los huesos” y en “Portales” hizo magia con su instrumento.

“Julia” es esa joya pop medio tempo, que pasa desapercibida en el disco, hasta que la escuchas varias veces. ¿Qué significa para ti esta canción?
Esta canción me recuerda un poco a Oasis. Soy muy fan de Oasis, con todos los respetos del mundo. Es una canción muy importante para mí, a la que le tengo mucho cariño. Habla de una ruptura, de muchos recuerdos y de cosas que me han pasado.

También te atreves con la rumba, pero con programaciones, con un aire de nuevo flamenco. Un canto a la libertad en el que colabora Alejandro Sanz. Casi nada, ¿Cómo cocinasteis esta canción?
La compuse y desde ese momento ya pensé en Alejandro, instantáneamente. También me acordé de Migue de Los Delincuentes, con ese quejío increíble, pero claro, era imposible llamar a Migue y entonces llamé a Alejandro y tuve que esperar unos meses porque él estaba de gira. Luego vino a casa, la grabó y quedó increíble. Me encanta Alejandro, siempre me ha gustado. Es un tipo genial haciendo música y creo que esta canción es como si fuera suya también. La historia de cuando la estaba componiendo siempre me llevaba a Bigas Luna, cuando rodamos “Yo soy la Juani”, de la historia de la chica que quiere crecer y el tipo que al ver que la chica crece, le genera complejos, inseguridades, el típico hombre que necesita la felicidad de ella para sentirse él feliz, porque por sí mismo no consigue ser feliz. Y la felicidad de ella, lejos de él, le hace daño. La eterna historia de los celos y demás.

“Capitán” es una canción de amor a tu equipo, el Atleti, pero también parece una canción escrita a un líder desde el símil futbolístico. ¿De quién habla esta canción?
Habla de mi padre y de la relación que hemos ido cocinando a través de los años, encontrando ese momento que comienza desde los once años yendo juntos al fútbol todos los domingos. Ese ha sido el momento en el que mi padre ha sido padre y yo he sido hijo. En el que hemos estado solos y hemos hablado de todo. A veces hay que buscar esos momentos perfectos para encontrar las palabras que quieres de las otras personas y yo ahí es dónde encontraba a mi padre. Un lugar donde somos felices. Es una metáfora con el Atleti y con muchas cosas que hemos vivido en casa, que las siento parecidas a todo lo que el Atleti representa sentimentalmente para nosotros.

¿Y qué me dices de Camilo, de esa fragilidad al jugar con las melodías en “Avioncito de papel”
Es una canción que hicimos los dos hace tres años, cuando él todavía no había sacado ninguna canción, no había grabado nada, ni había cantado con nadie. Para mí, Camilo es un ser lleno de luz, con una musicalidad increíble y que cuando saque todo el potencial que tiene, creo que puede ser alguien muy importante. Puede hacer música folclórica de cualquier lugar, de Latinoamérica, incluso flamenco en España. Le gusta Sui Géneris, Drexler, Cerati, etcétera… Juega con las melodías de una manera espectacular, es como si Messi cogiera el balón delante tuyo. Te da una envidia que te cagas.

"Ha habido un montón de productores, músicos y amigos que han puesto su granito de arena y luego entre Bori y yo lo hemos culminado todo".

¿Cómo utilizas tu mundo auto-referencial y por qué necesitabas expresar en clave de hip hop “Se acaba la función”, que es la última canción del disco?
Me imaginaba a alguien dando un discurso sobre uno mismo, sobre el espejo del que hablabas antes, de no quedarse en el sofá calentando el culo, de atreverse a cantar estos registros, de perder el miedo. Hay una manera de soltar esos discursos que yo siempre he escuchado, eso ocurre en el hip hop y el rap. Es algo que llevo escuchando desde que era un chaval. Desde el Hip Hop Madrid, el Rap In Madrid, Jungle Kings o DNI, que me encantaban y luego Violadores del Verso, 7 Notas de 7 Colores, Kase-O, pues todo eso me ha acompañado toda mi vida. En El Canto alguna vez había experimentado alguna cosa pero ahora era una declaración de intenciones. Me acuerdo que le puse el rap a Coque Malla y me dijo “pero, hijo de puta, ¿cómo puedes rapear así?” y Leiva igual, me dijo: “Yo la sacaría de single, es algo increíble. Si vas a Buenafuente, yo la cantaría con toda la banda”.

Sé que es muy difícil elegir sólo una canción tuya para enterrar en una isla desierta, para que alguien la descubra en el siglo XXIII y la escuche como una pieza de arqueología musical, pero a día de hoy, ¿qué canción tuya te gustaría que escucharan en el futuro?
[Silencio] Buff, hostia tío, [silencio de nuevo] pues creo que precisamente “Avioncito de papel” es una canción muy importante para mí. Es diferente, es una canción que me pone en otro lugar y creo que es una canción a tener muy en cuenta. Creo que su escucha mejorará con los años, como el buen vino.

Haciendo inventario, nos encontramos con un tango que desemboca en cabaret con Coque Malla, una cumbia con Juanes, una balada con Camilo, una rumba 3.0 con Alejandro Sanz y la canción más canalla del disco en la que Sabina juega a ser Sabina en el último verso. ¿Podrías definir con una palabra a cada uno de estos invitados ilustres?
Camilo, luz; Sabina, poeta; Alejandro Sanz, genio; Coque Malla, frontman; Juanes, musicazo.

He leído en algún lugar que había más de cincuenta canciones, de las que finalmente escogiste las once más los tres bonus track que son las que conforman el disco. ¿Cómo fue la selección?
Compuse cincuenta y siete canciones y la clave fue el tiempo. Las dejé reposar y se fueron cayendo solas las que no funcionaban, entonces empecé a ver cuales me gustaban y con cuales no me encontraba muy a gusto. Después me quedé con veinte canciones e hice una escucha con músicos, artistas y amigos. Las puse a prueba para ver las que mejor funcionaban. Fue muy fuerte porque todo eligieron mi selección. Cuando eso pasa es que vamos por buen camino. Dejarse meter un poco de mano está muy bien.

"Yo no doy consejos, que se escuche a él mismo y que siga su camino. Que haga lo que le dicte el corazón. A lo mejor es él quien me tiene que dar consejos a mí".

La producción del disco es brillante. Es muy difícil darle unidad a un trabajo tan personal y a la vez tan ecléctico estilísticamente. ¿A quién le echamos la culpa de que suene tan redondo este disco?
La producción se va haciendo en Estados Unidos y en Inglaterra, con toda esa gente que yo admiro, pero luego, eso que has dicho al final de conseguir una redondez, ese sonido global, aparece en España, en mi estudio. Trabajando con Bori Alarcón, que es la persona con la que he trabajado siempre, súper ingeniero y productor. Cogimos todos esos colores y retales que trajimos de fuera e hicimos un traje a medida para toda la producción. Quitamos lo que sobra e hicimos que lo que yo soy realmente, se quede. Entonces imagínate, ha habido un montón de productores, músicos y amigos que han puesto su granito de arena y luego entre Bori y yo lo hemos culminado todo.

Dentro de tu método compositivo, ¿qué suele llegar antes la letra o la música, la melodía o la armonía…? ¿Dónde nacen tus canciones?
Suele llegar la melodía acompañada de una palabra o una frase. A partir de un estado de ánimo. Joder, mira lo que me pasó, de repente pensé en cómo me gustaría contarle a mi hermana lo que estoy viviendo, contarle como están las cosas aquí y me encantaría llamarla y decírselo. Y partir de ahí, digo “Cómo me gustaría contarte”, qué guay esta idea de canción. Entonces cojo la guitarra y salen los primeros acordes. Empiezo a improvisar cosas con el Iphone grabando y voy probando y probando hasta que van llegando más melodías. Le doy vueltas, sigo con la letra y a lo mejor me atasco en un estribillo. Entonces llamo a Iñaki o a Paco Salazar y se lo mando. A veces quedamos y lo buscamos entre todos. A veces he tirado de Camilo, de Rafa Arcaute o de Guy Chambers. Creo que en equipo se compone mucho mejor, por lo menos, así es mi caso. Llego a lugares a los que yo sólo con mi guitarra jamás llegaría, entonces me ponen en registros vocales mucho más interesantes que estar cantando “Portales” doce veces en un disco. La clave es probar a convivir con eso que no es tan tuyo en un principio, o qué no estás tan acostumbrado a cantar, eso es maravilloso. Es un ejercicio muy enriquecedor.

Llevas diez años de carrera en solitario y más de diez con El Canto del Loco. Más de veinte años dedicándote a lo que más te gusta. Si tuvieras que volver a empezar, ¿qué borrarías y qué añadirías?
No borraría nada, ni a los managers que hemos tenido, ni nada, porque gracias a eso, he aprendido lo que no quiero. He montado mi propia oficina y aunque haya sido un poco a palos, soy mucho más feliz con ese aprendizaje. Volvería a hacerlo todo igual.

Si tuvieras que darle un consejo a un chaval que quiere vivir de la artesanía de la canción, ¿qué le dirías?
Yo no doy consejos, que se escuche a él mismo y que siga su camino. Que haga lo que le dicte el corazón. A lo mejor es él quien me tiene que dar consejos a mí [risas].

Lo malo de este escenario Covid tan surrealista, es que tendremos que esperar para ver estas canciones en directo a la primavera de 2021, ¿Confías en que en ese momento ya se podrán hacer conciertos como los de antes, o todavía seguiremos los patrones de esta nueva narrativa Covid de aforos reducidos, distancia y gel?
Si somos positivos y no perdemos la confianza sí. Hemos movido todos los conciertos a la próxima primavera. Pero tenemos que ser cuidadosos e ir muy poco a poco.

En este contexto Covid, que durará por desgracia algún tiempo más. ¿En qué lugar crees que deberíamos de poner el foco para salvar la cultura en este país? ¿Y los políticos?
Lo que he aprendido siempre de mis padres es que primero hay que construir tu pequeño mundo, que es el tuyo, poniéndolo en marcha, cuidando a la familia, a los amigos, a los compañeros que han hecho tantas giras conmigo y tendiéndoles una mano. Yo lo he hecho desde mi lugar privilegiado, dándoles lo que necesitaban para lo que sea, mientras llegan las ayudas de los ministerios y mientras llega un poco de gestión en condiciones. Lo veo difícil porque al margen de la guerra del Covid, tenemos la guerra política que hay ahora mismo y que ayuda bastante poco a que esto camine. Deberían brindarnos un poco de seguridad y encontrar a alguien que nos creamos. Pero por desgracia, ahora mismo no veo a nadie carismático que nos dé seguridad. Sólo veo a gente discutiendo. Y es muy patético, la verdad.

Antes hemos hablado ya de tu gira que empezará en primavera de 2021. Pero ahora cuéntanos tus planes de futuro a corto, medio y largo plazo.
Mi cabeza está ahora mismo en la reunión con la gente de mi oficina que tengo la próxima semana, para inventarnos cosas, porque se acaba la promoción del disco dentro de dos semanas y no podemos tocar de la manera que nos gustaría. Entonces me apetece inventarme cosas, me apetece hacer algo y seguir echando agua al huerto, que esto no se acabe aquí porque ha sido muy bonito todo el proceso y hay que inventarse cosas para lanzar al mundo. Creo que también es muy interesante entender este momento como un nuevo proceso creativo. Y muchas gracias por esta maravillosa entrevista y también quería daros las gracias por daros el permiso de que un artista como yo pueda ser entrevistado en Mondo Sonoro. Me parece precioso y me ha hecho muchísima ilusión. Os lo agradezco de corazón.

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