Es siempre apasionante atrapar a un artista antes del lanzamiento de su disco: las ganas tienen un olor especial y los preparativos visten las palabras del entrevistado con una emoción extraña que hace de cada respuesta un cóctel de sentimientos maravilloso. Como un niño pequeño con su juguete por estrenar, saca pecho. “Está aún por estudiar, pero queremos hacer una gira por salas el año que viene, que será la gira del disco. Será un bolo largo, un bolo bien hecho”. Dan Peralbo i el Comboi es una de esas formaciones que existen porque tienen que existir. Cada segundo del disco esconde el sentimiento de pertenencia de la banda. “Nosotros somos un grupo y queremos que eso se note mucho en las letras y en todo lo que hacemos. El proyecto empezó en solitario, por eso se llamaba Dan Peralbo, pero necesitaba a la banda, necesitaba a mis colegas... Necesitaba formar parte de algo”, sentencia Dan. De ahí que, aunque pueda parecer pretencioso, se estrenen con disco que se llame como la banda, por mucho que la razón del título sea mucho más sencilla. “Nos dicen muchas veces mal el nombre y un poco la gracia de hacer este disco homónimo es que sea el primero y se llame ‘Dan Peralbo i el Comboi’ con todas sus letras, con todos sus puntos y con toda su autenticidad”. Además, el formato largo llega después de cuatro EP’s porque “románticamente, tiene mucho más valor”. Después de tres años, era necesario.
“Hemos conocido a muchísima gente por las noches y hemos hecho muchos brindis, y eso se acaba reflejando en las canciones”
El ocio constituye un eje central en todas las canciones del álbum, pero estas “no dejan de hablar, en general, de amor y de experiencias personales”. “El tema del beber es un poco el tópico del grupo, y no lo es menos en este disco”, explica el de Torelló. Y es que Dan Peralbo i El Comboi hablan de asuntos personales, pero siempre con un toque descarado, tonteando con el humor. “No quiero parecer el típico cantautor plasta que llora, creo que tengo otros espacios para hacerlo. No aburras a la gente con tus problemas, que a la gente se la sudan”, asevera. Por eso el disco está impregnado de un fuerte aroma a noche barcelonesa. “Hemos conocido a muchísima gente por las noches y hemos hecho muchos brindis, y eso se acaba reflejando en las canciones. Pero es que esta es la esencia del grupo. Somos una banda ultrajuvenil que estamos allí, en el día a día de la ciudad, y nuestra música es la ciudad. Y Torelló, claro”. El cantante asegura que han “sido sinceros”, pero que ahora ya han decidido dar un paso al lado. “Ahora vivo en Torelló, el batería también vuelve a vivir en Torelló… Hemos ido cogiendo distancia y supongo que en las próximas canciones se irán mostrando esta calma y este alejamiento”.
Sin embargo, en el disco de estos nuevos defensores del ocio y el rock en catalán también hay espacio para la complicidad. En “Avui m’he enamorat (una mica massa)”, la banda interpreta en directo el tema entero en el jardín de los Cala Vento para una señora, la Angelina, que los interrumpió a media canción. “Estábamos grabando y una viejita que pasó por allí empezó a aplaudir. Así que le dije que entrase y le cantaba la canción a ella”. También existe la ternura en “Mireia”, que “es toda a voces” y que fue compuesta por Ret —integrante de El Comboi, pero también de grupos como Alavedra— “en cuestión de diez minutos”.
Sobre todo lo que hay detrás de las canciones, Dan destaca que, como si de una película se tratase, la banda se fue “una semana y media a una casa aislada del mundo en Espolla, en la montaña” a hacer un stage para terminar el álbum. La locura y el desvarío imperaron durante aquellos días y el catalán asegura entre risas que en las canciones “se nota, sobre todo en temas como ‘Tu o Jo’”. También han sido clave Cala Vento, pues no solamente producen el disco, sino que aparece de la mano de Montgrí, sello capitaneado por el dúo. Tras tres años de autoproducción, “ha sido maravilloso porque son músicos, pero sobre todo son humanos; porque se complementan mucho ellos dos como equipo. Y estamos supercontentos de que se note su mano en la producción, porque es lo que queríamos”.
Acabamos nuestra charla hablando sobre los cambios: además de su incorporación a Montgrí, la banda sigue creciendo exponencialmente. “Nosotros teníamos un grupo de gente de Torelló que venía en bus a todos lados. Y lo guay de ahora es ver que cada vez hace menos falta que vengan aquellos autobuses, que ahora cada vez somos más autosuficientes y que a los conciertos ya viene gente que no conocemos”. Su apuesta, arriesgada, pero auténtica, les vale “una fortaleza” especial y auténtica que hace que destaquen en medio de un panorama musical catalán cada vez más homogéneo.
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