A finales de 2005 Luke se fue a recorrer el mundo. Y habéis contando que vosotros dos volvisteis a reencontraros años más tarde en una fiesta. Contadme cómo surgió y qué factores han influido de manera positiva a la hora de hacer posible este disco.
Luke: Entre nosotros siempre decimos que se alinearon los astros. Y así ha sido siempre hasta ahora, como que ha habido camino que andar pero sin grandes obstáculos por superar, todo ha fluido mucho.
David: No ha sido un disco que hayamos tenido que pensar, simplemente lo hemos dejado salir. Normalmente siempre hay una canción que la dejas reposar, o que no sale en el momento, o da más guerra… Pero en este caso las canciones han salido fácilmente, hemos tenido que trabajar más alguna pero no ha habido canciones que te pongan zancadillas, efectivamente, todo ha sido bastante fluido.
¿Cómo fue el reencuentro con La China y la incorporación al grupo de Juanjo Reig?
D: Con Juanjo ya trabajábamos en el estudio juntos y con La China nunca hemos perdido el contacto. L: Primero David me dijo que tenía a Juanjo y que tenía ganas de conocerme y de trabajar juntos, aunque de hecho ya habíamos coincidido en 2005, cuando él fue técnico de sonido en un par de bolos. Quedamos y llevé unas letras para un tema que me había pasado David. Era de noche, con las guitarras, el equipo… Y nos pusimos a hacer esa canción. Después sacamos el boceto de otra, así que la primera noche ya teníamos encaminadas dos canciones. Decidimos quedar otra noche y así fue como empezó todo.
D: Hicimos una quedada, vino La China con un par de amigas, e hicimos una especie de fiesta para sacar ideas. Fue rápido y la verdad es que tampoco le dimos muchas vueltas para lo que eran los bocetos iniciales de las canciones, pero está guay, porque cada uno tiene su papel en el momento, yo estoy ahí un poco pues con el beat, Juanjo con la guitarra y Luke con las letras, y realmente todo va fluido. Es como un local de ensayo controlado. Porque en un local de ensayo el componer es incontrolado, puedes estar dándole vueltas a un tema durante una hora seguida y a no ser de que lo estés grabando hay muchas cosas que luego se te escapan. Así que es un buen método.
L: La verdad es que es una fórmula de trabajo que da gusto. Y desde luego, todos estamos disfrutando mucho, Una vez que tienes la idea es un poco como resolver un Sudoku. Una vez que hay ramas tienen que salir las hojas, las flores, un pajarito… Ahí está la cosa.
¿Cuánto tiempo pasó entre ese reencuentro y la materialización del álbum?
D: Bastante menos de un año, en Navidades ya estábamos hablando de sacarlo, e incluso bastante antes.
L: Sí, en verano fue cuando dimos ya forma a todas las ideas y terminamos los temas que quedaban por hacer. Luego las cosas siempre llevan su tiempo, y en este caso, la empresa que nos hacía el master cambió de edificio así que tuvimos que esperar un poco más, pero eso también nos dio un tiempo extra para las mezclas, los detallitos… Nos permitió pulir el disco.
Y todo esto a base de trabajar de noche…
D: Sí, intentamos quedar un día por la mañana y no… Pero aunque sea muy festivalero hay canciones que tienen un punto dramático y sensible que en otros discos no había. Por ejemplo en “Turn your face into the shine”. Lo empecé una noche que tuve una movida con una chica y en vez de mosquearme, canalicé la historia en un tema. Iba a ser un track fantasma pero aprovechamos la jugada de un retraso que hicimos en la producción y me dijo Juanjo: “tío, es un tema que tiene que estar dentro” y, bien pensado, al final los track fantasma no los escucha nadie. Para el directo, ya que La China es bailarina y ella es la que manda en el rollo escénico, porque es la que controla, yo veía algo que radicase en ella y que tuviera mucha fuerza. Lo estamos preparando y de momento no lo tocamos, pero cuando lo estrenemos quiero que esté todo muy redondo, con juegos de luces, etc., porque tiene mucha fuerza sin ser muy complejo. Es un poco nuestra joyita mimada del disco.
¿Alguna otra canción que tenga también una historia especial?
L: Pues mira, en el disco en general, están los temas que llevan muy clara la firma de Cycle, tipo “Perfect Pervert”, donde con mucha guasa se habla del lado oscuro de la noche, de esa gente oscura… Hay algunos temas que tienen elementos de eso. Pero más que celebrarlo es mirarlo con cierta distancia, con cierta ironía. La China y yo seríamos como los ángeles vengadores. Y luego juegos de cuero y esposas, pero no desde el punto de vista sórdido, más bien un juego que algo sádico. Por el otro lado, cuando ya iba avanzando el disco, nos dimos cuenta de que si este disco es más luminoso es curiosamente porque tiene ese lado oscuro, pero con ese ying y yang que también es muy positivo. Y además es también un homenaje a la diosa, si analizas la letra de unos cuantos temas, como “Sunset over the moon”, se podría decir que es una canción pagana. Y también tenemos un homenaje a una figura de lo oculto, que es un poco la celebración de la rebeldía contra el sistema y la religión organizada. Sí, hay miga…
Habéis incorporado novedades en las voces de La China.
D: Sí, hay ciertas canciones en las que ella es la que tiene el protagonismo, como en “Rabbidy Hill”, que en el estribillo es La China en estado puro, con todo el rollazo que ella tiene. Pero sí que es cierto que en este disco hay muchos pasajes de sus interpretaciones que tienen un carácter más onírico. El otro día justo lo discutía con ella, porque me decía que sus voces estaban un poco en el aire, y realmente son tratamientos de audio que están hechos así a posta. Me encanta porque sus pasajes tienen más de ensoñación, de estar en planos más atmosféricos, un poco más utilizados casi como sintetizadores o como voces que vienen de los sueños. Un carácter en las voces que no habíamos utilizado en otros discos, con voces suspendidas en el aire, cogidas con mucho cuidado, y me encanta.
Juanjo cuenta con un lugar clave en el grupo. ¿Cuáles han sido sus principales aportaciones?
D: Es bastante importante, ya lo fue en otros discos, pero en este ha sido como un estandarte, ha enriquecido muchísimo el álbum armónicamente. Él ha sido director de todo lo que es la música como tal, y ha sido un placer el volver a currar otra vez con él, porque lo hace todo muy fácil. Yo tengo conocimientos limitados de música y trabajar con él es tan fácil que llega un punto en que con una mirada, un chasquido, una cadencia… Nos miramos y sabemos que es ahí. O le voy a decir algo y me dice “No me digas nada”, que es una frase muy suya. Llegar a este punto es muy complicado, me ha pasado con muy poca gente, y en general, llegar a este nivel de entendimiento entre cuatro personas para que las cosas fluyan tan bien no es lo normal. Yo he estado en más bandas y siempre hay cierta rivalidad por mis ideas contra las tuyas, y por ver cuáles valen más. Y aquí ha sido todo lo contrario. Entonces es digno de halago el haber llegado a este status de entendimiento, y muchos grupos se rompen por este tipo de cosas, y muchos discos no llegan a ningún lado, y muchas canciones no llegan a ser canciones por esta movida entre los miembros. Y joder, haberlo hecho todo tan fácil es algo que siempre estaré eternamente agradecido a Juanjo porque ha sido un nexo conductor entre La China, Luke y yo. El crear esa facilidad para que las canciones salgan. Cuando las canciones están ahí solo tienen que salir.
¿Residiría ahí el secreto del éxito de este disco?
D: Totalmente. Bueno, ¡todavía no se puede decir que sea éxito (risas)!
L: La palabra armonía en sí misma quiere decir que las cosas están vibrando en la misma frecuencia. Hay veces que le enseño algo a David que sé que le va a gustar y otras que ya sé de antemano que no tanto, pero aún así nunca me vengo abajo porque realmente no me sienta mal. Eso ocurre porque la idea que tiene que ser aún no ha llegado. Por ejemplo, hubo un tema del que hubo que hacer hasta cuatro versiones de la letra. Estuvimos dándole vueltas hasta que la encontramos, pero hasta entonces hubo que ir probando, y es en lo que consiste trabajar.
Imagino que esa manera de tomarse así las cosas es también algo que dan los años…
D: Desde luego.
¿Habrá que esperar otros diez años para que esto vuelva a ocurrir?
D: No, tenemos temas y cosas… En cuanto descansemos un poco de toda la producción de este disco nos vamos a poner manos a la obra con una historia muy interesante y que no hemos hecho nunca dentro de Cycle, y fíjate que con el grupo hemos hecho un disco en acústico, otro más electrónico… Y esto que estamos preparando dentro de Cycle me da muy buenas vibraciones porque es algo muy primario, volver otra vez a la raíz. Ya os contaremos más adelante.
Contáis con Anne Clark, pionera en las spoken words de la electrónica de los 80, como colaboradora de excepción en la canción “Masquerade”. ¿La conocíais ya personalmente? ¿Cómo fue?
D: Luke y yo trabajábamos una especie de “guachuguachu” con muchas cuerdas, y vamos, fue componerlo y decir: “Es que aquí vendría la voz de Anne Clark de la ostia”. Yo sé que Anne Clark no hace colaboraciones con nadie y compusimos otra cosa, que a mi me encantaba, pero que lo plasmamos un poco como si fuera para Anne Clark aún sabiendo que iba a ser casi imposible. Localicé su página web y le estuve mandando emails pero la tía pasaba de mí. Entonces hablé con un promotor de aquí para traerla y finalmente a través de su manager le dije :“Mira, yo soy fan desde pequeño, nos encantaría…” pero no quería el tío, se hacía el duro, hasta que ya un día me contestó y me dijo: “Venga, se la voy a mandar, mándame el mp3 y lo que queráis”, e hicimos lo que escribió Luke, que mola muchísimo. Anne Clark me escribió después diciéndome que había tenido una infección de garganta y que no lo podía hacer, así que ya decidimos mandar el disco a mastering porque veíamos que no era posible. Pero cuando se decidió a hacerlo paramos la producción, nos ha costado más dinero, por supuesto, recibimos la maqueta de Anne Clark y me dio tiempo de trabajarlo una noche y enviarla rápidamente al ingeniero al día siguiente. Ha entrado finalmente en el disco y la verdad es que es la ostia.
L: La verdad es que la idea de cómo tenía que sonar la tenía David, yo hice una letra que a mi me hacía ilusión que cantara él. Porque es un tío muy humano, muy tierno, pero también esconde esa parte un poco a veces. Y al final esta letra también le gustó a Anne Clark.
D: Le encantó, le encantó…
L: Es increíble. Son los astros. Ahí van.
También habéis incluido una grabación de la presentadora americana Alyson Eckmann al comienzo.
D: Sí, la intro del disco, es una coña que hicimos como si Luke fuera el locutor de una supuesta radio…
L: (Luke hace la demostración) Alguna coñita había que meter en el disco…
D: Y necesitábamos a una tía así, un poco tal…
L: La verdad es que lo hace fenomenal.
“Saturday Girl”, el single de presentación del álbum, lleva ya tiempo sonando, y habéis tenido la oportunidad de ir testando las canciones ante el público en pleno proceso de lanzamiento. ¿Ha influido eso a la hora de hacer descartes, cambiar cosas…?
D: Sí, hemos visto al público como ha reaccionado a nivel global. En cuanto a temas, el público de Cycle es cañero y lo que quiere en los conciertos es cachondeo, ritmo, velocidades rápidas… Y para lo que es una hora de concierto sí que hemos descartado temas que llevaban velocidades más bajas. Pero realmente los temas han funcionado bien desde que hemos podido presentarlos, el otro día decíamos que funcionan casi tanto como los clásicos del primer disco. “Be the one” lo llevamos tocando desde el principio y ha funcionado desde el primer día que lo tocamos en Bilbao que ya teníamos a la gente levantando las manos y es la tercera del set list… Eso no es normal. Por lo menos a mi no me ha pasado en ninguno de los discos en los que he trabajado con otros grupos.
L: Sí, y lo mismo ha pasado con otros temas que según han estado listos hemos dicho, venga, vamos a probar, y al ver que el público se ha venido arriba con un tema que no conoce pues buen rollo, muy contentos.
Hace 10 años, dentro de la escena independiente nacional, eráis los únicos que mezclabais rock y electrónica. ¿Os seguís sintiendo un poco rara avis o, por el contrario, mucho más cómodos que entonces?
L: La verdad es que en el primer momento no había un grupo que hiciera lo que hacíamos, pero creo que la clave siempre ha sido hacer canciones con estribillos que se pueden cantar.
D: Eso por la parte reconocible y después que la parte electrónica es muy contundente pero nunca ha sido una electrónica marciana, tampoco hemos rebuscado ni musicalmente utilizamos acordes demasiado complejos. Sí que luego en el proceso de electrónica incluimos guiños o detalles que se reconocen como nuestros y que llevan la firma Cycle pero creo que es apto para todos los públicos. En este sello propio ha radicado un poco que tengamos nuestro hueco, que también nos lo hemos ganado a base de trabajo y de carretera….
¿Veis ahora más grupos que se acerquen un poco más a este tipo de experimentación que hace diez años?
D: Hombre, fuera de España en cada país lo que hacemos nosotros es un estilo más. Electrónica, con guitarras, etc. hay un montón de grupos en el norte de Europa. Lo raro es que en España no haya más. Tenemos a grandes amigos nuestros que hacen un rollo muy parecido como Esterotypo, o en el caso más popero que incluyen ciertas dosis de electrónica como puede ser Dorian, o Delorean… Pero todo basado musicalmente en electrónica, como hacemos nosotros, no hay muchos grupos y realmente me encanta que nosotros seamos estandarte de este tipo de sonidos pero me encantaría que hubiera muchísimos más, es raro que en España no haya.
Muchas veces el público disfruta también si ve al grupo disfrutando sobre el escenario. Ahora contáis con la ventaja de volver a un sitio en el que estuvisteis ya hace diez años, la experiencia…
D: Es mucho más natural. Después de tanto tiempo yo por lo menos sigo pasando los mismos nervios de siempre o más cuando estás empezando nueva gira pero lo afrontas de una manera mucho más natural. Antes tenías la incertidumbre, ahora ya sabes más o menos cómo funcionan las cosas, no sabes lo que va a pasar en cada sitio pero nervios hay e incluso ahora lo pillas con mucha más ilusión después de haber estado unos años parados, yo tengo unas ganas de gira ahora mismo que ya me puedes echar todos los kilómetros que hagan falta.
De cara a la gira y al proceso de presentar todo el disco, ¿Sentís que habéis aprendido de los errores del pasado? ¿Hay algún un punto por el que ya sepáis que no vais a pasar?
D: Hombre, desde luego que las cosas han cambiado mucho desde hace 10 años. Yo de aquel entonces estaba mucho menos preparado en cuanto a dirigir a un equipo de personas, en cuanto a afrontar la dureza de una gira, convivir con tanta gente… Han pasado muchos años, muchos kilómetros y muchos proyectos también por medio y desde luego con 10 años más lo ves diferente. Yo me noto que ese paso del tiempo nos ha dado cierta sabiduría, cierta tranquilidad, cierto sosiego… Yo hace 10 años estaba en loco (risas).
L: En el escenario te ciñes más al plan, que es ante todo la música. Ni siquiera el público. Porque lo que le tienes que dar al público es la música. A mí me gusta pensar un poco el rollo de atracadores de bancos o algo así. Llegar con un plan y que no haya que improvisar mucho. A no ser de que pase algo como el otro día, en una presentación en la que el equipo de sonido estaba todo desconfigurado, algo que sin duda puede hacer que te dé un bajón muy serio. Ahí tuvimos que seguir para adelante.
D: Sí, esa tranquilidad y esa movida te la da un poco el haber hecho conciertos hace 10 años en algún festival de estos en los que tocabas a las 6 de la mañana o por ahí y encontrarte unos acoples que ni siquiera se podía cantar ni hacer nada… Entonces mi reacción fue pegar una patada al micro que salió volando 100 metros. Eso por ejemplo ha cambiado. (risas)
Al retomar en el directo los temas antiguos, y con la perspectiva de estos años, ¿Tenéis la sensación de que los disfrutáis más?
D: Los temas están actualizados técnicamente hablando desde hace unos tres años, pero musicalmente siguen siendo los mismos de hace 10 años. Es curioso, porque la electrónica envejece rapidísimo, y más ahora, lo que ahora mismo está de moda el mes que viene está denostado. Y es curioso que han pasado 10 años y ahora mismo hay temas que se están escribiendo que siguen el esquema de esas canciones a nivel electrónico. Por ejemplo un “Confussion!!!” o un “Apple tree” sigue teniendo una cadencia pop que es totalmente actual, que te puedes encontrar en cualquier grupo extranjero que está utilizando esa misma cadencia, no da el rollo de que han pasado 10 años, y ya te digo que para la electrónica eso es muy jodido, a veces pinchas un single de hace tres o cuatro meses y te cae una desde abajo que no veas... Desde luego había temas más basados en lo que era el electroclash y toda esa onda que ya no los tocamos, y que al mirar hacia atrás sí que es sonido de hace 10 años.
Luke, tú estuviste por la India, ¿Cómo es volver a las multitudes después de haber pasado una etapa tan zen?
Bueno, es que ya tuve mi transición de estar aquí unos años de vuelta en España, haciendo mis cositas. Cuando volvimos a juntarnos sentí que era el momento adecuado porque podía aportar algo nuevo al grupo. Y cuando escuché la música que estaba haciendo David se nota que son 10 años de trabajo también. En la India estudié técnica vocal, viví con un grupo de reggae en África, estuve por Brasil y Venezuela… Y siempre con mucha música. Cuando todo coincide es un poco como un árbol que crece y empieza a dar fruto, cuando ya da la fruta, ese es el momento. Ahora disfrutándolo por supuesto y los primeros conciertos más nervios porque tienes que recordar la letra, que con la adrenalina y la presión y tal te cuesta más, aunque ahora mismo hay más ganas que nervios.
David, tú que estás acostumbrado a trabajar en varios proyectos y grupos, ¿te centrarás solo en Cycle?
D: Sí, por supuesto ahora quiero centrarme exclusivamente en Cycle, pero sí estoy dándole vueltas a otras historias a muy largo plazo que me encantaría hacer. Vi un musical flamenco de un amigo mío, Fernando Vacas (Flow, Prin La La, Russian Red...) y me moló mucho el concepto de “teatro”. Hacer este tipo de proyectos cuestan muchos años, mucho dinero y mucho esfuerzo pero fue una revelación, pensé qué bonito sería hacer un musical basado en la danza, en las luces, en el silencio… Alucinante, yo estaba flipando desde la butaca. Y con la música especialmente me sorprendió cómo jugaban con los silencios.
L: Yo aparte de Cycle tengo un proyecto transmedia y de licencias libres en el que llevo algunos años trabajando con varios amigos, que se llama “Mudwalker”. Se trata por un lado de una película, la historia de un personaje, un avatar, que va unido a unas canciones. Aunque está vinculado todo un poco a mis viajes, a mi vida real, también está llevado a la fantasía o a la ciencia ficción. En directo realizo con mi socio Caen un espectáculo de visuales y música electrónica basado en los temas que compuse cuando estaba en el desierto, bajo el nombre de Audiolips. Ahora estamos intentando llevar tres pantallas de cine a un arrozal de Tarragona, y realizarlo allí.
En los remixes de “Saturday Girl” hay gente que ya está triunfando fuera. ¿Os veis girando fuera de nuestras fronteras?
D: Eso depende más del sello, vamos a empezar en España pero creo que es un disco muy fácil de exportar, en la onda de muchas bandas paralelas a nivel de fuera. Sí, para los remixes hemos contado con productores nacionales y amigos, pero que funcionan muy bien fuera. Fuel Fandando está teniendo mucho éxito por Europa, Latinoamérica… Paulhard se va ahora a vivir a Los Ángeles… Es gente que a nivel de electrónica están muy fuertes. Pero vamos, ¡nosotros también! (risas).
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