"No hay ni un ápice de espiritualidad en nada de lo que haya hecho nunca"
EntrevistasCult Of Luna

"No hay ni un ápice de espiritualidad en nada de lo que haya hecho nunca"

Fernando Acero — 04-10-2022
Fotografía — Archivo

Los veteranos Cult of Luna presentan próximamente en una de sus infrecuentes incursiones por la península su nuevo trabajo “The Long Road North” (Metal Blade, 22), una gélida, brutal y ecléctica incursión en su poética visión de los géneros más extremos.

Hablamos de dicho trabajo con su líder, Johannes Persson, quien también ha estado desarrollando recientemente su labor como director del film de terror “Feed”.

Cult Of Luna actuarán en el AMFest (6 octubre, La Farga) y en Madrid (8 octubre, Sala But; junto a Caspian y Birds In Row).

Tu cuenta de Instagram nos ha chivado el proyecto en el que has estado involucrado últimamente como director: el film “Feed”, que verá la luz el próximo 28 de octubre en Suecia.
Sí, ese ha sido uno de los varios temas en los que he estado trabajando últimamente. Ha sido mucho lío.

¿Qué nos puedes contar sobre esta película de terror?
Bueno, la he dirigido pero no la he escrito. La película trata sobre un grupo de responsables de redes sociales que trabajan para un glamping, como una versión más lujosa de un camping, de una pequeña isla en un lago al norte de Suecia. Sobre ese lago hay un mito sobre prácticas de brujería en el siglo XVI, y bueno, el mito parece dejar de serlo cuando empiezan a suceder cosas y el número de muertes empieza a aumentar y se dan cuenta de que hay algo raro sucediendo. Ahora mismo andamos muy liados terminando todos los detalles de la película; la grabamos en verano y pronto tendremos la première. Ha sido una producción muy rápida. En cualquier caso, trabajar bajo presión siempre va bien.

Me imagino. Viendo lo que cuentas al respecto no puedo evitar, salvando las distancias, recordar los crímenes del lago Bodom y su posterior impacto cultural.
Sí, podríamos decir que hay algo así como un intento de conectar ambas cosas. Pero no puedo contar mucho sobre eso.

Por lo general, los temas habituales en las letras de Cult Of Luna suelen tener un perfil más poético, introspectivo o en ocasiones político, por lo que el tema del terror en este largometraje me ha pillado totalmente desprevenido. Aún viniendo de los tópicos y clichés de un género como el metal, ¿cómo dirías que conviven todas estas realidades?
Yo diría que no hay mucha conexión. He trabajado mucho para que el guión que se me entregó tuviera sentido, pero no lo escribí yo. Creo que el común denominador soy yo y mi forma de entender las cosas. Quiero decir, soy muy fan del terror, crecí con esas películas. Algo que siempre me ha intrigado es ver qué hace la gente cuando la incertidumbre es total ante una situación de vida o muerte, cuando no hay ley ni policía que pueda decirte qué hacer. Quién cooperará cuando haya una situación de verdadero peligro, quién se salvará a sí mismo. Me interesa mucho la naturaleza humana que hay detrás de esto. Y vale, es una película de terror y es muy poco realista, pero me gusta poner a gente real en situaciones así de jodidas y ver cómo reaccionan, sin buscar jamás nada sobreactuado. A veces estás viendo una película de terror y piensas “por Dios, nadie haría eso en la vida real”. Quería hacer una película de terror real con gente real tomando decisiones reales en situaciones extremas, aunque al final tengas que balancearlo con una buena narrativa a través de las imágenes. Pero en resumidas cuentas, no creo que haya mucha conexión entre nuestra música y esto [risas].

"No había prácticamente nadie en nuestro entorno que hiciese algo parecido a nuestro sonido, siempre hemos sido muy solitarios en ese aspecto"

Aún así creo que puede haber puntos compartidos con el terror psicológico de “A Dawn To Fear” o el obvio carácter fílmico y opresivo de “Vertikal”.
Quizá sí hay algunos guiños compartidos en la película, pero es una historia bastante más directa y concreta, sobre gente tratando de sobrevivir.

De alguna forma, pensando en tu faceta como director, no he podido evitar pensar si hay algún paralelismo entre el paisajismo cinemático de la banda, que la mayor parte del tiempo es puramente instrumental, y tu carrera como profesional del sector audiovisual. ¿Cómo dirías que se traduce esa experiencia compositiva en el contexto coral de una banda?
Creo que si hablamos de mí en particular, siempre me he considerado un narrador. Siempre me ha gustado contar historias y lo hago en distintos formatos artísticos. Cuando empezamos tenía esta idea de hacer una banda conceptual en la que la música fuese más grande que sus miembros. Si hubiésemos hecho lo que tenía en mente estaríamos tocando encapuchados. Queríamos transmitir la idea de ser un culto de verdad, a medio camino entre Ghost, Sunn O))) y lo que hacemos hoy en día [risas]. Afortunadamente no fuimos en esa dirección, pero desde que teníamos dieciocho años la idea me rondaba la cabeza, y creo que de alguna forma sigue hoy en día. He intentado ir aprendiendo y perfeccionando esa forma de contar historias en cada disco.

Veo algunas posibles similitudes entre la forma de funcionar de una crew tan numerosa como la de un film y vuestro grupo, que también lo es. Es posible que un punto común sea el del reto de coordinar a un equipo humano dispar para conseguir una visión artística compartida. ¿Es algo que te resulte complicado o desafiante en el momento de escribir un nuevo álbum?
Es lo mismo en realidad. Como bien dices se trata de liderar a un grupo hacia una visión artística común. La diferencia principal es que una banda como la nuestra, que lleva tanto tiempo junta, es una máquina perfectamente engrasada. Nos conocemos perfectamente, somos como hermanos, sabemos los errores que solemos cometer, así que es fácil en ese sentido. El problema con una película es que normalmente es un equipo de cincuenta personas a las que apenas conoces. Pero el hecho de haber trabajado tanto tiempo en el mundo de la música me ha dado cierta ventaja para coordinar equipos así, tanto cuando tiene que ver con la coordinación del reparto como con el hecho de nivelar las diferencias creativas internas. Pero creo que el trabajo en el fondo es el mismo; como digo, sólo son formas artísticas distintas.

Recientemente habías comentado en una entrevista sobre “The Long Road North” las diferencias entre llegar a compromisos en una banda en comparación a una relación de carácter más íntimo. En términos creativos, ¿tiendes a ser más dialogante o más bien tiránico?
Como decía antes, nos conocemos los unos a los otros como la palma de nuestra mano, sabemos perfectamente lo que hacemos cada uno. Puede que haya un cierto deje dictatorial… [Silencio] Pero no, más bien no. Puede que en el pasado fuese el que tendía a sobreponerse más, como el capitán de un barco, y de hecho sigo siéndolo, diría, pero bastante menos que antes. Ahora todo el mundo está más involucrado, fuera de lo que Kristian [Karlsson], Fredrik [Khilberg] o yo aportamos normalmente. Trabajamos todos juntos en las canciones por tal de que sean buenas, porque ya hemos hecho cosas buenas antes y cada uno sabe cuál es su rol ahí. Creo que es una dinámica más cooperativa que otra cosa.

Hace unos días hablaba con un amigo acerca de vuestra música y vuestro acercamiento compositivo. Cuando le enseñé “Lights On The Hill” se quedó muy sorprendido de los poquísimos motivos melódicos que utilizáis, y también sobre la forma en la que dialogan entre ellos para crear estructuras climáticas. Tengo mucha curiosidad por entender cómo enfrentáis ese proceso compositivo, porque en líneas generales la sutileza de las variaciones de esos leitmotiven y la conciencia progresiva en ese sentido no me hace pensar en vuestro grupo como una típica “jam band” al estilo de Gov’t Mule, por decir un nombre.
Para serte sincero es bastante simple. Cuando escribo canciones no me gusta hacer composiciones demasiado detalladas, porque de lo contrario no dejaría espacio para introducir otras influencias. Tiendo a escribir el esqueleto de la canción y luego dejo al resto que haga lo suyo, y luego hablamos sobre quién debería hacer qué en cada parte. Pero sí, estoy de acuerdo en que soy un gran fan de los hooks, creo mucho en el poder de las melodías para construir canciones. Hemos estado utilizando esa fórmula como mínimo en los últimos cinco discos. Creo que son las melodías las que dan a una canción su identidad. Pero es raro, porque siempre recibo preguntas sobre lo complicadas que son nuestras canciones, y siempre pienso “¡no es tan complicado!”. Es bastante sencillo.

Estoy bastante de acuerdo. Creo que psicológicamente tiene que ver más con la percepción de la duración de los temas más que con el uso de las dos o tres melodías que van apareciendo. No sé, “An Offering To The Wild” es un buen ejemplo de ello, fuera de que en un puente concreto pueda suceder algo distinto. En ocasiones me hace pensar en las primeras oleadas del minimalismo neoyorquino, al estilo de Steve Reich o La Monte Young. ¿Os dicen algo los lenguajes avantgarde en ese sentido?
Siempre que intento hacer algo monótono fracaso. Creo que cada cosa necesita tener su momentum. Si tienes una parte en la que se repite una misma idea pero haces algo un poco distinto con la melodía o cualquier otro detalle, la mente humana tiende a hacer un reseteo y entiende eso como una nueva sección. Pero no sé, siempre es difícil hablar sobre cómo haces tu propia música. Hacemos lo que hacemos porque nos gusta, y llevamos haciéndolo tanto tiempo así que al final es lo que nos resulta más natural. Pero bueno, que por natural que nos resulte sigue siendo jodidamente difícil [risas]. Escribir canciones es un trabajo difícil, eso te lo puedo asegurar.

Profundizando en vuestro nuevo álbum, hay una colaboración en particular que me resulta muy interesante: la de Colin Stetson, creo que deja una huella muy sugerente en temas como precisamente “An Offering To The Wild”. ¿Hubo algo en particular que os hiciese pensar en él? No puedo evitar pensar en su proyecto de post-metal, Ex Eye, o en su faceta como experimentador nato.
Es habitual que reciba preguntas sobre cómo sucede la magia aquí o allá, y la verdad es que suele ser algo más bien del tipo yo cacharreando mi pedalera y diciendo “¡tío, esto suena guay!”. No hay una gran idea detrás de ello, suele ser algo más del momento que otra cosa. Sí que es cierto que cuando hablamos todos juntos sobre la clase de sensación que queremos transmitir con un cierto proyecto salen nombres sobre quién podría colaborar con nosotros. Lo divertido de este caso es que conocía el trabajo de Colin Stetson pero no lo asociaba con su nombre. “¿Quién este tío que hace estas cosas con el saxo?”, “Sí, ha colaborado con Arcade Fire y así” y yo del plan “Joder, sí, deberíamos hacer algo con él”. Y la verdad es que fue un gran acierto, era exactamente la sensación que buscábamos. Colin tiene un talento extraordinario, es único en su especie. Pero bueno, lo que te decía, son más bien ideas del momento. “¿Deberíamos hacer esto? Sí, ¿por qué no?”, y de ahí intentar si podemos contar con esa persona en particular.

"Siempre es difícil hablar sobre cómo haces tu propia música. Hacemos lo que hacemos porque nos gusta"

Me resulta curioso ver cómo de alguna forma estáis muy lejos de tratar de ser una banda de “true metal” en ningún sentido, ya lleváis una buena temporada colaborando con artistas que no tienen nada que ver con ese tipo de estética. Me comentas que todas estas ideas surgen con bastante naturalidad, pero ¿cómo os relacionáis con el hecho de ser outsiders del género?
Creo que siempre lo hemos sido. Vengo de la escena del hardcore, y cuando empezamos tampoco encajamos ahí, no había prácticamente nadie en nuestro entorno que hiciese algo parecido a nuestro sonido, siempre hemos sido muy solitarios en ese aspecto. Cuando empezamos a hacer este tipo de música súper pesada la gente empezó a hacer pop, y cuando nos fichó Earache Records empecé a recibir preguntas sobre la escena del metal en Suecia. Tío, no tenía ni la más remota idea, no pertenecía a ella y no conocía a prácticamente ningún grupo fuera de los más obvios. Nunca me he sentido parte de ello, y creo que ha sido una de los elementos clave que nos ha permitido hacer lo que hemos hecho hasta ahora. Prácticamente hemos mantenido nuestra formación casi inalterada desde 2004 y varios de nuestros miembros han estado tocando en bandas que no tienen nada que ver con la música metal. Son músicos que ni siquiera escuchaban música pesada, por lo que no conocían las reglas del género. Eso nos ha salvado la vida, porque siempre hemos hecho cosas que de alguna forma nos han hecho destacar entre la masa. Por ejemplo con Thomas [Hedlund], a quien conozco desde que teníamos diecinueve años y estuvo involucrado desde “Beyond”, tenía estas ideas como por ejemplo la de utilizar una pandereta en un ambiente más melódico. El tema empezó así, pero ha ido a más. Thomas toca en un montón de grupos distintos, tiene una creatividad increíble, y sé que cualquier cosa que haga sonará genial. Creo que todo esto ha sido una ventaja para nosotros. Quiero decir, está claro que somos una banda de metal, sin lugar a dudas, y ojo, nada de esto significa que no haya un montón de grupos de metal sueco que me encantan, pero nunca hemos sido uno de ellos. Hemos compartido escenario con ellos, pero no somos parte de una escena.

Todo esto me hace pensar sobre el posible legado aprendido en Cult Of Luna de artistas a los que admiráis como Mark Lanegan, cuya influencia puede apreciarse en temas como “We Feel The End”, “Into The Night” o incluso “Beyond I”. ¿Os planteáis activamente hacer algo “más suave” en el futuro?
Sí, por supuesto. Disfruto mucho tocando esos temas, y me siento muy afortunado de haber podido desarrollar esa faceta. En cada álbum intentamos expandir nuestros propios límites, tanto como nos es posible. Ya hace quince años nos estábamos planteando “¿nos escuchará la gente si hacemos esto?”. Pero creo que nos hemos salido con la nuestra. Pero creo que con todo, en esencia somos una banda de metal y esto es lo que hacemos, aunque de alguna forma creo que tiene más que ver con un determinado sentimiento. Si lo sentimos como algo que tiene sentido, formará parte de nuestro universo, sea más suave o no. Antes mencionabas “Lights On The Hill”. En varios sentidos es una canción bastante suave, y no hay muchas bandas que puedan hacer una canción así, comparada con un tema mucho más pesado como “Cold Burn”. Así que al final tiene que ver con una cuestión de feeling. Todo aquello que tenga sentido para nosotros pertenecerá a nuestro mundo.

Para terminar de hablar de colaboraciones, quería hablar de la más reciente que has llevado a cabo: la de Final Light junto a James Kent [Perturbator]. La desarrollasteis a partir de la propuesta comisariada por Walter [Hoejimakers] del festival Roadburn, ¿cierto?
Eso es.

El formato que habéis escogido es el de utilizar un nuevo alias para este proyecto. No fue así con Mariner junto a Julie Christmas. Me llama la atención que para este tándem Cult Of Luna no sea parte de la ecuación. ¿Ha sido por una cuestión de aproximación a la composición desde lo electrónico, por el hecho de que una banda al uso es menos flexible para según qué sonido…?
Creo que es más bien por el hecho de que queríamos hacerlo sólo James y yo. No había ningún motivo para utilizar los nombres de nuestros respectivos grupos, y quién sabe, puede que hagamos más en el futuro. Me encanta trabajar con él, es un tipo encantador. También creo que sería muy complicado hacer algo con Cult Of Luna en este ámbito. Era más sencillo si lo hacíamos él y yo solamente.

¿Quizá por el contexto de la producción en general?
No [risas]. Es por el hecho de que era mucho más fácil así. Nos conocíamos de antes y nos llevábamos bien, tenía más sentido de esta forma.

En todos vuestros trabajos hay un tópico recurrente que tiende a repetirse: la idea del peregrinaje. En vuestra discografía en general hay una invitación a hacer un viaje a través de la introspección, utilizando alegorías y metáforas en vuestro lenguaje lírico y musical, todo de una forma particularmente íntima. ¿Cuál es vuestra relación con el mundo de la espiritualidad - en el sentido más amplio del término - y la introspección?
Te puedo asegurar que no hay ni un ápice de espiritualidad en nada de lo que haya hecho nunca. Siempre me he opuesto de forma bastante militante contra la religión. No tiene ningún impacto sobre mi vida. No obstante, diría que la introspección es otro tema, o el hecho de buscar ese “algo”. Dado que Cult Of Luna ha sido… Bueno, prácticamente la mitad de mi vida, he atravesado un montón de cosas con ella. Y creo que esta banda es como un mapa de mi vida, podría hablar de ello durante horas álbum a álbum y explicar cómo me reflejo personalmente en las cosas que escribo. Los dos últimos años, más que escribir historias o tratar de tener determinados posicionamientos políticos, he tratado de reflejar algo más personal e íntimo. Creo que tiene mucho que ver con los cambios que he ido experimentando, cambios en la prioridades, sobre qué cosas importan de verdad y demás. Cuando eres pequeño tratas de entender el sentido de las cosas en general. Puede parecer naíf, pero es algo bello a su manera, porque cuando creces no sabes ni quién eres ni qué quieres en la vida. Me había olvidado totalmente de ello, tratando de resolver los problemas en el mundo. Creo que es algo que se ve claramente si lees mis letras, especialmente en los últimos discos. Hay mucho de personal en ello. Y también tiene que ver con un hecho biológico claro, que a medida que envejeces te acercas más y más a la muerte, y no sólo la tuya, sino la de toda la gente que te rodea. Es ley de vida, pero no por ello es algo que te deje indiferente. Eso es algo que me ha marcado mucho en la forma de escribir estos últimos años. En “A Dawn To Fear” profundicé en mí mismo más que nunca, para bien y para mal. Líricamente hablando, “Lay Your Head to Rest” por ejemplo es muy importante para mí.

Mencionas el hecho de dejar la política fuera de la ecuación musical, pero como banda parecéis muy conscientes en términos ideológicos. Todavía recuerdo vuestro posicionamiento contra la actuación de As I Lay Dying en el Resurrection Fest de hace unas cuantas ediciones o el sorteo benéfico de vuestros test pressings para recaudar fondos en favor de los afectados por el conflicto bélico en Ucrania. ¿Os ha supuesto algún problema con alguna promotora u otra parte de la industria ser tan claros en cuanto a vuestras ideas?
No, para nada. Recibí un montón de amenazas cuando pasó lo de As I Lay Dying. [risas]. Pero bueno, cosas de Internet, los idiotas gobiernan Internet. Pero en general no se me ocurre ninguna ocasión en la que hayamos tenido problemas con eso. Y si hay alguien que no quiera trabajar con nosotros por ello, seguramente me habría enterado de ello. Sí que le dije al agente que nos hacía el booking por Europa del este que se fuese a la mierda, creo que porque no le parecía bien que pusiéramos los colores del Orgullo en nuestro perfil. Pero toda esa gente se puede ir a la mierda, me da igual. Esa es un poco la cosa: cuando tu supervivencia no depende de una banda, quiero decir, si disolviésemos el grupo mañana mismo no me afectaría –financieramente hablando– en absoluto. No me importa, no es el motivo por el que lo hago. Y bueno, sí, ahora tenemos un sello [Red Creek], pero si la gente decidiese dejar de escucharnos o no venir a nuestros conciertos nosotros seguiríamos escuchando nuestra propia música. Y me encanta que en el nivel al que estamos podamos seguir haciéndolo en estos términos. No sé, siempre he sido un bocazas en ese sentido, ya desde pequeño siempre estaba peleándome con los demás. Justo el otro día me acordaba de ello, hablando con mi hija sobre el hecho de posicionarse y defender aquello que crees que es justo. Mi primera pelea física por cuestiones políticas fue cuando tenía once años. Toda mi clase, y también este amigo racista que tenía, pensaba que todos los inmigrantes debían ser cristianizados. Y les dije “¡que os den!” y empecé a pelearme con todos [risas]. Ahora ya hace muchos muchos años que no me meto en una pelea así, pero sí, tengo la mano derecha llena de cicatrices de la cantidad de peleas en las que me he llegado a meter. Creo que por aquel entonces era una cosa de críos, pero sigo siendo la misma persona.

 

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