Cualquiera se sorprendería de que uno de los más respetados creadores electrónicos británicos de la segunda mitad de los noventa se presentara con un disco de canciones electrónicas comandadas por la voz de un Ricky Barrow renacido tras la diáspora que significó la fructífera disolución de The Aloof (donde dieron sus primeros zarpazos tipos como Richard Thair de Red Snapper o Gary Burns y Jagz Kooner de Sabres Of Paradise). Cualquiera se sorprendería, digo, si no supiera que el responsable de ese giro no es otro que Luke Slater.Ante el mayor potencial comercial que encierra la operación (no nos engañemos, aún se venden más los discos más cercanos a los formatos tradicionales) su compañía se ha apresurado a trasladarlos del subsello más experimental Novamute a primera división. “Fueron los de la compañía después de oír las primeras maquetas los que decidieron que saldría en Mute y no en Novamute y a mí no me importó”. En el limbo de las respuestas imposibles queda la implicación del capo de Mute, el orondo Daniel Miller, en esta reorientación más cercana al tecno-pop que él creó y apadrinó en los primeros años ochenta.
“Quería hacer algo nuevo, fresco, y ya he escrito demasiadas canciones duras” |
“No creo que tenga demasiado que ver con los ochenta. Aquí de lo que estamos hablando es de canciones, antes que de sonidos. Ha pasado mucho tiempo desde aquello, para mí y también para Daniel Miller”. Así pues, ¿a qué se debe está refundación? “Hacía un par de años que quería hacer un disco como éste. No va a haber un nuevo ´Wireless´, básicamente porque ya hice uno (leve sonrisa) y todo debe cambiar. Quería hacer algo nuevo, fresco, ya he escrito demasiadas canciones duras”. No es necesaria una justificación más precisa. Una y otra vez, Slater sabe darle la vuelta a los géneros y a las expectativas de prensa y público, para llamar la atención sin necesidad de inventar la rueda, simplemente echándola a rodar. Pero, ¿desde cuándo viene este proyecto? ¿Puede ser que las canciones de “Alright On Top” fueran aquellas que vimos a Slater gritar (más que cantar) en su directo de Benicàssim´99? “No, aquellos eran los temas de ´Wireless´. Me lo pasé muy bien en aquella gira, porque a veces resulta aburrido tocar siempre los temas del álbum que estás presentando, así que era muy excitante instalar un micrófono y chillar un poco (risas apagadas). Por entonces aún no había empezado a trabajar en estas canciones. En realidad, creo que es un asunto muy diferente. En ´Wireless´ las canciones eran tan fuertes que no importaba el tipo de voz que las acompañaba, pero en ´Alright On Top´ las canciones son más suaves y es muy importante la voz que las interpreta, por eso me puse en contacto con Ricky Barrow”. Habría estado bien que Slater buscara cantante con el típico cartel en la tienda de discos (trabajó en una al sur de Londres y ahora posee otra en Brighton, aunque no se pasa mucho por allí) que no debería diferir demasiado de este: ´Productor electrónico busca cantante poderoso para hacer disco de pop´. Desgraciadamente, todo es mucho más prosaico. “Buscábamos un cantante y alguien nos dijo que Ricky estaba libre. Entramos en el estudio para ponernos a prueba y todo salió de maravilla, así que seguimos trabajando hasta que completamos el álbum. Empezamos trabajando las letras y las melodías y nos entendimos enseguida, así que no había motivo para seguir buscando a nadie más”. A estas alturas de la conversación es necesario hacer notar que Slater habla continuamente en plural. ¿El ´nosotros´ incluye a Al Sage? “Naturalmente. Él siempre está a mi lado, forma parte del grupo”. Así que hemos pasado de tratar con un artista supuestamente solitario a un trío con personalidades bien diferenciadas, ¿cómo se organiza eso? “Uffff, es muy complicado. En muchas ocasiones es un auténtico lío. Al se ocupa sobre todo de la parte técnica del estudio, Ricky de las letras y yo los superviso a ambos. Pero eso es sólo la teoría, porque al final acabamos los tres opinando sobre las letras y el sonido al mismo tiempo (risas serias)”.
“Para mí este disco es mucho más de directo que de club. Para que suene en los clubes vamos a hacer remixes” |
La pregunta que no se nos puede quedar en el tintero es la motivación que ha llevado a Slater a firmar este disco, a escoger el camino de la música vocal después de muchos años dedicado en exclusiva a los instrumentales. “Hay muchas maneras de compartimentar la música. Si separamos la música vocal de la instrumental encontramos que hay un mensaje en ambas, pero creo que ya he hecho demasiada música instrumental, no me veo capaz de transmitir sin la ayuda de las letras. Es como lo veo ahora, en este disco quería ser más emocional y para eso las necesitaba. Me gusta la música instrumental y la he practicado durante mucho tiempo, pero también me ha gustado siempre la música vocal y no soy capaz de decir que una es mejor que otra, tan sólo que ahora me veo más cómodo haciendo música con letras”. Pero, ¿soñabas con hacer algo así desde hacía mucho tiempo? “Mmmmmmmmhhhhhhhhhhhh (en serio, se toma muchísimo tiempo antes de contestar), si me lo hubieras preguntado hace cinco años te habría dicho que nunca se me ocurriría contratar un cantante y trabajar con él las letras y las melodías. Pero cuando empecé a pensar en ello tampoco me pareció un cambio tan brusco, así que supongo que he debido estar haciendo tantas cosas inesperadas en estos años que ya no puedo ni sorprenderme a mí mismo”. Curiosa afirmación de uno de los artistas más inquietos de los últimos años, con una clara proyección pública desde que abandonara sus primeros proyectos mayoritariamente vinculados al sonido Detroit. “Mis proyectos anteriores iban más destinados a los Dj´s que a un público general, pero poco a poco los dejé de lado por falta de tiempo, no fue una decisión consciente que tomara previamente, sino que fue algo a lo que me vi abocado porque los nuevos proyectos cada vez me absorbían más. Aquello era muy divertido, pero escogí algo de más envergadura y tuve que sacrificarlo”. El fruto de tanto ´sacrificio´ es la repercusión de su creciente carrera como Dj, cimentada sobre un sonido contundente y unas sesiones realmente terroríficas que le han dado gran fama, aunque extrañamente sólo ha publicado un Dj mix, el apropiadamente titulado “Fear & Loathing” (React, 2001) que incluye joyitas de Jeff Mills, James Ruskin, Dj Remy o Felix Da Housecat junto a algunos de sus alias. En fin, que Slater conoce bien la pista y lo que hay que hacer para arrastrar a la gente hasta ella.La contraposición entre el sonido agresivo y unas letras con cierto barniz emocional parece reflejarse también la portada. En ella, Slater sentado, armado con casco, coderas y otras protecciones de patinador, parece descansar después de una carrera sin perder su ¿eterno? aspecto amenazador. A su lado, de pie, Ricky Barrow mira a la cámara con obsequiosa majestad. “El disco está lleno de contrastes, como yo. Exactamente igual como es el mundo. El de la portada no es más que otro más. Yo diría que estoy descansando y que Ricky me está cuidando”. Pues ya que sale lo de los patines, ¿has visto “Rollerball”? “Sí, la he visto. Quería llevar algo de mi mundo cotidiano a la portada para reflejar que se trataba de un trabajo más intimo, más cercano. Soy un gran fan del patinaje, salgo a patinar en cuanto me es posible”. ¿Usas tabla o patines? “Patines, jamás me subiría a una tabla”. La crudeza de su precisión cobra sentido cuando se explica que la rivalidad entre rollers (que usan patines) y skaters (tablas) no tiene en algunos paíse
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