Jean-Philippe Freu y Patrice
Carrié son dos viejos conocidos. Ambos, doctores en psicología de día y músicos
de noche, llevan en esto desde mitad de la pasada década. En 1997 editaron “Retrospective”
(¡editado en Elefant y mezclado
por Steve “Dub” Jones!), debut que presentaba sus señas de identidad: guitarras
y melodías rock conjugadas con percursiones house y bases electrónicas.
Innovador entonces, disfrutable todavía hoy. Han tocado un porrón de veces en
España y ellos mismos reconocen que nuestro país es uno de los que mejor les ha
acogido durante toda su carrera. Rinôçèrôse han resistido el ir y venir de
tendencias y han conseguido mantenerse en una posición privilegiada. Son
claramente una banda de singles antes que creadores de álbumes redondos, pero
con los que es posible pasar un buen rato en cualquier club (visitan Madrid y
Barcelona este mes de octubre, fichen) o festival (cerraron el Escenario Verde
del FIB este año la jornada del domingo, ni más ni menos, aunque tuvieran que
lidiar a la misma hora con Hell y Laurent Garnier). Pero, seamos francos, los
Rinôçèrôse que molaban e innovaron fueron los de antaño, sobre todo los de “Installation
Sonore”, álbum influenciado por el french
touch de la época. Por fortuna
mantienen ese feeling en sus
directos, en los que siguen colisionando dos mundos aparentemente opuestos: la
frivolidad del rock con la ídem del house y el disco. Trajes embutidos de cuero
y Gibson’s SG versus bolas de espejos y bombos a negras. Todo eso, son y serán
Rinôçèrôse, aunque en su último disco, “Futurinô”, estén más cerca que nunca del pop y el brío de unos The Ting Tings
producidos por Alex Gopher. Glups. “Estoy de acuerdo en que es nuestro disco
más pop, aunque muy probablemente el próximo álbum comporte una nueva
revolución en nuestro sonido”, reconoce un
dicharachero Jean-Philipe. “‘Futurinô’ es la secuela de ‘Schizophonia’ (V2, 2005). ‘Installation Sonore’ (V2, 1999) y ‘Music Kills Me’ (V2, 2002) giraban en torno a un mismo concepto
musical, estaban centrados en un sonido más cercano al house. ‘Schizophonia’
supuso una ruptura, introdujimos vocales y la balanza se decantó más hacia al
rock. Seguimos teniendo muy buena sintonía con los dos cantantes principales:
Mark Gardener (ex vocalista de The Ride)
y Jessie Chaton, por eso decidimos seguir trabajando en esta dirección”. Jean-Philipe siempre ha promulgado ser un guitar
freak (“tengo, espera que las
cuente… Mmmm, entre quince y veinte guitarras”) y fiel admirador de los clásicos del rock&roll (“siempre recurro
a Jimi Hendrix, The Who o AC/DC en la composición de cada trabajo”), pero una de las bandas que más le ha influenciado
últimamente ha sido Cut Copy. “Los descubrí cuando ya teníamos hecho el disco
pero vimos que teníamos conexiones. Tienen ritmos disco, melodías pegadizas,
una voz sugerente, y un toque arty que me encanta. Para mi ‘In Ghost Colours’
es uno de los mejores discos de los últimos años”. Damos fe, se llevo un 4,5 sobre 5 en esta publicación, pero ¿qué hay de
la nueva hornada francesa? ¿no os habéis empapado de los nuevos popes del
electro galo? “Me gustan algunas cosas como Justice o Mr. Oizo, pero
últimamente a quien más he escuchado ha sido a Bob Dylan (risas). Voy por temporadas…”. Cualquiera lo diría escuchando pildorazos como “Time
Machine” (en la que cantan Ninja, de The Go Team!, que no para), “Touch Me” o
“Where Are You From”, los temas que marcan la pauta del álbum: infecciosos y
directos, perfectos para anunciar refrescos de cola, galletas o cualquier
producto teen. Para esta nueva entrega
han vuelto a contar con Jean-Louis Palumbo a los mandos, miembro oficial desde
su segundo álbum y pieza clave de la formación aunque no salga en las fotos. “Lleva
las canciones a otro nivel y les otorga direcciones que nosotros ni siquiera
nos planteamos en el momento de escribirlas. Es muy perfeccionista en la
edición y es un freak de los sintetizadores, los arreglos electrónicos son cosa
suya. Como es habitual ha sido el productor principal, pero también hemos
trabajado con otros ingenieros como Alex Gopher, que se responsabilizó de la
mezcla”. Pues nada, a hacer cuernos en
el dancefloor.
Which came first, the problem or the sotliuon? Luckily it doesn't matter.