Cuando hacen pop, ya no hay stop
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Cuando hacen pop, ya no hay stop

Redacción — 28-04-2008
Fotografía — Archivo

En su segundo disco, “En ningún lugar” (B-Core), The Charades han conseguido la fórmula mágica de la perfecta canción pop, y la diseminan en diez enormes y atemporales composiciones en las que cuidan como nunca la producción, las armonías vocales y los arreglos.

Han pasado ya dos años desde que The Charades publicaran su debut en largo, “When Shinning Blue”. En este periodo de tiempo, han aprovechado para cambiar de sello (antes grababan para Corea Discos) y animarse a cantar en español. “La transición ha sido algo natural. B-Core se interesó por nosotras ya con ´When Shinning Blue´, y en esta ocasión todo ha confluido para que ellos lo saquen. El disco es el reflejo del último año y medio; nos apetecía cantar y sonar así. Utilizar el castellano comenzó como algo divertido y nuevo, y a priori más difícil. Hice una canción cantada en castellano y a todos nos gustó”, recuerda Isabel Fernández (voz y guitarras).

”Huímos premeditadamente del sonido retro"

Para Coki García (teclados), el cambio tampoco ha sido tan “trascendente ni definitorio. En el siguiente ya se verá qué hacemos”. Lo que sí conservan The Charades, afortunadamente, es su enorme capacidad para sacarse de la manga excelentes melodías pop, aunque sus letras sigan teniendo su punto de melancolía. Para Guillermo Llansó (batería): “las letras hablan de romper con lo existente y de rehacer. Tenemos cierto desencanto con los caminos preestablecidos y convencionales de la vida moderna”. “Los cuatro somos bastante alegres en el día a día, pero tenemos nuestros dolores y preocupaciones como todo el mundo. Supongo que por eso sale esa mezcla de alegría y tristeza”, rubrica Isabel. “En ningún lugar” es una excelente colección de canciones tan redondas como adictivas, que además presenta un estupendo trabajo de producción.

"Está todo tan mercantilizado y mediatizado que todos estamos llenos de prejuicios"

Farfisas, guitarras Rickenbaker y pedales Memory Man (un pedal de delay y echo) colorean unas canciones que presentan unas notables diferencias de sonido en relación a discos anteriores, por lo que a priori puede sorprender que The Charades hayan elegido de nuevo trabajar con el mismo productor, el omnipresente Santi García. (Coki) “No queremos grabar todo el rato el mismo disco y Santi tampoco. A todos nos apetecía probar cosas nuevas. Él ha grabado cosas muy diferentes y es muy ecléctico”. (Isabel) “Fueron días de concentración a tope, pero también de evasión y disfrute. Todos trabajamos mucho antes de ir a grabar. Llevamos al estudio las canciones teniendo muy claro el sonido que deseábamos y Santi supo materializar a la perfección lo que teníamos en la cabeza”.

“En ningún lugar” sacrifica la intensidad guitarrera de los inicios del grupo en beneficio de un mayor uso de las armonías vocales y los coros, que se están convirtiendo en una de las señas de identidad de la banda. “La verdad es que nos divertimos mucho haciendo armonías. Además, hacer armonías con Mary es un lujo porque es buenísima y siempre se inventa coros alucinantes”, confirma Isabel, aunque Coki confiesa que la banda no invierte necesariamente más tiempo en los coros que en otros arreglos. “Igual es que nos salen mejor que las otras cosas (risas). Lo malo de “En ningún lugar” es que se acaba pronto. Lo bueno es que no te vas a cansar de escucharlo una y otra vez. The Charades siguen sin estar dispuestos a alargar sus canciones más de lo estrictamente necesario. “No somos capaces de hacer una canción de más de dos minutos y medio”, asegura con sorna María Hernández (bajo y voz).

The Charades no habían incluido, al menos en apariencia, inquietudes políticas en sus letras. Un título como “Hanna Arendt” (en referencia a la teórica política alemana) podría indicar un posible cambio de tendencia, aunque Isa matiza. “En el anterior disco había algunas letras políticas y en éste también. Son letras políticas en el sentido que son una declaración de ideas, intenciones y sueños. Una manera de percibir y organizar nuestra vida. En mi opinión ´En ningún lugar´ o ´Siete´ son canciones bastante políticas. Pero tampoco me gusta explicar las canciones. Es mejor que cada persona que las escuche se monte su propia historia y las haga suyas”.

El sonido de “En ningún lugar” está más cerca de Beachwood Sparks que de las hermanas Deal, por citar dos de los nombres de cabecera de la banda. El disco evoca cierto sonido sesentero y psicodélico, aunque consigue zafarse con gracia del revival mimético. Se trata de un disco atemporal que parece beneficiarse de la variada mezcla de gustos de sus componentes. En opinión de Isa, “huímos premeditadamente del sonido retro. No queremos sonar a revival, y eso es algo que se trabajó en producción. En mi caso, me gustan muchas bandas de finales de los sesenta, pero escucho de todo. Ahora Coki y yo no paramos de escuchar las cajas del sello Trojan, especialmente la de rocksteady y la de dub”. Mientras que María asegura escuchar “un poco de todo, desde Hank Williams y The Breeders hasta Zeke o Guided By Voices”, Guillermo confiesa haberse convertido últimamente en “una lavadora de estilos y épocas”.

Desde la publicación de su primer Ep en 2004, “The Only One”, The Charades han tenido que sufrir a lo largo de su corta carrera uno de los peores vicios de la prensa musical, la etiqueta fácil. En su caso, se les ha relacionado con frecuencia con formaciones que no tienen nada que ver entre sí, salvo una mayor presencia de cuota femenina. María prefiere enfrentarse al asunto con el vaso medio lleno. “En cierta forma, eso ayuda a que las chicas se den cuenta de que también pueden tocar un instrumento, pero la verdad es que la mayoría de las veces nos sentimos más cercanas a grupos de chicos, ya sea por ideología o similitud musical”. Guillermo parece llevar peor el tema. “Creo que como estrategia de choque está bien o estuvo bien porque el rock ha sido muy machista, pero éste tema empieza a cansar un poco; de verdad, empiezo a no verle sentido”. Coki zanja el espinoso asunto. “No creemos mucho en las supuestas ´escenas´, pero eso no es ni mejor ni peor que identificarte con alguna. Nos sentimos afines a algunos grupos que no tienen por qué hacer necesariamente la misma música que nosotros pero que nos gustan y con los que conectamos”.

La banda, en cualquier caso, parece estar bastante al margen de las numerosas etiquetas que les han adjudicado durante los últimos años. Isabel reconoce el “pasotismo y aislacionismo” de The Charades “con respecto a las escenas, la prensa musical, las tendencias y todos los satélites que circulan alrededor. Hay una necesidad de tipificar y catalogar todo que nos da por culo, y más si encima ni se han tomado la molestia de escucharnos. Hoy en día, gracias a dios, la gente puede meterse en MySpace o Emule y opinar por sí misma. Aunque está todo tan mercantilizado y mediatizado que todos estamos llenos de prejuicios y absurdidades. ¡Hay que escuchar las canciones con las tripas!”.

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