Crónicas de la Edad Metálica
EntrevistasBlind Guardian

Crónicas de la Edad Metálica

Daniel Rabadán — 30-01-2007
Fotografía — Archivo

Un nuevo álbum de Blind Guardian es siempre un suceso relevante en la comunidad metálica más apasionada y soñadora, aquella que se adentra sin miramientos en su imaginería de leyendas y estribillos memorables. “A Twist In The Myth” (Nuclear Blast/Mastertrax) contiene además de los escenarios en los que Hansi Kürsch y los suyos desarrollan sus gestas, algunos cambios notorios en su siempre final feliz.

Establecer correlaciones entre la actualidad de un grupo y el título de su último disco es algo que, en su posición de mitos del heavy metal de una segunda hornada, los alemanes no desmienten ni tampoco refrendan. Si estas nuevas doce creaciones suponen ese giro o inflexión al que hace mención su nueva publicación es algo que su guitarra rítmica Marcus Siepen aclara en una respuesta definidamente abierta a las interpretaciones. “Después del anterior álbum sentíamos que teníamos que cambiar algo ya que no había forma de seguir en esa misma dirección puesto que con ‘Night At The Opera’ llegamos a ciertos niveles y no tiene sentido intentar superar una canción como ‘And Then There Was Silence’ que duraba catorce minutos añadiendo esta vez otro tipo de fórmulas. Por un lado es una especie de paso hacia atrás a las raíces del grupo y, por el otro, hay muchas canciones y nuevas influencias con las que no habíamos experimentado hasta ahora, así que es una especie de puente entre el pasado y el presente de la banda y pienso que representa todo aquello cuanto hemos hecho como grupo hasta la fecha”.

Con casi cinco años entre ambos trabajos, tampoco puede hablarse de un vuelco estilístico como tal. “En este nuevo trabajo hay algo que en cierto manera continúa con aquello que empezamos en ‘A Night At The Opera’, por tanto no es que hayamos terminado con todo lo que comenzamos con ese disco, de hecho hemos continuado con ello pero de manera distinta”. Una diferenciación con su álbum pretérito en el que sus gustos personales (adolescentes y contemporáneos) han quedado plasmados de manera evidente como nunca antes en sus composiciones. “Todos estamos influenciados por lo que nos rodea y en cuanto a las influencias de los setenta, siempre ha sido una época que nos ha gustado, hemos sido desde siempre fans de los grupos de ese período mientras que también hemos tenido influencias de otros grupos más jóvenes como Korn. Tienen desde luego una aproximación distinta respecto a nuestra música y hacen algo completamente diferente de lo que hacemos nosotros, pero es algo fresco, es algo nuevo y es algo que respetamos totalmente lo cual no quiere decir necesariamente que jamás vayamos a sonar como ellos, pero es algo que nos ha influenciado. Desde luego tiene que ser Blind Guardian, pero de mezclar todos estos elementos sale este resultado”.

De su ambición más cercana y bastante menos operística, entraron en una rutina de grabación convertida en campo de pruebas sobre terreno llano. “Hemos experimentado mucho más, hemos tocado todos esos tipos de influencias que han terminado por hacer que consiguiésemos un sonido distinto en la producción. Lo que hacíamos antes con las guitarras rítmicas era buscar un sonido en concreto que nos gustase y grabarlas todas con ese sonido, mientras que en esta ocasión es algo que ha cambiado constantemente, entre canción y canción en función de del tipo de vibración que demandase el tema e incluso es algo que ha pasado dentro de una misma pieza. El sonido ha llegado a cambiar dentro de un mismo tema, entre sus diferentes partes, para lo cual hemos trabajado con distintos amplificadores o niveles ya que queríamos tocar con una cierta atmósfera o un cierto sentimiento”. “A Twist In The Myth” ha visto como se rompían dos cosas en el seno del conjunto: de un lado la separación de su batería Thomas Stauch tras casi veinte años con la misma formación (sustituido por Frederik Ehmke) y el maleficio en el apartado técnico, pesadilla que les ha rondado cada vez que pisaban un estudio. “Cuando tienes que lidiar con problemas de carácter técnico la concentración se rompe y no tocas tan bien. Cuando un ordenador u otro aparato se rompen, la grabación se para, tienes que sentarte y esperar que se solucionen los problemas para poder continuar, lo cual no es desde luego bueno para una grabación”.

Durante su conversación Siepen hace constantes alusiones a la magia que dicta los designios de la música de Blind Guardian, un modesto misticismo que define como “aquello que ocurre cuando te juntas y tocas música, no puedes describir qué es lo que sucede. Todos los caracteres de este grupo son muy distintos entre sí, somos caracteres diferentes que sin embargo cuando nos reunimos funcionan, encajan creando algo que es el sonido de Blind Guardian. No lo sé, tenemos un cierto entendimiento entre nosotros, un entendimiento sobre la forma en la que tocamos e interpretamos nuestra música y cómo eso contribuye a este grupo. Eso es lo que hace la magia”.

Un comentario
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