Crisol de emociones
EntrevistasIron & Wine

Crisol de emociones

Redacción — 09-01-2008
Fotografía — Archivo

Retrasar una entrevista nunca es buena idea, menos en el caso de Iron And Wine. Su álbum “The Shepherd’s Dog” (Sub Pop/Popstock!) ha sido tan sorprendente para algunos de sus fans, que en septiembre sólo decían pestes sobre él, mientras que ahora, superada la sorpresa ante esta nueva suite del folk, el disco se cita entre los grandes discos de la temporada. El 14 de enero estará en la sala Apolo de Barcelona para presentarlo.

Sam Beam apunta: “La principal sorpresa que ha tenido la gente es que todo está mejor tocado. No me gusta la idea de hacer siempre el mismo disco, y al mismo tiempo, siempre se trata de canciones nuevas que piden tratamientos distintos”. Una respuesta de libro para empezar. Beam ha hecho al contrario que hacen normalmente los demás, que al principio visten sus canciones con demasiados ropones hasta que la experiencia les permite envalentonarse y desnudarlas.

"Soy mi peor crítico y hago música sólo para mí"

“Sé que eso pasa, pero siempre he querido disfrutar con lo que hago sin pensar cuando compongo en lo que ocurrirá después, aunque la canción me pida luego llenarse de cosas”. Independientemente de lo cual, la música de Iron And Wine ya se empieza a calificar como clásica. “Me parece halagador, aunque no hago caso de lo que dicen de mí. Nunca he sabido realmente lo que le gusta a la gente, así que voy sobre aviso de que no entenderé lo que dicen de mí”. Y eso que Beam se toma su trabajo con tranquilidad, y antes de publicar su primer álbum en mucho tiempo, dice que ya está pensando en material nuevo. “Tengo la ventaja de que llevaba trabajando un tiempo en esto antes de grabar el primer disco, así que cuando salió publiqué canciones que para mí eran muy antiguas, de manera que ya tenía listas casi todas las canciones del segundo. Siempre que me meto en un disco, a la vez estoy pensando en las canciones del siguiente. Lo de tener toda una vida para grabar el primero y terminar el siguiente en sólo un año es una mentira. Siempre he querido que esto sea un hobby, así que a partir del momento en el que tuve el primero acabado, aunque sean sólo cinco minutos al día, trato de trabajar en las canciones como si fuera cualquier otro oficio. Es la única manera de poderlo mantener vivo sin problemas”. Beam habla de sus discos como de un todo, no le hinca el diente todavía a los arreglos de su último disco. “Sé que tenía la necesidad, en esta ocasión, de hacer algo más completo. De pronto tenía que poner a un montón de gente de acuerdo para tocar lo que yo tengo en lo más profundo de mi mente”. ¿Habrán tenido algo que ver las sesiones de “In The Reins” junto a Calexico? “Con ellos aprendí que estás trabajando con un material emocional que hay que tomarse más como un descubrimiento que como una búsqueda de algo en concreto”. Supongo que de esa manera has descubierto estas pequeñas suites de psicodelia folk. “No estoy de acuerdo en que sean así porque no ha sido su planteamiento, aunque el resultado pueda entenderse de esa forma. He tratado de crecer artísticamente al tiempo que, como gran aficionado al folk, siempre he preferido los pequeños detalles. A veces sólo una palabra salva una canción entera. Es un sentimiento que he tratado de reflejar en los arreglos que he hecho, como unas palmadas o esas percusiones africanas, por lo que el experimento para mí ha sido mezclar todo eso en un crisol que pudiera recoger todas mis emociones”. Y después las ha materializado valiéndose de animales para describir situaciones humanas, y de una ironía que desdramatiza los peores momentos de la vida. “Suelo coger cosas de la naturaleza para transformarlas en una experiencia artística. Si le dedico una canción a un pájaro, siempre tendré más libertad para hablar de emociones humanas. No trato de que mis canciones sean chistes, aunque hay temas que hay que tomarse con sentido del humor a la fuerza. Las mejores canciones tratan sobre amor y muerte, que son cosas muy serias, y todo el mundo las canta. Eso prueba que la gente puede acercarse a estos temas perdiéndoles el respeto”. Además de que, finalmente, “The Shepherd’s Dog” no es un disco político, como ya se ha apuntado. “Correcto. He hecho algún comentario al respecto porque hay alguna canción que me vino a la cabeza en un momento de cabreo con lo que ocurre con Bush, pero yo no soy un organizador, ni quiero ser portavoz de nadie”. Así que la primera respuesta no era de libro. Sam Beam es así: da a los demás, pero sigue en su propia burbuja. “Soy mi peor crítico y hago música sólo para mí, y sé que habrá gente que prefiera mis discos antiguos, pero ahora mismo yo prefiero a la gente a la que no le gusten los antiguos y se quede con el nuevo”. ¿Para qué decir otra cosa?

Un comentario
  1. (mec exla davcere ragac posti, moedazmbuli mkonda drafti da nikas vicnobdi da zalian magari tipi iko, mxiaruli da enakvimati, gonebamaxvili da zalian ketili adamiani

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