"Crecimos mamando de los pechos de Curro Jiménez"

El grupo madrileño Los Coronas inícia una nueva etapa publicando “Adiós Sancho”, nuevo trabajo grabado en Arizona y publicado por Tritone/Sony. Veamos qué tienen que contarnos sobre este nuevo principio.

“Adiós Sancho”, el regreso de Fernando Pardo, Javi Vacas, Loza y David Krahe al candelero instrumental, supone la entrada en una nueva etapa que viene a confirmar el creciente atractivo de la evolución musical de Los Coronas. Así lo asegura el propio Krahe, charlando en su Vía Láctea. “’El baile final’ significó el cierre de una era. Con ‘Adiós Sancho’ hemos abierto un camino en el que apelamos a nuestra componente más emocional, más anárquica, menos racional, que en trabajos anteriores ha estado más contenida”.

El álbum, grabado en el WaveLab Studio de Tucson (Arizona), luce un título que habla por sí sólo. “El fallecimiento de Sancho Gracia, sin ser el tema conceptual del disco, sí fue la semilla de la que brotó todo, ya que es lo que nos puso a trabajar. Su muerte nos golpeó bastante, porque somos de la generación que crecido mamando de los pechos de Curro Jiménez”, dice Krahe. Y es que además de por edad, Los Coronas están ligados al personaje televisivo por filiación bandolera. “En este grupo siempre hemos querido reivindicar la ejemplaridad de los pioneros, y Curro Jiménez, o sea, Sancho gracia, era un pionero ejemplar igual que Fernán Gómez o Camarón. Reivindicar estos modelos como algo propio y genuino nos encanta. Aunque sea un poco infantil (risas)”.

Desde su anterior entrega, han pasado muchas cosas alrededor de Los Coronas. No sólo se han embarcado en uno de los proyectos más aplaudidos del rock nacional (Corizonas), sino que también han tenido que enfrentarse a la decisión probablemente más importante de su vida: decirle “ahí te quedas” a Steve Van Zandt, que quiso ficharlos para su sello Wicked Cool. Krahe ríe al respecto cabeceando de lado a lado, y al principio uno no sabe si lo está recordando como una insensatez del grupo, o como una machada de Little Steven. “El tío nos dijo: “lo quiero todo”, y eso nos acojonó (propiedad de las canciones, merchandising…). Sólo hablaba de dinero, y no nos concretaba qué quería hacer con nuestras canciones. Su sello es como un enorme almacén sin vida dentro… El rock’n’roll es el mayor desastre imaginable en el mundo de la música”. “¡Titularazo!”, bromea el periodista. “Pero ojo, amamos ese desastre ¿eh?”.