“El cuarteto parisino fue desde el principio mucho más grupo de lo que le suponíamos”, afirmaba Luis J. Menenédez sobre Phoenix en el pasado número de MondoSonoro. Y razón no le faltaba. Los franceses fueron uno de los mayores hypes de principios de siglo gracias a dos desiguales discos, “United” (2000) y “Alphabetical” (2004), que apenas presentaban un par de singles memorables por cabeza. Canciones como “Too Young”, “If I Ever Feel Better" o “Run Run Run”, eso sí, hacían intuir todo el potencial de un grupo que aún estaba por estallar.
"A mí me gusta pensar que somos una banda de rock y no de pop" |
Ese momento llegó con “It´s Never Been Like That” (2006), un trabajo que abandonaba los pastelosos arreglos electrónicos que malbarataban su talento como hacedores de hits, y abrazaba el pop infeccioso de guitarras bonitas y nerviosas recuperando las enseñanzas de algunos de los grupos más cool de los ochenta (Orange Juice, Aztec Camera o Prefab Sprout).
"Somos un grupo que se pasa horas buscando el arreglo perfecto" |
Ahora, tres años después de ese paso de gigante, regresan con un nuevo disco que construye un sólido puente entre los singles arrolladores que les hicieron conocidos a principios de su carrera, y el pop más directo, ganador y orgánico de su penúltima entrega. Al habla Laurent Brancowitz, guitarrista y una de las cabezas pensantes del grupo junto al cantante Thomas Mars.“Hemos cambiado de discográfica y este nuevo disco era una especie de reto. Eso sí, no teníamos ninguna atadura artística ni idea preconcebida antes de entrar en el estudio. Nos encanta tener esa sensación de libertad y no saber nunca por dónde te va a llevar el proceso de creación de un disco. Nos lo pasamos en grande trabajando así, y eso no va a cambiar nunca…”. Consciente o no, esta nueva formulación del sonido de la banda viene acompañada de un cambio ostensible en la imaginería que les rodea. Acusados muchas veces de ser un grupo francés que se avergonzaba de sus raíces, los Phoenix actuales enriquecen su propuesta recuperando en sus canciones la mitología histórica de Versalles, su barrio natal y una de las zonas de París más legendarias. Tradición y modernidad se dan la mano en “Wolfgang Amadeus Phoenix” de la misma forma que lo hacían en “María Antonieta”, película de Sofia Coppola (actual pareja sentimental de Thomas Mars) rodada, precisamente, en el lujoso Palacio de Versalles. El título de su nuevo disco, y canciones como "Lizstomania" (dedicada a Franz Liszt, considerado por muchos como el primer fenómeno pop de la historia de la música) o "1901”, dejan claro esta fascinación por el pasado. “Ahora que lo dices algo de razón tienes con la comparación con ‘María Antonieta’(risas). El disco habla sobre cierta mitología francesa, cosas con las que crecimos, cosas que en nuestros primeros discos no aparecían porque no nos parecían cool. Ahora ya no nos da miedo hablar de nuestras raíces. Somos de Versalles y las canciones hablan de cosas y personajes de la zona. Sus mitos, los edificios históricos, lo que ha pasado a lo largo de los años… Está bien recuperar las raíces, de alguna forma enriquece tu propuesta”. Ahora bien, esa fijación con Versalles no solo mira al pasado. La canción más arriesgada del disco, un tema casi instrumental de siete minutos de duración titulado “Love Like A Sunset”, tiene su origen en la actualidad. “´Love Like A Sunset´ es una especie de experimento, una banda sonora para escuchar en el coche cuando pasas por unos túneles que van de Versalles al centro de París. Es una canción que teníamos antes de empezar la grabación que al final nos llevó mucho tiempo acabarla. La duración original era de treinta minutos y al final se ha acabado quedando en siete. No teníamos muy claro si incluirla en el disco pero al final lo hicimos porque nos convenció el resultado”.
Esta especie de “vuelta a los orígenes” de Phoenix también se ha visto reflejada en la producción del disco. “It´s Never Been Like That” fue grabado en Berlín, y este “Wolfgang Amadeus Phoenix” en un estudio de París propiedad de Philippe Zdar (Cassius), un amigo de la banda que ya se encargó de la mezcla de “United” y que ahora ha acabado como co-productor casi por accidente. “En un principio Philippe Zdar no iba a producir el disco. Simplemente nos iba a ayudar un poco en estudio, que es suyo, e iba ser el ingeniero de sonido. Su implicación en la grabación cambió cuando empezó a dar ideas sobre algunas canciones, a sugerir arreglos nuevos… Sus sugerencias eran todas muy interesantes y ha acabado co-produciendo el disco con nosotros”. La mano de Zdar se nota sobre todo en unos prístinos arreglos electrónicos que enriquecen un discurso brillante donde todo está cuidado al detalle, donde todo es fruto de un sabio proceso de composición y de un concienzudo trabajo en el estudio. Dignos herederos de los Fleetwood Mac de “Mirage” y “Tango In The Night”, dos de los discos con más clase de los ochenta, verdaderas cumbres de la producción más exquisita, sofisticada y emocionante, Phoenix son capaces de darlo todo por el arreglo perfecto, por ese punteo de guitarra soñado que convierta una canción en algo especial. Lo suyo es pop de laboratorio con alma. Algo dificilísimo de conseguir. “Somos un grupo que se pasa horas buscando el arreglo perfecto. Para conseguir la magia se necesita suerte y esfuerzo. Y eso es lo que buscamos. Podemos grabar rápido también, todo depende del momento, si creemos que esa espontaneidad va con la canción. Nos hemos pasado dieciséis meses grabando. Sobre lo de Fleetwood Mac si te soy sincero solo conozco un par de canciones. La verdad es que nos comparan a un montón de grupos que no conocemos. Nos ha pasado siempre”. Para la grabación de “Wolfgang Amadeus Phoenix” han utilizado un curioso juego de cartas conocido como “Oblique Strategies”, creado en los años setenta por Brian Eno y Peter Schmidt. “Sí, es un juego de cartas creado por Brian Eno en los setenta que ofrece soluciones al proceso creativo. Cuando estás creando y tienes una duda, coges una carta al azar que te da un consejo”. ¿Funciona? “La verdad es que sí. En muchos ocasiones nos ayudó a salir de callejones sin salida”.
El momento de gracia creativa que vive Phoenix en la actualidad se ha visto traducido en una línea ascendente de popularidad. Cosa rara. El pasado mes de abril fueron el grupo invitado en una de las entregas del genuino e inigualable “Saturday Night Live” yanqui, el programa de televisión humorístico más grande del planeta. ¿El primer paso para conquistar las Américas? “Lo de ´Saturday Night Live´ fue una experiencia alucinante. Un sueño hecho realidad. Estar rodeado de algunos de los mejores cómicos estadounidenses del momento, ver cómo hacen el programa in situ… ¡Nos trataron como reyes! La explicación de cómo llegamos a tocar en ´SNL´ con ni siquiera el disco editado y sin apenas intermediaros fue simple. Nuestro disco se filtró hace unos dos meses en Internet y alguien del staff del programa se lo bajó y decidió llamarnos. Me encanta que aún haya cosas de la carrera de un grupo que no se puedan controlar…”. Dos cosas para acabar. La primera relacionada con la recopilación que Kitsuné ha editado recientemente bajo el título de “Kitsuné Tabloid By Phoenix”, un disco donde los franceses seleccionan sus canciones favoritas. Una de las elegidas es el “Rise Above” de Kiss, un tema que Thomas Mars y Laurent Brancowitz versionaban en uno de sus primeros proyectos musicales cuando eran unos adolescentes. Ojo que la historia tiene miga. “El grupo se llamaba ‘Darlin’, como una canción de The Beach Boys, uno de nuestros grupos favoritos en esa época. Teníamos dieciséis años y estábamos con los dos futuros miembros de Daft Punk. También nos gustaba mucho Kiss, por eso hacíamos esa versión. Sonábamos como una banda de punk rock porque no sabíamos tocar. Lo mejor es que llegamos a sacar un single con el sello de Stereolab. Les enviamos la maqueta, y les gustó (risas)”. La segunda, una sorprendente declaración que realiza Brancowitz cuando le comento lo raro que me parece que una banda de pop tan bien armada como la suya se deje llevar por algunos tics rockeros encima de un escenario. “El componente rock siempre ha estado presente en Phoenix. De hecho, a mí me gusta pensar que somos una banda de rock y no de pop. De todas formas para nosotros la música es un todo y no somos muy amantes de las etiquetas. Lo que hacemos nos sale de forma natural”.
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