‘Hijos del divorcio’ es el segundo álbum de Confeti de Odio tras ‘Tragedia Española’ (20), un debut de nueve temas que convirtió a Lucas Vidaur –auténtico artíficie del asunto– en un secreto a voces dentro de la nueva escena indie madrileña. Dos años después de aquel estreno, el autor regresa con otro conjunto de canciones que, si bien refrenda todas aquellas cualidades latentes en su ópera prima, también presenta algunas novedades al respecto. “Creo que la principal diferencia es que, aunque ambos sean muy personales, ‘Tragedia Española’ miraba más hacia dentro, mientras que para ‘Hijos del Divorcio’ he cogido también cosas de fuera. Es un disco más global que el primero”. La hoja de prensa que Sonido Muchacho, discográfica encargada de publicar la referencia, ha hecho llegar al respecto del lanzamiento señala que ‘Hijos del divorcio’ es un disco conceptual. No obstante, y dada la variedad de opciones, no queda del todo claro cuál sería el principal hilo argumental sobre el que se sustenta la obra en cuestión. “Hay varios conceptos que se pueden aplicar. Se puede ver como la historia de una persona que pasa por todas las etapas de una relación con una pareja o amigo. De hecho ¡al final muere en “Mundo Cruel”! No sé si mucha gente lo habrá entendido así. La primera y última canción fueron las primeras que compuse para el álbum y se cierran en círculo”. Efectivamente, el álbum se abre con un coro de niños interpretando la pieza “El Coro de los Hijos del Divorcio”, en lo que supone un llamativo y acentuado contraste entre esa letra abierta en canal y las propias voces infantiles. “Lo encontré tras contactar con todos los coros posibles, hasta que uno respondió. Fue el del colegio Las Veredas y se prestaron a hacerlo. Fui con Juan a grabarlo y fue una experiencia muy divertida. Es de mis partes favoritas del disco”.
“Creo que el disco puede tener impacto en un grupo reducido de gente. Y eso me parece muy bonito”
Otras de las piezas destacadas son “Déjales entrar” –que luce con orgullo aspecto noventero y querencia shoegaze– y “Ángel triste”, que cuenta con un curioso protagonista cuya identidad parece que seguirá siendo una incógnita. “¡Es un secreto!”, afirma el entrevistado. “Por su parte, hice “Déjales Entrar” porque me estaba quedando un disco muy blando y quería algo un poco más gótico y a la vez con mucha capa de ruido tipo shoegaze. Algo que en los conciertos sea muy loco”. Si hay un elemento que parece común a todas las canciones que componen ‘Hijos del divorcio’, ese sería la desesperanza arrasadora que cubre (y protagoniza) el lanzamiento. La misma que podría señalar una generación, la de Vidaur, especialmente desalentada. “No soy tan egocéntrico como para pensar que nuestra generación es a la que peor le va. Cada generación tiene sus cosas. La desesperanza me viene de serie, pero creo que como persona soy bastante optimista”. Surge entonces la duda de si es posible conocer a Lucas Vidaur escuchando sus canciones. O, dicho de otro modo, si las letras de ‘Hijos del Divorcio’ son mayoritariamente autobiográficas. “Hay mucho de mí en todas mis canciones, pero me parece difícil conocer a alguien sólo por su obra. En persona no estoy llorando todo el rato. Obviamente me ha inspirado el tema del divorcio, y también la forma en cómo nos relacionamos entre nosotros: lo torpes que somos y cómo rompemos todo e intentamos reconstruirlo después”.
Hablando de los siempre necesarios referentes en un artista novel, esos en los que fijarse de cara a crear su propio discurso, el entrevistado apuntilla el tema. “Intento no fijarme demasiado en nadie a la hora de componer, porque si no me saldría un plagio. Pero, por lo general, admiro mucho a Elliott Smith, Alex G, Elvis Depressedly y demás”. Ironía, inteligencia, drama, costumbrismo, denuncia, mala baba. Escuchando el elepé, podría parecer que todos ellos son elementos obligados en las composiciones de Confeti de Odio. “Primero suelo pensar en un concepto o tema del que me apetece hablar y luego empiezo a tocar música que me suene a eso. La letra lo dejo siempre para lo último. Intento que las canciones no sean demasiado similares entre sí, pero supongo que al hacer yo todas las letras salen temas recurrentes como la melancolía y la ironía”. Lo que resulta indudable es que ‘Hijos del Divorcio’ es un importante paso al frente de Vidaur, que confirma las buenas sensaciones dejadas por el madrileño con su ópera prima, aunque el autor puntualiza unas expectativas tirando a románticas. “Simplemente espero que quien lo escuche lo disfrute. Nunca he buscado un público masivo ni nada por el estilo. Es un disco grande y pequeño a la vez ¿sabes? Creo que puede tener un gran impacto en un grupo reducido de personas y eso me parece muy bonito”. El directo de Confeti de Odio es consistente y sensiblemente más eléctrico que su versión de estudio, alejándose algo de esa versión más manifiesta del pop que late en ambos discos. “Hay una pequeña gira que se va construyendo sobre la marcha. La idea es que los conciertos sigan siendo más eléctricos y brutos que el disco, pero esta vez queremos también incorporar muchos más sonidos y que esté todo más cuidado”.
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