Comunidad pagana
EntrevistasGrinderman

Comunidad pagana

Luis Argeo — 08-10-2010
Fotografía — Archivo

“Grinderman 2” confirma que esto no era fugaz, y que Nick Cave aquí sólo es uno más. Tras una charla matinal con el barbudo Warren Ellis, comandante en jefe de ese grupo salvaje llamado Grinderman, nos lo vamos creyendo.

Que su parco título no despiste a nadie. “Grinderman 2” está mucho más currado y deliberado que aquel debut de estos cuatro jinetes del Apocalipsis. Con más rabia, si cabe, más distorsión e incluso rayos y centellas, Ellis, Casey, Sclavunos y Cave llegan desde el más allá para dar otra lección de rock sucio y desgarro musical. ¿De quién es el culo que aparece en el gracioso vídeo promocional, “Heathen Child”? “¿El culo? Oh…, eso es información confidencial. Piensa lo que quieras (risas)… es de alguien. De alguien del grupo”, responde Warren Ellis desde su casa de París, en conferencia telefónica, afable. Lo cierto es que el single de lanzamiento ya fue una agradable pista del pelotazo lírico-musical que presentan en este segundo álbum. “A mi entender –afirma Ellis- es un disco mucho más extremo, pero mucho más trabajado. El primero nos lo tomamos con cierto tono jocoso, como divertimento, sin más. Con éste, hemos conseguido cierta identidad, a lo que ha ayudado el hecho de haber tocado mucho en directo durante estos dos últimos años. Al mismo tiempo, hemos ganado confianza suficiente como para ponernos a experimentar, y eso le da el toque especial”. Oyendo hablar al cuarentón australiano, pareciera que Grinderman son unos principiantes. Sin embargo, tienen el culo –de nuevo el culo– pelado de actuar con sus respectivas bandas. Viven cada día con mayor número de proyectos personales, sin dejar de parapetarse tras Nick Cave en The Bad Seeds. Precisamente, en Grinderman quieren acabar con los roles, y quizá convertirlo en el refugio de cuatro amigotes que buscan hacer el bestia un rato, liberándose de la elegancia del grupo por el que más se les conoce. “Bueno, yo no diría tal cosa, porque The Bad Seeds también pueden ser muy bestias en ocasiones… La historia de esa banda es ya larga, y hay otras reglas, otras actitudes, otras formas de trabajar, mientras que con Grinderman, precisamente lo que queremos es deshacernos de esas reglas, y probar otras formas de crear música. Evidentemente, eso conlleva nuevas actitudes. Creo que, particularmente, Nick siempre ha puesto mucho de sí mismo con The Bad Seeds, y ahora con Grinderman quiere cambiar, ponerse a un lado y pasarlo en grande, también. Nick se toma su trabajo con mucha seriedad… Así que creo que esto le está beneficiando porque a todo ello le suma el hecho de que disfruta”. No sabemos cuánto disfruta, lo que sí se nota es su progreso con la guitarra, a la que trata con más confianza después de toda una vida sentado ante el teclado. Y el sinfín de influencias colocadas como si con ellas solucionaran un sudoku. De hecho, escuchando temas como “When My Baby Comes”, que casi alcanza los siete minutos de duración, dejan percibir referencias llegadas de cada rincón musical, el melódico, el psicodélico, incluso el del hard rock, entre coros, arreglos de cuerdas y hachazos de guitarra, lo que empuja a pensar que Ellis ha ido ganando importancia jerárquica. ¿Quién pone qué? “Nada se calcula, ni se trazan planes. De hecho, la gran parte del material de trabajo nace, procede, de las jam sessions que hacemos cuando nos juntamos… En dichas reuniones, lo grabamos todo. Desde el principio. Algunas veces salen cosas interesantes de ahí, y la gran mayoría de las veces lo único que sale es mierda… Muchas veces, de lo más ridículo sale lo válido, y cuando piensas y tratas de seguir una idea, al final no te lleva a ningún lado. Así pues, el proceso tiene mucho de experimental. Luego escuchamos las tomas seleccionadas y trabajamos sobre ellas con más atención. Ahí es cuando llegan los adornos psicodélicos, los coros… Generalmente, Nick y yo nos sentamos y nos ocupamos de esa parte, pero de todos los trabajos con esta gente, éste es el proyecto más improvisado”. Quizá sea porque cada uno de vosotros vivís en una punta del planeta… “Obviamente, es difícil ensayar, componer, grabar, pues Sclavunos vive en Nueva York, Nick en Inglaterra, yo en París… Al mismo tiempo, solemos tocar mucho, irnos de giras largas. Nick y yo, si no estamos trabajando juntos, solemos hablar mucho, mucho, por teléfono, por email… Y lo bueno de llevar tanto tiempo tocando juntos es que la conexión, la magia, ya está ahí, y todo eso ayuda en el proceso, claro…”. Para acabar, danos buenas nuevas de Dirty Three… “Pues hemos acabado de grabar, estamos con las mezclas. A ver cómo nos lo hacemos el año que viene. Este año pasado estuvimos de gira. La verdad, soy afortunado de poder trabajar en proyectos diferentes, con diferentes tipos de gente y bandas que me empujan hacia el filo”.

Un comentario
  1. El desparpajo, energeda, codtcnnenuia y ritmo de este1 joven pero pura (pues a pesar de sus sonido TJJR se formf3 en 2007) agrupacif3n brite1nica de la escena Garage, lelgare1 a la ciudad de Bracelona el prf3ximo deda 20 de Noviembre en Music Hall

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