Reivindicando ese pop patrio de los sesentas que catapultó a Los Brincos como banda sonora verbenera de las vidas de nuestros padres, los barceloneses Wiggum despegan con un debut que tiñe de color nuestra vacua existencia. Lo suyo, con las justas dosis de pedal, gira en torno a estribillos atemporalmente pegadizos de amores luminosos. La banda (tras un par de relevos que no podían afrontar la agenda de los directos con sus obligaciones laborales) con anterioridad rendía devoción absoluta al rock setentero. Sin embargo, todo cambió cuando el idioma de Cervantes se cruzó en sus vidas. “Estábamos muy saturados de lo que hacíamos antes. Por ello, tras descubrir a bandas como The New Raemon o Lori Meyers nos picó el gusanillo de tirar adelante un proyecto en castellano”, comenta el cantante y guitarrista Julio Salvador, quien se decantó por su hermano, Cacho Salvador (de Extraperlo), para que llevara la batuta en las labores de producción de “Sintón Nisón ama a Nifú Nifá”. “Gracias a él muchas canciones de nuestra maqueta han acabado teniendo un rollo totalmente diferente, como ocurre en ‘Un lugar mejor’, que al principio era un baladón”, dice el guitarra Halldor Mar. “La mayor influencia de Cacho está en el sonido final de las guitarras. Hasta que no llegó, nos asustaban los delays y esas cosas, principalmente por desconocimiento”, apostilla Julio sobre el papel que su hermano ha jugado en estos diez temas. Con la mente ya puesta en un segundo trabajo, y pese a lo embrionario de todo ello, el cuarteto presumiblemente ensuciara su sonido. El tiempo dirá pero, mientras tanto, tienen bien claro su objetivo a medio plazo, tal como el batería Dani Barrera confiesa en voz alta: “Llámame iluso, pero me encantaría que todo el mundo nos escuchara al menos una vez”.
El color en desuso... y lo ultimo de coldplay o The gift