“Cobra”. ¿Cómo surgió la banda y la idea de ese nombre? ¿Un homenaje a toda una época de cine de tipos duros?
El grupo se crea en el 2006 y nace de la necesidad de desarrollar diferentes ideas y estilos respecto a nuestros otros proyectos de aquel entonces, algo que, a día de hoy sigue cumpliéndose. Desde un principio tuvimos clara la idea de intentar mezclar cine y música, dos mundos que nos apasionan. El punto de partida fue la temática del cine y las series de televisión de los 80-90, los personajes e historias con los que habíamos crecido. El nombre de COBRA es un homenaje al cine de acción de los 80 y en concreto a la pareja de primos israelíes Menahem Golam y Yoran Goblus, los culpables de tantas alegrías en aquella maravillosa década.
Cuando comenzasteis era un proyecto paralelo a vuestras otras bandas, cuyo futuro dependería en gran parte de la capacidad de compatibilizarlo. De hecho las “superbandas” no suelen durar mucho, y ya lleváis cerca de 10 años. ¿Supone este disco vuestra consolidación?
No nos consideramos una “superbanda”, ni mucho menos. De hecho para mí las “superbandas” son aquellas que trabajan duro, ensayan, tocan sin parar y tiran para adelante pase lo que pase. Nosotros lo único en común que tendríamos con una “superbanda” sería el compromiso y esfuerzo de manera desinteresada, simplemente por gusto y amor hacia el grupo y la música. Como bien dices este año es nuestro décimo aniversario y ahí estamos con un disco nuevo bajo el brazo. Seguramente el truco durante tantos años haya estado en no habernos marcado metas ni presión de ningún tipo. Hemos ido haciendo camino cuando hemos podido y desde un principio los cuatro hemos respondido y hemos estado ahí cuando tocaba, y esta vez era el turno de “Riffyard”. Un disco que nos ha supuesto un gran esfuerzo y sacrificio, pero que hemos creado con mucha ilusión. Un proceso de composición y grabación largo del cual hemos disfrutado y aprendido muchísimo. Después de tanto tiempo los cuatro tenemos la sensación de que posiblemente “Riffyard” sea el disco que consolida nuestro estilo y a Cobra como banda.
También parece darse ese afianzamiento en cuanto a sonido. ¿Cómo diríais que suena este disco? ¿En qué se diferencia de los anteriores?
Básicamente podemos decir que suena al 11. La culpa de ello la tiene Santi Garcia que ha sido el encargado de mezclar el disco. Además de esto creo que acertamos a la hora de grabar cada instrumento en diferentes estudios, algo que ha hecho más fácil todo a la hora de mezclar, partíamos de muy buenos “ingredientes para cocinar” y eso es algo vital de cara a un resultado óptimo. De toda nuestra discografía ha sido el disco que más esfuerzo nos ha supuesto, el que más tiempo de composición y de grabación ha necesitado. Y es curioso ver como el resultado es justo todo lo contrario, a pesar de haber trabajado las canciones más de lo habitual la sensación al oírlo es de inmediatez, creo que es un disco de fácil escucha. La diversidad de elementos y registros en los temas hacen que sea un viaje bastante entretenido.
“Riffyard”. ¿De dónde viene el título del disco?
Digamos que nace de un riff, un elemento muy importante en esta banda. La mayoría de nuestras canciones tienen como punto de partida un riff, siendo este el cimiento de nuestras composiciones, la primera pieza del puzzle. El riff juega un papel muy importante en esta banda, convirtiéndose en algo esencial, de ahí la elección del título.
Por si alguien pudiese pensar que faltan temazos, ahí está “’70 Challenger”. ¿Cómo ha sido el proceso de composición de las canciones? ¿Funcionáis siempre de la misma manera? ¿Sois muy autoexigentes?
Cuando nos encerramos en el local o estamos en medio de un proceso creativo y de composición nos centramos en intentar crear canciones sin importarnos los estilos. Para ello trabajamos mucho editando en casa, cortando aquí y pegando allá, hasta encontrar una base de estructura donde las líneas de voz tengan sentido y le den unidad a la canción. Para ello creamos la música y luego, en base a la voz, modificamos o cambiamos lo que vemos necesario, siempre en beneficio del tema. En el anterior disco nos llevó más tiempo la grabación en el estudio (alrededor de dos semanas) que la composición de las canciones en el local. Esta vez ha sido diferente, empezamos a trabajar en verano durante varias rondas de ensayos intensivos antes de entrar a grabar. Para bien o para mal no somos una banda que pueda ensayar demasiado así que intentamos aprovechar al máximo el tiempo. De ahí que un porcentaje muy alto del trabajo lo hagamos en casa y a distancia. Normalmente no somos muy autoexigentes, no nos gusta perder la frescura de las cosas y para ello procuramos no liarnos la manta mucho. Aun así, para este disco sí que hemos subido un poco el listón ya que era muy importante para nosotros. Queríamos asentar de alguna manera la trayectoria del grupo y teníamos muy claro que tenía que ser el mejor disco hasta la fecha.
"“Riffyard” es una especie de homenaje a todos esos músicos ya fallecidos que cambiaron la historia de la música con muchos de sus riffs "
¿Alguna canción con la que os habéis quedado especialmente satisfechos?
Sonará típico, pero estamos encantados con el resultado de todas, de hecho una de las premisas a la hora de hacer este disco era no tener ninguna canción de relleno o inacabada, algo que suele suceder habitualmente. Odio esos discos donde la primera mitad está llena de temazos y la segunda parte es infumable… Creo que en “Riffyard” no hay Cara B. Estamos muy orgullosos de las diez canciones que componen el disco y prueba de ello es que en directo estamos tocando prácticamente el disco entero. Aun así, y contestando a la pregunta “The New Rebels” se llevaría la palma. Posiblemente sea una de las canciones más especiales e intensas del disco, la que más ha crecido desde que se creó hasta que se grabó, algo que nos sorprendió bastante. Le tenemos un cariño especial.
Vuestro primer tema en euskera ha llegado en este tercer disco. ¿Cómo surgió?
“Zaldun Inaute Berpiztuak” posiblemente haya sido la canción más fácil de componer de todo el disco. Surgió en el último ensayo antes de entrar a grabar, todas las piezas encajaron perfectamente y la línea de voz de Lete salió a la primera… después decidimos escribirle una letra en euskera, algo que llevábamos tiempo queriendo hacer. Teníamos curiosidad por ver cómo sonaría nuestra música en otro idioma que no fuera el inglés y lógicamente tenía que ser en euskera. Aun así tampoco queremos darle más importancia de la que tiene, la idea surgió de una manera muy espontánea y natural, creo que era un paso que tarde o temprano íbamos a dar y ha llegado en este tercer disco.
¿De qué hablan las canciones de “Riffyard”? ¿La temática sigue siendo el cine u os habéis abierto a otras influencias?
Seguimos haciendo hincapié en la temática cinéfila, ejemplo de ello son canciones como “Skull & Bones”, “70s Challenger” o “Red Tops”, que se inspiran en The Punisher, Vanishing Point o The Wire respectivamente. Aun así esta vez no nos hemos ceñido a ese concepto únicamente, también hemos explorado diferentes temáticas no relacionadas con el séptimo arte. “The New Rebels” habla sobre el relevo generacional y la responsabilidad que tenemos de formar debidamente a esa nueva generación que va a tomar las riendas de todo esto. “It´s just a Ride” es un homenaje a Bill Hicks que habla sobre el viaje de la vida, “Rosebud” sobre una resaca en toda regla…. En definitiva hemos intentado no atascarnos y no resultar reiterativos. Veníamos de un Ep de versiones de bandas sonoras de cine (“Covered”, 2012) y sentíamos que era hora de avanzar en otra dirección en cuanto a las letras se refiere.
¿Cómo fue la grabación? ¿Qué buscabais al grabar en diferentes estudios?
“Riffyard” es un disco de un largo proceso tanto de composición como de grabación el cual nos ha llevado por diferentes estudios. El motivo principal ha sido la búsqueda de la sonoridad adecuada para cada instrumento. Queríamos una sala grande para las baterías y nos surgió la opción de grabar en los Estudio Uno en Madrid. Para las guitarras nos fuimos a los Estudios Ultramarinos en San Feliu de Gixols para trabajar con Santi García (Standstill, Toundra, Moksha…) que, además de productor, es guitarrista de No More Lies, algo que nos resultaba muy interesante ya que buscábamos diferentes puntos de vista de cara a los sonidos de guitarra. Por último, decidimos hacer voces en los Estudios Rec en Donosti, lugar de trabajo de Lete, lo cual suponía poder grabar sin presión alguna. También pasamos por los Koba Estudios (junto a Xanpe, el responsable de la grabación del resto de nuestra discografía) para hacer unos recordings. El final del proceso (mezcla) ha corrido a cargo de Santi García de nuevo. Conectamos muy bien haciendo guitarras y vimos que era la persona idónea para mezclar este disco. En definitiva, todo el proceso ha sido como un “self service” que nos ha permitido trabajar dónde y con quien considerábamos oportuno para obtener el resultado que buscábamos. Una serie de decisiones de las que estamos muy contentos.
Cobra ha cuidado siempre su imagen, y un buen ejemplo son las portadas de los discos. Esta última con el cementerio de guitarras deja el listón muy alto. ¿Tiene algún significado o lectura el tema del cementerio?
“Riffyard” (Cementerio del Riff) es una especie de homenaje a todos esos músicos ya fallecidos que cambiaron la historia de la música con muchos de sus riffs dejando un legado importantísimo. Dimebag Darrell, Cliff Burton, Lemmy, Phil Lynott, Hendrix… serían buenos ejemplos. De ahí un cementerio lleno de amplis y mástiles de guitarras. Nuestro pequeño homenaje al riff y sus creadores.
¿Es tan importante el tema del diseño e “imagen de marca” para las bandas?
Debería de serlo ya que forma parte de un todo. Recuerdo cuando me compraba los discos por la portada ya que no existía Internet y la única manera de escuchar música era comprándola (tengo una colección maja de vinilos de bandas de mierda con una portada increíble…). Ahí es donde la estética de un grupo juega un papel muy importante. Y más en los tiempos que corren donde todo es gratis y está al alcance de un solo clic. El diseño y la estética son un reclamo muy importante para captar la atención del consumidor. Un claro ejemplo podrían ser Converge, una banda musicalmente increíble que cuidan muchísimo la estética de su trabajo y estoy seguro que esto ha sido un factor esencial en su trayectoria.
El blanco y negro es una de esas señas de identidad de Cobra. ¿Cuál es el motivo?
Pues fue una premisa que marcamos desde el principio y sinceramente no recuerdo el porqué. Me imagino que, además de gustarnos el B/N, era una manera de marcar una estética clara y concreta, una especie de sello de identidad para resaltar el mundo de Cobra. Para ello contamos desde el principio con el buen hacer de nuestro amigo e ilustrador Ander Sarabia, un compañero de hazañas universitarias con un estilo muy personal que se ha encargado siempre de las portadas de los discos del grupo.
¿Llevar muchos años en esto y la experiencia en otros grupos, os da una perspectiva diferente? ¿Se cometen menos errores?
Pues me imagino que la experiencia es un grado y ayuda a meter menos la pata y saber cómo gestionar ciertas situaciones y decisiones. De todos modos seguimos aprendiendo día a día de nuestros errores, algo que hace de todo esto una aventura más divertida e interesante.
¿Cómo veis el panorama del rock duro y metal actual? Cada vez las propuestas parecen ser más variadas y específicas en cuanto a estilo. ¿Cómo se ve Cobra ahí?
No sabría decirte que lugar ocupamos en la escena actual ya que tampoco nos sentimos muy identificados en ninguna en concreta. No somos Metal ni tampoco Stoner como nos clasifican muchas veces. Nos consideramos una banda de Rock ya que es un género más genérico y posiblemente eso nos relaja. No nos gusta formar parte de ninguna escena en concreto. Una vez en prensa nos definieron como “Thriller Rock” y además de hacernos gracia, nos gustó mucho y nos sentimos muy identificados.
¿Qué bandas os han sorprendido últimamente? ¿Qué es lo que podría sonar en vuestra furgoneta?
Seguramente cada uno pincharía bandas muy diferentes entre sí. Aun así todos flipamos con bandas como Red Fang, Crowbar, Kvelertak, Graveyard o Clutch. En lo que a mí respecta un gran descubrimiento ha sido el último disco de Kowloon Walled City “Grievances”.
¿Qué es lo que supone tocar en festivales (Resurrection Fest y este año el Azkena Rock) o en importantes salas de Madrid o Barcelona?
Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de tocar en la sala Apolo junto con Baroness y era la cuarta vez que visitábamos Barcelona, con la diferencia que esta vez tuvimos la oportunidad de tocar delante de más de 500 personas. La mayoría no nos conocían y si de ahí sacamos algún que otro seguidor pues objetivo cumplido. Lo mismo pasa con los festivales para bandas como la nuestra. Hace dos años estuvimos en el Resurrection Fest la acogida fue increíble, desde entonces nos encontramos con mucha peña que estuvo en ese concierto y nos alegra mucho saber que hay gente que nos sigue desde que nos descubrió allí en Viveiro. En junio estaremos en el Azkena Rock Festival en Gasteiz y nuestro propósito es el de siempre, captar nuevos seguidores e intentar llevar lo más lejos posible nuestras canciones.
¿El “partido a partido” también sirve para el rock? ¿Os ponéis algún tipo de objetivo? ¿Mantener la categoría, ir a Europa?
Uno de los secretos de esta banda para llevar diez años lidiando con todo tipo de inconvenientes ha sido el compromiso que adquirimos desde el principio de no marcarnos metas ni obligaciones. COBRA nace como una alternativa musical y a día de hoy ninguno de nosotros podríamos dedicar nuestro tiempo completo al grupo. Todos tenemos otras prioridades y eso es algo que no nos agobia para nada. Y el motivo es muy simple, los cuatro funcionamos como un equipo y sabemos que todos vamos a hacer un esfuerzo por tirar hacia adelante con esto. Cuando uno falla no pasa nada, estamos muy orgullosos de todo el camino que hemos recorrido y sabemos que esto es una carrera de fondo, tarde o temprano surgen oportunidades y retos nuevos. Llevamos 10 años tocando juntos, somos colegas y a pesar de tener diferentes compromisos musicales siempre acabamos sacando tiempo para juntarnos y hacer canciones o subirnos a un escenario. El seguir divirtiéndonos como el primer día y con las mismas ganas y energía que entonces es uno de los motivos por los que seguir hacia adelante. Sobre lo de ir a Europa no es algo que nos obsesione, al contrario. Nos encantaría embarcarnos en una gira europea alguna vez pero de momento no se dan las condiciones mínimas para poder hacerlo, aun así tiempo al tiempo…
Si algo se puede destacar de Cobra son sus directos. ¿Cómo os los planteáis? ¿Qué es lo que se puede encontrar un espectador nuevo en un concierto vuestro?
Siempre he creído que el ADN de una banda está encima de un escenario. Los discos son otra película completamente diferente. En un disco la comunicación con el oyente es indirecta, justo todo lo contrario que en un concierto, donde las canciones cobran vida gracias a la comunión de banda y público. Por este motivo nosotros nos sentimos más cómodos encima del escenario y humildemente creo que ahí está nuestro punto fuerte. Principalmente tratamos de transmitir y contagiar energía y de eso tratan nuestros conciertos. Ahora mismo la idea principal es defender las canciones nuevas en directo y para ellos hemos preparado prácticamente el disco entero. Estamos muy contentos y seguros de estas canciones y trataremos de convencer a la gente de ello.
Próximas fechas:
06/05 - MADRID @ Wurlitzer Ballroom
07/05 - ESQUIVIAS (TOLEDO) @ Casino Rock Bar
21/05 - ERMUA @ Vértigo Rock Festival + Crisix...
27/05 - FERROL @ Sala SUPER 8 Ferrol
28/05 - CANGAS @ A.C. A Tiradoura
11/06 - HONDARRIBI @ PSYLOCIBENEA + Eraso Erasomania
18/06 - GASTEIZ @ Azkena Rock Festival ARF
22/07 - ARRIGORRIAGA @ JAIAK
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.