Neil Fallon, el barbudo vocalista líder del cuarteto, debe ser de la vieja escuela, y nos cita por teléfono. Su banda se encuentra en Países Bajos iniciando la primera gira europea que emprenden desde la pandemia. El cansancio se nota en el tono serio de sus escuetas respuestas, aunque Neil se muestra tan cordial como encantado de poder volver a España a mostrar el poder primario de sus riffs: el 28 de noviembre en Barcelona (Apolo), el 29 en Madrid (La Riviera) y el 1 de diciembre en Bilbao (Santana 27).
¿Es la primera gira europea que hacéis desde 2019? ¿Cómo os sentís?
Sí, correcto. En realidad es la primera gira que hacemos desde que se cerró todo. Y nos sentimos bien. No creo que nunca hayamos dado por sentado lo que hacemos, pero no haber podido tocar durante tanto tiempo me hace apreciarlo más de lo que esperaba.
¿Tocar en directo es lo más importante o de las cosas más importantes en todo lo que hacéis?
Sí, las actuaciones en directo son únicas: nunca se replican. Un disco siempre es igual, aunque es una parte importante de todo. Lo que hay que hacer es que los noventa minutos encima del escenario compensen las otras veintidós horas y media del día, porque a veces girar puede ser agotador. Pero hacer sonreír a gente que no conoces es una buena sensación.
Habéis sacado nuevo disco hace algo más de un par de meses. ¿Están los conciertos de esta gira muy enfocados en él? ¿Cómo elegís el repertorio?
Respondiendo a tu última pregunta, nos turnamos a la hora de escribir los setlists. Y normalmente tocamos cuatro o cinco canciones del nuevo. Es la mitad, porque es un disco bastante corto. Tocamos veinte canciones cada noche, de modo que el nuevo es como un veinte o veinticinco por ciento del repertorio.
“Hacerle sonreír a gente que no conoces es una buena sensación”
Desde la misma estupenda ilustración de la portada, el álbum tiene ese toque de ciencia ficción que tanto te gusta. ¿Qué es lo que te atrae tanto del género?
La portada la hizo un artista suizo que se llama Jared Muralt. Siempre me ha gustado la ciencia ficción porque es algo que me gusta más allá de la banda. Al final es fantasía: puedes decir casi lo que de té la gana. Una de las cosas que me gustan del heavy metal es el escapismo: que mediante tu imaginación te puedas transportar a otras realidades. Y no cabe duda de que me gustan más las naves espaciales que los dragones, lo puedes ver de esta manera [risas].
Quizá en otros géneros los músicos tiendan más a pegarse a la realidad, o se sienten más constreñidos por ella.
Sí. Por ejemplo, en el blues o el country las letras siempre tratan de la vida real. Y está muy bien, pero yo prefiero hablar de cosas que parecen imposibles.
Habéis grabado el álbum con un ingeniero y productor inglés bastante joven, Tom Dalgety. Está en boga por haber grabado a artistas como The Cult o Pixies. La verdad es que sus discos suenan muy bien. ¿Qué destacarías de él?
Nos abordó como fan del grupo. Habíamos hablado con un par de productores, y él era uno de ellos. Nos gustaba el sonido de los discos que había hecho. Es un tío muy fácil de llevar. Resultó ser una elección muy adecuada, porque era el primer disco en muchísimo tiempo que se creó estrictamente dentro del estudio. Normalmente, antes de grabar rodamos las canciones bastante en directo. Pero esta vez debido a la pandemia no pudimos, lo cual nos dio la oportunidad de hacer cosas como grabar voces o meter vibráfonos o theremines, lo cual probablemente no habríamos hecho si hubiéramos tenido la opción de tocarlas antes en directo.
Pero, ¿qué es lo que más os gustó de lo que aportó?
Mira, grabar un disco tiene tanto de proceso técnico como psicológico. Llevamos con el grupo treinta años, y sabemos muchísimas cosas los unos de los otros: bromas privadas o comentarios que pueden ser difíciles de pillar para un extraño. Es un lugar difícil para estar, pero él es muy tranquilo y lo que probablemente es más importante, tiene un gran sentido del humor. Porque tienes que ser capaz de reírte en el estudio.
La manera en la que componéis y grabáis, ¿sigue siendo la misma o parecida a cuando empezasteis? Ya me has dicho que este disco esencialmente se hizo en el estudio.
Sí, alguien llega con un riff y luego todos vemos qué es lo que funciona como estrofa y como estribillo. Cuando hemos acabado, cuesta decir quién compuso qué en una canción. No somos el típico grupo en el que “esta canción es de Dan [Maines, bajista]” o “ésta es de Neil”. Es un colectivo. Y para mí eso es más interesante, porque normalmente la canción acaba siendo algo que no anticipaste.
“No hay secreto para seguir en esto más allá de que es muy divertido”
Cuando uno lleva más de treinta años en un grupo de rock, ¿cuál es el secreto para seguir haciendo buenas canciones?
Bueno, a título individual cada uno tratamos de seguir aprendiendo cosas. A ser mejores intérpretes y compositores. Pero, en realidad, no hay secreto más allá de que es muy divertido. Componer música puede ser frustrante, pero cuando acabas y estás contento con ello, es una experiencia muy satisfactoria. A estas alturas creo que nos damos cuenta de que poder vivir de algo creativo es una cosa bastante rara. Y lo protegemos con celo.
¿Es lo más importante que aquellos con quienes tocan sean tus colegas?
Sí. No me puedo ni imaginar lo que tiene que ser salir de gira con alguien a quien odias [risas]. Hemos hecho muchas giras en una furgoneta, porque llevar un autobús era un lujo. Y sabemos que hay momentos en los que alguno puede estar de mal humor, porque quizá no se siente bien, y le tienes que dejar en paz. Hay que respetar el espacio de los demás.
Si no me equivoco tocasteis dos veces en Madrid en diciembre de 2019, es decir, justo antes de la pandemia. ¿Te acuerdas de esos bolos?
Mmm. Estoy pensando. No me acuerdo porque fueron justo al final del tour y estábamos muy cansados. Pero hicimos un concierto en Asturias este verano [en el Tsunami Xixón] y fue fabuloso. En España habíamos hecho cosas como el Download Festival, creo que muchos fans van a ese festival, pero últimamente se ha convertido en uno de los mejores lugares en los que tocar.
¿Crees que es un tópico eso del público español tan entusiasta?
En nuestro caso ahora es una realidad. Durante años no podíamos venir porque no había demanda. Pero en cuanto hicimos algunos bolos, de repente todo el mundo se sabía todas las letras de todas las canciones. A veces como promotor te tienes que arriesgar, y eso salió bien. Nos encanta ir por allí a comer demasiado, porque una de mis cosas favoritas de viajar es probar la comida local. A veces, más de la cuenta.
El año próximo se cumplen treinta años desde que publicasteis vuestro primer disco (“Transnational Speedway League: Anthems, Anecdotes And Undeniable Truths”). ¿Tenéis algo especial previsto para celebrarlo?
No tenemos nada planeado. Somos un poco alérgicos a la nostalgia. Si no hacemos algo nuevo, nos sentimos muy viejos.
La cuestión es que empezasteis en un negocio completamente diferente. ¿En qué han cambiado las cosas para vosotros?
Hemos tenido suerte, porque tenemos lo mejor de ambos mundos. En los noventa firmamos con una multinacional que nos dio dinero para salir de gira. Nunca ganamos dinero vendiendo discos, y ellos se gastaron un montón en promocionarnos y meternos en la carretera. En Europa no pasaron grandes cosas, pero entonces con la llegada de Internet, Napster y la posibilidad de compartir archivos, de repente la banda se empezó a conocer. Al principio esto se llamaba piratería, y puedo llegar a entenderlo, pero sinceramente fue lo mejor que le pudo pasar a este grupo. De repente tuvimos boca a boca gratis. Internet se convirtió en el A&R para el mundo. Ahí fue cuando la gente comenzó a venir a nuestros bolos, especialmente en Europa. La otra cosa importante fue poner en marcha nuestro propio sello. No tratamos de que sea una discográfica grande para vender muchos discos, sino sacar la cantidad justa para la gente adecuada, ahorrándote todas las gilipolleces que sueles tener que aguantar.
Porque entiendo que la venta de álbumes se ha convertido en una parte pequeña de todo esto...
Para nosotros la satisfacción de tocar en directo es la parte más importante. Vender discos nos ayuda a salir de gira, y gracias a Dios, la gente que oye este tipo de música –ya lo llames rock duro o metal-–, compra discos físicos. Los que escuchan electrónica o hip-hop pueden inclinarse más por descargarla en su móvil. Así que disfrutamos de esa ventaja.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.