"La gente interesada en tomar drogas encontrará muy disfrutable este disco”
EntrevistasClub 8

"La gente interesada en tomar drogas encontrará muy disfrutable este disco”

Carlos Pérez de Ziriza — 28-03-2018
Fotografía — Henrik Halvarsson

El devenir del pop independiente sueco de los últimos veinte años no se entendería sin la presencia constante de Club 8, el dúo que forman –desde que eran prácticamente unos adolescentes– Johan Angergård y Karolina Komstedt. Publicado hace poco, “Golden Island” (Labrador/Popstock!, 18) es su décimo álbum, y con él consolidan una vía de escape que les aleja ya meridianamente de aquel elegante esteticismo que cultivaban hace años (influido por el C-86, la bossa nova o el twee pop) para adentrarse en territorios de gélido paisajismo sonoro, regido por un concepto muy evocador del pop electrónico. Reconforta saber que no solo siguen ahí, sino que no pierden el ansia por renovar su lenguaje. Nos lo cuenta el propio Johan Angergård, alma mater del grupo y también de Acid House Kings, The Legends y del sello Labrador.

“Pleasure” (2015) fue un trabajo muy distinto a este. Aquel fue un álbum sensual, sobre amor y sexo. En “Golden Island” todo parece más cerebral y frío, al menos formalmente. ¿Estás de acuerdo?
Interesante. En realidad creo que es al contrario. Para mí este es más orgánico y cercano. En ocasiones parecen extrañas nanas para ser cantadas al oído. Pero en cierto modo entiendo lo que dices. “Pleasure” era más terrenal en sus textos –no hay nada más terrenal que el sexo– mientras que "Golden Islands” es un portal mental hacia otros lugares y tiempos. Algunos reales, otros imaginarios, o ambas cosas a la vez.

Hay también una sensación ensoñadora en muchos de sus cortes. ¿Os interesa más ahora el trabajar las texturas que unas melodías bien definidas? ¿Tenéis más interés en las atmósferas que en los ganchos melódicos?
Me interesan las emociones. Transportarme a mí mismo, y a quien nos escucha, a otros lugares. Quiero que la música te lleve a otro mundo distinto al nuestro, y me encanta la música que es hipnótica o que tiene cualidades meditativas. Supongo que lo que estoy tratando de decir es que sí, que puede que tengas razón. Es complicado crear experiencias más allá de lo terrenal si te basas en melodías pop o ganchos melódicos demasiado obvios, todos necesitamos permitirnos ser más sutiles.

Al menos, hay menos énfasis en el ritmo que en “Pleasure”. ¿Dirías que un un álbum downtempo, de esos que se disfrutan más en el sofá de casa que en momentos de actividad física?
Lo que sí es seguro es que hay menos énfasis en los ritmos muy repetitivos. Prácticamente no hay batería en el álbum, al menos no la tradicional percusión occidental. Es un disco relajado. Supongo que lo podrías tener puesto mientras cenas o lees un libro en el sofá. Pero creo firmemente que es un disco que gana con cada escucha activa. Música para ser escuchada con auriculares. Para ser puesta a todo volumen mientras uno conduce. También sospecho que la gente interesada en tomar drogas lo encontrará muy disfrutable.

¿Lo habéis producido vosotros mismos, como vuestros últimos trabajos?
Todo lo he hecho yo. Me he ido interesando cada vez más con los años en la producción y en encontrar expresiones únicas en los sonidos que creamos, así que ahora mismo creo que sería difícil confiar en la producción de alguien de fuera. También creo que sería complicado hacerle entender a alguien lo que intentamos hacer...

En la hoja de prensa afirmas “no haber estado viviendo en este mundo en los últimos tiempos”. ¿A qué te refieres?
Es un álbum del espacio exterior, en todos los sentidos.

¿Descubriste alguna banda o algún sonido nuevo que hiciera de catalizador para este giro en vuestro sonido?
He estado escuchando a muchas bandas no occidentales en los últimos años, así que supongo que eso me ha afectado de alguna forma. He querido que sonáramos menos occidentales, y evitar las más típicas estructuras de canción. Apenas hay estribillos en las canciones, solo acordes. Hemos intentado ser más audaces de lo habitual y dejar de lado los caminos que casi todos los músicos en el mundo occidental toman, y ahí incluyo al pasado de Club 8.

Comandaste a The Legends y a Acid House Kings hace algunos años. ¿Están esos proyectos finiquitados o hay perspectivas de que volvamos a escuchar algo? ¿Tienes aún necesidades creativas que realizar bajo su nombre?
Estamos ahora mismo escribiendo canciones para Acid House Kings por primera vez en muchos años. Edité con The Legends el disco “Nightshift” hace menos de un año, así que no creo que me vea en la necesidad de volver a hacer algo por mi cuenta, aunque ¿quién sabe?

Club 8 se formaron hace más de veinte años, cuando apenas eras un adolescente. ¿Cómo ves la evolución de la música pop desde entonces, y de su industria teniendo en cuenta que el sello Labrador eres tú básicamente?
Hacer música se ha convertido en algo mucho más interesante ahora. Y aunque siempre me ha encantado la idea de componer música, creo que el mundo de los sonidos es mucho más amplio hoy en día. Las posibilidades para hacer algo musicalmente son infinitas. Y eso es muy inspirador.

¿Pensabas entonces que estarías aún editando nuevos discos veinte años después?
Ni siquiera creo que alguna vez haya pensado en mi mismo con veinte años más. Sí que pensé mucho en mí mismo pero muerto, en un futuro incierto. Creo que probablemente me veía más a mi mismo con un trabajo “normal”. Para alguien que ha crecido escuchando discos de siete pulgadas que vendían quinientas copias, creo que el vivir de la música no parecía una perspectiva de futuro muy realista. Y vengo de una pequeña ciudad en la que probablemente nadie de más de veinte años hizo o tocó música, así que creo que de algún modo subconsciente era algo que no pensé que se pudiera hacer.

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