“No he notado grandes cambios, ni siquiera
en el proceso de grabación. Siento que ahora se me presta más atención por
parte de los medios y eso sucede en gran medida porque el disco está editado
por una gran compañía. Es perfecto. Es lo que quiere todo el mundo, ¿no? Ahora
veremos hasta dónde llega”. “Come And Get It”, tercer larga duración del músico de Boston que
ha vuelto a poner en el mapa la música negra que relucía en las listas de
éxitos en la década de 1960. Hay quien celebró la irrupción de Eli ‘Paperboy’
Reed como la de una suerte de salvación para el género y aplaudió con furor la
publicación en 2008 de su vitamínico “Roll
With You”. También los hubo que echaron mano de aquel dicho sobre el reino
de los ciegos, ya se sabe, y compararon el disco con un producto de academia
televisiva de artistas, emparentándolo con esos álbumes de ciertos grupos japoneses
que, literalmente, calcan cualquier estilo de una manera tan prodigiosa como
vacía. En cualquier caso, de lo que no es posible dudar es del hecho de que
hacía tiempo que no existía tanta atención dirigida hacia un artista que
presentase una propuesta como la suya, exenta de barnices contemporáneos pop y
R&B. “El soul no es música negra.
Antes que eso es música americana”, puntualiza Reed, cansado quizá de
escuchar comentarios sobre el color de su piel, su procedencia y el tipo de
música que factura, comentarios que debes de escuchar a menudo cuando junto al
tuyo aparecen constantemente los nombres de piedras angulares del género como
Al Green, Otis Redding o Sam Cooke. Blanco y del estado de Massachusetts, no
parece que en principio hubiera muchas probabilidades de que el imberbe Eli
acabara convirtiéndose en lo que es hoy cuando con dieciocho años aterrizó en
Clarksdale (Mississippi) y comenzó a dejarse ver por la escena local de clubes.
Apadrinado por varios músicos de la ciudad, fue allí donde, por su atuendo y su
aspecto aniñado, adoptó el sobrenombre de ‘Paperboy’ (chico de los periódicos).
Más tarde, viajaría hasta Chicago, donde fue acogido por Mitty Collier,
convertida entonces en predicadora. Reed pasaría una temporada actuando en la
iglesia donde oficiaba la otrora intérprete de éxitos como “I Had A Talk With
My Man”. Ya de regreso a su tierra, montó su grupo, The True Loves, con quienes
todavía trabaja (“Tengo un grupo, eso no
lo quiero perder nunca”), y planchó dos discos que, tal como sucede en
ocasiones con artistas norteamericanos, obtuvieron una mayor repercusión en
Europa (la revista Mojo nominó a Reed como Artista Revelación en 2009). Ahora
está preparado para llevar su batidora de rhythm and blues y soul con reflejos
funk por todo el mundo. “Todo ha
sucedido muy rápido. El viaje, siendo tan joven, la estancia en el sur, en
Chicago, grabaciones, giras... Tengo únicamente veintiséis años, pero siento
que he conseguido mucho. En cuanto a lo de ser salvador o garante de un estilo
determinado, no tengo que pensar en eso. Si pensase en ello, estaría
equivocado. Para que algo que haces le guste a la gente, no puedes
obsesionarte, te tiene que salir de forma natural. En mi caso, crecí con un
tipo de música y lo que hago es lo que me sale. Si de algo me siento
responsable es de intentar hacer cosas frescas y conseguir que la gente que
escuche mis canciones las reconozca y las identifique conmigo. La música es
natural para mí, está en mi sangre”. En repetidas ocasiones Reed ha
declarado que al fin y al cabo el secreto reside simplemente en hacer una buena
canción que trascienda estilos. “Las
buenas canciones se traducen perfectamente a otros géneros. Lo importante es
hacer buenas canciones. Si coges cualquiera del disco, verás que la puedes
tocar de la manera que tú quieras”. A este respecto, a la hora de realizar
una aproximación estilística, en la nueva grabación han mandado los aires
sofisticados de la conexión Chicago-Nueva York. “He intentado introducir secciones de viento potentes y conseguir ese
aire de soul muy rico en arreglos y en producción de principios de la década de
1970. He querido llevar las canciones al máximo en cuanto a orquestación. Mi
voz sigue siendo más dura, hace de contrapeso”, explica Reed, y acto
seguido aprovecha para disparar hacia la pereza o la incercia oficinista con la
que a menudo se suelen utilizar las referencias. “Leo que estoy influido por tal o cual cantante, por tal o cual sello.
Por supuesto, es cierto la mayoría de las veces, pero la gente en ocasiones es
un poco perezosa a la hora de escribir. Las conexiones en la música son
infinitas, y más en el soul. Casi siempre vas a llevar algo de razón en lo que
dices, pero eso no significa que seas riguroso”. La conversación continúa y
Reed hace gala de su abundantes conocimientos de historia musical. No en vano,
durante su estancia en Chicago dirigió un programa en la radio de su
universidad que llegó a conseguir una amplia notoriedad en la zona. Reed
indagaba en tiendas y ferias de coleccionistas en busca de referencias de soul
poco conocidas. “Tengo que decir, no
obstante, que yo como músico necesito sentirme contemporáneo. No es una
necesidad que surja de una frustración, yo hago música hoy. No tengo interés en
ser al soul o al blues lo que Wynton Marsalis es al jazz, no quiero hacer
revival de nada. Además, no hay un revival del soul porque el soul siempre está
ahí. El soul es buena música pop”, sentencia Reed. Y ciertamente el pop no
ha sido la misma cosa a lo largo de sus cincuenta años de existencia. “La definición de lo que es música pop está
dictada por la gente que hace discos en cada momento, algo de lo que yo hoy me
siento parte. Así que, con un poco de suerte, algo estaré influyendo”. Reed
comprueba en el CD promocional de la discográfica que el orden final de las
canciones sea el correcto (“la última
tenía que ser ‘Explosion’, ahí quisimos sonar como los Stooges”, bromea),
deja caer un par de nombres de grupos actuales y apura el sandwich sin perder
su sonrisa de tipo serio. En este punto, ya concluyendo, aparece en la charla
el nombre de Amy Winehouse, seguramente la responsable de haber movido la pieza
en la dirección adecuada para que ciertos sonidos estén recuperando vigencia en
la actualidad. “No la conozco.
Coincidimos una vez, cuando ella estaba a punto de editar ‘Back To Black’. Es
un disco enorme que ha vendido millones de copias y ha hecho felices a millones
de personas. Así que, si me quieren poner en un mismo saco con ella, no
encuentro un mejor cumplido”.
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