Tommy Keene, cantautor de rock americano de los de toda la vida, con una amplísima carrera a sus espaldas (ocho álbumes) presenta una doble faceta: ignorado por los medios y por los sellos, pero aclamado en su status de culto por sus colegas de profesión (Wilco, Oasis, Paul Westerberg...). Estoy realmente contento de poder entrevistar a un artista maldito, porque existe en mi una fijación por los artistas de culto, no sólo por su música (lo único realmente importante), sino por valores añadidos: me fascina la estética del perdedor, lo barato que se encuentran algunos discos de culto (sólo algunos, porque reto a alguien a que encuentre el «Third Eye» de Redd Kross a buen precio), las maniobras de la compañía de turno por retirar del mercado ese producto defectuoso, y sobre todo la pregunta del millón: ¿por qué fracasó?. Todos esos tópicos se cumplen en Tommy Keene. Todo comenzó en 1978. Por aquellos días tocaba en una banda de Washington DC llamada The Razz, que fue una de las más grandes bandas locales entre 1978 y 1980, llegando a grabar dos singles autoproducidos y un Ep en directo. Ya en 1982, comenzó una prometedora carrera en solitario, que si bien arrancó bien (dos Lp’s, dos Ep’s, y fichaje por la multinacional Geffen), fue truncada de raíz con su despedida de la misma tras dos trabajos llenos de buenas canciones pero muy sobreproducidos. Su desprecio público hacia U2 no ayudó demasiado a fichar con Island, sello interesado inicialmente en él. Fue finalmente Matador quien se hizo con sus servicios y donde estabilizó (creativamente, que no comercialmente) su carrera con otro puñado de Ep’s y dos discos largos: «Ten Years After» (96) y su último trabajo hasta la fecha, «Isolation Party» (98). Los años de parón los invirtió como guitarrista de gira de varias bandas americanas. «Entre 1994 y 1995 toqué la guitarra con los Velvet Crush en su gira americana y europea, presentando su disco «Teenage Symphonies To God», mientras que en 1996 toqué con Paul Westerberg en la gira de su «Eventually»». Hasta 1998, año en el que grabó trece nuevas canciones, «Isolation Party» (junto a músicos como Jay Bennett y Jeff Tweedy de Wilco, Jesse Valenzuela de Gin Blossoms y Jeff Murphy de The Shoes), demostrando estar en excelente forma. Y es que el estilo de Tommy Keene oscila entre el rock americano de toda la vida (vía Tom Petty), el power pop setenta (Big Star), de los ochenta (Paul Collins Beat, The Shoes...), y lo entronca irremediablemente con las nuevas generaciones de bandas que (paradojas del destino) sí están triunfando desde principios de los noventa: Teenage FanClub, Wilco, Matthew Sweet... Este mes de febrero se acercará a los escenarios españoles en una extensa gira de nueve fechas. «La banda la forman para este tour Brad Quinn como bajista y coros, Steve Gerlach a la guitarra, y John Richardson de batería. También espero grabar un nuevo álbum este año, lo antes posible». Solo que, para mi sorpresa, no se trata de la primera visita de Keene a nuestro país. «A principios de los ochenta estuve en España acompañando a una artista de la época, Suzanne Fellini, y recuerdo que llegue a tocar en la sala El Sol de Madrid».
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