El disco es su debut formal y su consagración como unos auténticos maestros en lo que respecta a la mescolanza estilística más aguerrida. Quizás sus nombres te suenen más bajo los pseudónimos de JP Sunshine y Guim, o por ser miembros del colectivo Mainline, o simplemente por reinventar la escena clubber barcelonesa gracias a esa suma de géneros que rompe con cualquier límite de etiquetas pobres y escasas.
Con un pie dentro de la electrónica chill y downtempo y otro en el jazz, pero sin perder el énfasis por el baile y poniendo en su sitio la cultura dance, el primer trabajo de Ciutat se afianza como la perfecta banda sonora para acompañar nuestros trayectos de vuelta a casa tras una de esas noches memorables en las que esos romantizados recuerdos de hace escasas horas se agolpan en nuestra psique. Tras darlo todo con “Brandon” en los últimos días, hemos tenido la suerte de que los propios Jordi y Guillem nos expliquen la necesidad de este proyecto y qué voces han sido las protagonistas de este primer álbum.
¿En qué momento se genera este hermanamiento entre Jordi y Guillem?
Guillem: Pues mira, todo parte del hecho de haber estado bastante tiempo viviendo en Londres. Cuando regresé a Barcelona quería hacer música pero estaba algo desubicado. Contacté con John Heaven, miembro del colectivo Mainline, por si acaso conocía a alguien que manejara el tema teclados y demás, y me puso en contacto con Jordi, quien casualmente andaba buscando algo similar. A pesar de tenernos agregados en redes y demás, ninguno de los dos daba el paso de contactar formalmente con el otro, hasta que un día nos encontramos de casualidad en un concierto que dio Kamaal Williams aquí, en Barcelona. Nuestra conexión fue tan inmediata que, si el concierto fue un viernes, al lunes siguiente ya estábamos montando ideas para trabajar conjuntamente. Fue un match perfecto.
Creo que el origen del título de vuestro álbum también tiene una anécdota de lo más curiosa detrás, ¿puede ser?
Guillem: Bastante, sí. La cosa es que quisimos abrirnos una cuenta de Instagram para la banda, pero obviamente y al tratarse de un nombre tan genérico, “@ciutat” ya estaba pillado. Y de hecho… Estaba pillado por un francés llamado Brandon Ciutat, que tenía como veinte seguidores y seguramente llevaría como diez años sin conectarse. Le intentamos contactar de todas las maneras habidas y por haber… Desde nuestra cuenta, desde cuentas falsas, ¡hasta le llegamos a intentar llamar por teléfono! Porque Jordi encontró su nombre y número en las páginas amarillas francesas. Pero por desgracia, nunca llegamos a poder hablar con él. Eso sí, en homenaje, decidimos usar su nombre para nuestro primer álbum.
Es también un poco “tú nos quitaste el nombre de usuario, nosotros nos apropiamos de tu nombre real”.
Guillem: Un poco, sí. De hecho, hay una cosa que anunciaremos dentro de poco, y es que todos nuestros discos en formato físico incluirán en su interior una pluma de ave, pero solo uno de estos contendrá una pluma de águila perdicera, que es un ave bastante rara y en peligro de extinción. Y el nombre del afortunado o de la afortunada que se la encuentre, será también el nombre de nuestro próximo álbum. Un poco a lo “Charlie y La Fábrica de Chocolate” y el billete dorado, vamos.
Así os quitáis la tarea de ponerle nombre a las cosas de un plumazo, nunca mejor dicho. Aprovecho que sacas el tema para preguntarte sobre la ornitología y el peso simbólico que ésta tiene en el disco.
Guillem: A mí personalmente me empezó a molar todo este tema hace un par de años, estando en la casa de mi madre, en el pueblo, cuando de repente vi una abubilla en el jardín. Me impresionó mucho por lo vistosos que son estos pájaros, pero también me hizo reflexionar acerca de las múltiples cosas extraordinarias que suceden a nuestro alrededor pero que terminan pasando inadvertidas a nuestros ojos por no prestarles su merecida atención. Creo que ahí fue cuando decidí que de mayor quiero ser ornitólogo.
Pues me parece un planazo, la verdad.
Guillem: De hecho, no nos lo planteamos en coña en absoluto, hasta nos apuntamos a un curso de ornitología, en plan exprés, y el ornitólogo que lo impartió está en los agradecimientos del disco. La idea también vino inspirada por parte de los responsables de todo el art-work del disco y de los singles, el colectivo Socis de Barcelona, quienes nos instaron a apostar por una temática que uniformizase la propuesta. Y así fue, ahora todas nuestras portadas tienen pájaros, cada tema tiene un pájaro sampleado… Nos hemos hipotecado con los pájaros.
Espera, ¿dices que cada tema tiene un sample de un pájaro distinto?
Guillem: Sí, pero con un par de trampas. Hay uno que no es un pájaro, sino un sinte, y otro que es un pájaro, pero no de los que vuelan [risas].
Jordi: Sí, concretamente Hans, que es un colega nuestro que es la bomba. Le pusimos a modo de interludio, continuando la melodía del tema anterior, y daba el pego totalmente. El tío silba de puta madre, y realmente tienes que poner mucha atención para darte cuenta de que no es un pájaro de verdad.
Siguiendo con las peculiaridades el álbum, creo que es innegable el carácter ecléctico que éste tiene. ¿Creéis que viene determinado gracias a vuestro bagaje como pinchadiscos?
Jordi: Puede ser, aunque nosotros tenemos claro que una de nuestras principales influencias es la música laietana, que es este movimiento de música barcelonesa de los 70s que apostaba mucho por la fusión de géneros y demás. Aprovechando, además, que justo cuando entré en el colectivo Mainline a pinchar discos también empecé a estudiar jazz, creo que al final esto es el resultado de todo ese cúmulo de inspiraciones tan diversas. El carácter fusión de este nuevo proyecto ha permitido darle por fin salida a muchas referencias que estaban ahí, esperando.
A pesar de beber de muchas fuentes, la electrónica downtempo podría decirse que es el hilo conductor general de todas éstas. Sin embargo, y aunque ésta tenga muchos tintes 90s, no sonáis desfasados para nada.
Jordi: La verdad es que terminar sonando excesivamente retros era uno de nuestros principales miedos, por eso también echamos mano de referentes más urbanos que nos permitieran contrastar con esos matices más sobrios sin dejar de sonar actuales. Ahí tienes por ejemplo a Chico Blanco o EJ Marais, que nos molan mucho, y también nos han servido para ponerle un sello de vigencia al proyecto.
Cierto, tenéis una lista de colaboradores muy fina.
Jordi: No nos quejamos, la verdad. Yo llevaba algún tiempo en contacto con Chico Blanco, y digamos que ya estaba en sintonía con él y con su trabajo. Él además también se mueve en muchas esferas y también trabaja desde un plano muy ecléctico, es decir, que nos cuadraba muy bien con la idea que teníamos para la música de Ciutat. Y lo mismo con EJ Marais, quien me contactó por Facebook, lo cual me pareció muy curioso porque justo yo ya le tenía en el radar desde hacía tiempo y acabó siendo de lo más apropiado que colaborásemos juntos.
Otra colabo que quizás nadie se vio venir es la de Xavi Lozano de Bufa & Sons. ¿Cómo surgió esto?
Guillem: Nosotros le descubrimos porque el tipo se hizo muy famoso y viral en páginas de memes internacionales. De hecho, pensábamos que era extranjero, fíjate, y flipamos muchísimo cuando nos enteramos de que era de aquí. Pero nos costó muchísimo dar con él, no había manera. Hasta que un día llegamos al sello del Primavera con la idea y Anna Romeu nos dijo que le conocía de haber trabajado conjuntamente hacía un tiempo. A partir de ahí ya fue todo más fluido, claro.
Jordi: Lo que hace Xavi es increíble, comprobado. Es el músico más virtuoso con el que he trabajado nunca, no tengo dudas. No solo tiene instrumentos hechos a mano con casi cualquier elemento o material que te puedas imaginar, sino que el tipo tiene también un oído envidiable y es capaz de sacarte cualquier melodía al instante.
Guillem: El día que fuimos a su casa a grabar fue probablemente de los más bonitos de los que le dedicamos a la producción del disco. Xavi tiene, además, una casa de lo más particular, donde prácticamente todo lo que hay a tu alrededor es un instrumento. Es un tipo majísimo y fue toda una experiencia trabajar con él.
Con “Sabor A Mí” también hay mucho riesgo, ¿eh? ¿Cómo lográis que un experimento tan loco salga bien?
Jordi: Supongo que el mood del tema nos toca de cerca, al menos a mí. El tipo que la compuso era ingeniero agrónomo, y yo, además de a la música, también me dedico a eso. La canción como tal encierra una historia muy curiosa, ya que va de un tipo que bebe muchísimo después del trabajo, y cuando llega a casa y quiere besar a su mujer, ésta le aparta diciendo que huele alcohol, y él le dice que no, que es “sabor a mí”. Nos pareció divertida y también creímos que tenía muchas líneas de conexión con el resto del álbum.
Después de conocer la historia de la canción, me cuadra que sea la encargada de cerrar el disco.
Guillem: Sí, además hay dos versiones de esa canción; una primera versión, que fue lo primerísimo que sacamos como Ciutat, con una producción instrumental muy distinta, y la versión que finalmente está en el disco, la cual está acompañada a la voz por Kora, que es una chica increíble que hace canciones y que además de cantar en ésta, también la remezcla, aportando ese sello joven que le da otro enfoque distinto.
A juzgar por el entusiasmo que le habéis puesto a este primer trabajo y teniendo en cuenta lo breve que se nos ha hecho el disco a muchos, ¿el cuerpo pide un segundo, no?
Guillem: El caso es que tenemos ya dos o tres temas nuevos prácticamente montados, y además, saldrá una nueva colaboración en abril. Así que sí, yo creo que nuestra intención es que esto siga, ¿no, Jordi?
Jordi: Yo me lo estoy pensando, la verdad [risas].
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.