Sune Rose Wagner llega a Barcelona afónico, y aunque le dé la lata a Sharin Foo, ya que obviamente va a tener que redoblar esfuerzos, para mí es un gustazo disfrutar de su felina belleza a solas durante casi media hora. Atractiva, inteligente y amable, Sharin desglosa con minuciosidad los entresijos de un grupo al que a veces cuesta ubicar. Aunque a The Raveonettes, siempre les ha puesto cachondos reivindicar todo aquello que les ha influido de un modo u otro.
"Son muchas las influencias que nos permiten ser más flexibles y así poder trabajar en más direcciones" |
En sus primeras andanadas dejaron en buen lugar el legado de The Jesus & Mary Chain, recuperando con su música la esencia de una banda que pertenecía a un oscuro pasado. En “Pretty In Black”, además de Tucker y Martin Rev, les daba un empujoncito una Ronnie Spector con ganas de mostrar todo lo que lleva en su fuero interno. En “Lust Lust Lust” podrían poner de manifiesto su amor por el vinilo. Ahora que el denostado formato vuelve a cobrar vida, esta pareja de daneses vuelve a nuestro país recuperando un disco que justifica la división en dos caras, la A y la B. En su cuarta referencia discográfica en larga duración, The Raveonettes muestras dos trajes, uno brillante para los días festivos y otro de riguroso negro bastante más casual. En la primera parte, se atreven a fusionar su universo con el de –incluso- Depeche Mode o Sonic Youth, para seguidamente y sin respiro pasar a terrenos más complejos, en el que hasta se respira una densidad similar a la de My Bloody Valentine, sin olvidarse de la electricidad descarada del indie. “En un principio hasta nos habíamos planteado grabar dos discos, uno más oscuro, ruidoso y claustrofóbico, y otro mucho más luminoso, más brillante y en el que reinasen más las melodías”. Y es que las cosas han cambiado desde “Pretty In Black”. Con el respaldo de una gran compañía, una potente campaña de promoción y un listado de invitados de lujo, todos pensábamos que The Raveonettes iban a comerse el mundo de un bocado. Lástima que no sea oro todo lo que reluce. “Sinceramente, ése es el disco que menos me gusta. Le falta pegada, era un disco marcado por la indefinición, y a pesar de que nos abrió las puertas de un público nuevo, distinto, nosotros no quedamos del todo contentos con el resultado. Creo que le faltaba energía y una pizca de actitud”. En “Lust Lust Lust” dibujan melodías pop, reinventan el termino soul, y le dan golpecitos en la espalda a un rockabilly vacilón y descarado. Y para cerrar la barraca, cuatro minutos de voracidad instrumental. “Son muchas las influencias que nos permiten ser más flexibles y así poder trabajar en más direcciones. Y esas influencias no tienen por qué provenir exclusivamente de la música. El cine, por ejemplo, es un mundo que tiene mucho que ver con The Raveonettes. David Lynch, Tim Burton, el cine europeo de Antonioni y Tarkovski o la estética del cine de terror nos han marcado”. Resumiendo, aunque la vida en los últimos tiempos no haya sido de color de rosa para The Raveonettes, ellos siguen adelante, enfrentándose a sus dudas y temores con el mejor de los ánimos. “Cuando haces un disco, buscas un sonido o un tipo de canción, pero muchas veces es difícil encontrar el camino adecuado. Esta vez teníamos mucho material escrito, pero nos faltaba definirnos. Había algo de frustración en el proceso, así que nos fuimos a Nueva York y Los Angeles para recuperar la inspiración. Al final, era simplemente una cuestión de tiempo. Era ahí donde estaba la encrucijada”. Cambiando de asunto, debemos reconocer que a la escena musical danesa le cuesta traspasar fronteras. “Creo que hay una buena base de grupos, pero lo complicado es exportarlos. Ese es el trabajo que queda por hacer. En eso nos tenemos que parecer más a los suecos, que desde hace cuarenta años saben cómo vender su producto”. En el momento de hacer la entrevista, antes de que el Estrella Damm Primavera Sound se llevase a cabo, Sharin Foo nos reveló una debilidad. “¿Vas a ir al Festival Primavera Sound? Pues intenta ver a Autolux. Son alucinantes. Son muy ruidosos y originales, muy enérgicos en directo, en una onda Sonic Youth y The Jesus And Mary Chain. Tienen a uno de los mejores baterías que he visto en mi vida”. Una lástima que la recomendación haya quedado algo atrás.
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