Gonzalez me recibe en un hotel del Paralelo de Barcelona justo el día después de su concierto en Sala Apolo dentro del Primavera Sound. Le cuento que un montón de gente se quedó fuera. Y es que el hype que rodea actualmente a Cigarettes After Sex es bastante bruto. ¿Le asusta? “La verdad es que no. Hace poco hemos realizado algunos conciertos en recintos grandes y nos hemos sentido bien. Hace un par de meses tocamos en Bangkok ante 3.000 personas, y en Londres también. Hay que dejarse llevar y disfrutar de la experiencia de tocar con tanto público”. Y añade: “estamos encantados con esa atención porque eso significa tener la oportunidad de viajar por todo el mundo y conocer a gente interesante. Es un sueño hecho realidad”.
“Algunos de mis artistas favoritos, por ejemplo Erik Satie y Cocteau Twins, tienen un sonido reconocible y van hasta el fondo de su identidad".
Gonzalez saborea el momento presente. Pero no ha sido fácil llegar hasta aquí. Su primer single data de 2012, y su debut en largo ha llegado cinco años después. A este plumilla le da que el capo de Cigarettes After Sex es un perfeccionista. “Sí, soy perfeccionista y me gusta hacer las cosas bien. Pero también hubo otras razones. Me mudé de El Paso a Nueva York, tuve que reunir a una nueva banda, editamos el single "Affection" (Autoeditado, 2015) y se creó mucho hype. Y esto último atrasó el álbum un poco más porque no sabíamos si al final firmaríamos por un sello. Ahora bien, la razón principal fue la de sacar el mejor disco posible”.
Una de las cosas que más destacan de este Cigarettes After Sex es el acabado de las canciones. Dream-pop de laboratorio bien elaborado y cuidadísimo. El propio Gonzalez se ha encargado de producirlo. ¿Algún genio tras los mandos que le haya influenciado? “Sí, hay un montón. Pero me ha influenciado especialmente Bob Johnston. Su firma está en los mejores discos de Leonard Cohen y Bob Dylan. De él cogí la idea de grabar en el estudio con la banda en directo. No quería sonar a lo grande como Phil Spector y George Martin, sino conseguir una buena vibración”. Otra seña de identidad del disco es la similitud existente entre los patrones de las canciones. Esa idea en el pop de repetir la misma estructura para conseguir la canción perfecta. “Algunos de mis artistas favoritos, por ejemplo Erik Satie y Cocteau Twins, tienen un sonido reconocible y van hasta el fondo de su identidad. Por eso cuando alguien intenta copiarlos, siempre se queda en la superficie. Me siento muy cercano a ellos en esa fuerza y en esa idea de explorar hasta las últimas consecuencias el sonido de tu grupo. Sobre las estructuras parecidas en el pop, soy un gran creyente en el concepto de la forma. Me gustan mucho los primeros discos de The Beatles, donde todas las canciones tienen unos elementos similares. Trato de aplicar eso también a Cigarettes After Sex para conseguir algo de esa inmediatez pop”.
Dejando de lado la producción y el envoltorio de las canciones, el verdadero hecho diferencial del grupo son las historias autobiográficas que ilustran las bellas atmosferas y melodías. Una especie de diario íntimo sonoro sin censura. La canción que abre el disco "K.", es un ejemplo perfecto de por dónde van los tiros. Una crónica en primera persona sobre una ex-novia de Gonzalez. “Me gusta escribir sobre cosas reales que me han pasado”, comenta Gonzalez. Y añade: “las canciones más grandes que hemos hecho tienen ese punto autobiográfico, casi de memorias. El ejemplo que pones de K., te diría que cada línea es una historia verdadera. Vamos, que no me he tomado ni una sola licencia poética. Y la mayoría de canciones van por ahí, gente de real en situaciones reales”. Siempre he pensado que airear tu vida íntima tiene que dar algo de apuro. Es como salir desnudo a la calle. ¿Estoy en lo cierto? “A veces, como dices, me siento un poco desnudo, pero a la vez eso es una buena señal. Si me siento expuesto o extraño, significa que estoy en el camino correcto. Volviendo a la canción, cuando la acabamos de grabar y la estábamos mezclando, tuve un sentimiento raro y bizarro; la verdad es que me sentí mal. Fue algo negativo pero al mismo tiempo me indicaba que la canción no era plana”. Eso sí, dentro de esa pornografía sentimental con encanto, hay una canción que se lleva la palma, "Young & Dumb". Un tema subido de tono pero de intenciones cómicas, en la que se puede escuchar la siguiente frase: “Well I know full well that you are, the patron saint of sucking cock” (Bueno, sé de sobras como eres, la santa patrona de chupar la polla). “Para mí es algo muy conversacional”, afirma Gonzalez, “es la manera en la que estaría bromeando con una novia, con ese humor vulgar. Se trata de ser honesto con las cosas. Igual alguien se puede ofender al no entenderlo, pero el humor y lo blasfemo también pueden ser utilizados en la música pop. Fíjate en el cine, en películas como Uno de los nuestros y ‘Pulp Fiction, la blasfemia está ahí y es crucial para entender la historia. Aplica eso a una canción, es honestidad pura, y es algo que no se ve mucho en la música”.
Ahora que ha salido el tema del cine, vale la pena señalar que la música de Cigarettes After Sex tiene una cualidad cinemática muy marcada. ¿He acertado? “Sí, es algo que tengo muy arraigado. Crecí viendo películas. La música me interesa mucho pero el cine está justo debajo, a muy poca distancia. Es algo que me obsesiona, e intento canalizar ese interés por el cine en mi carrera como músico. Por ejemplo, si veo una escena que amo de "Un verano con Mónica" de Ingmar Bergman, quiero que esa buena vibración que me produce se pueda traducir en alguna de mis canciones. Me pasa cada vez que veo una secuencia en una película que me gusta: ¿cómo puedo traducirla en mi música?”. ¿Y cómo lo haces? “Lo que hago normalmente es ponerme una y otra vez la película y las escenas en concreto que me gustan sin el sonido pero con los subtítulos. Y empiezo a escribir y a fijarme en que ritmo tiene el filme. A veces puedo verla cuatro o cinco veces seguidas y estarme horas. He escrito canciones mientras veía "La aventura" de Antonioni, "La noche del cazador" de Charles Laughton, "Belle de Jour" de Buñuel o "La bella y la bestia" de Cocteau”.
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