Corren tiempos críticos y los hay que saben como sacar jugo de la tormenta. Por mucho que el barco vaya a la deriva. “Se demuestra por enésima vez que unos pocos pueden arruinar la vida a muchos con un pestañeo. Como inspiración para un disco de punk no está nada mal”, comenta Mario, vocalista y guitarra de la banda.
"Crearse expectativas de subir de nivel y ese tipo de historias sólo puede amargarte" |
Será porque a Muletrain no le gusta apolillarse por mal que pinten las cartas. Así que en cada nueva entrega apuestan por dar un pasito más al frente. En esta ocasión las melodías y los arreglos de las canciones, con mucho riff rockero -todo hay que decirlo- apuntan un poco a la escuela de Adolescents, una banda con la que han actuado en tres ocasiones. No queda sólo en eso la cosa. “Adolescents, al igual que muchas otras bandas del primer hardcore californiano de los ochenta, es un grupo que nos gusta mucho a todos y hay canciones que lo reflejan, pero del mismo modo que también hay rastros de Poison Idea, Pistols, Ramones… No creo que nos hayamos fijado en algún grupo en concreto, la verdad. Y escuchamos mucha música además de punk y hardcore: hip hop, country, rock’n’roll clásico...”, esclarece Ivar, el segundo guitarrista. “No creo que hayamos dado un giro, son elementos que siempre han estado ahí y los hemos ido puliendo, perfeccionando. Siempre intentamos hacer buenas canciones, ya sean trallazos de cuarenta segundos o temas más elaborados: lo importante es que consideremos que la canción es buena, en eso somos extremadamente quisquillosos”, añade Mario. En todo este trecho han estado ocupados con la grabación de dos singles, “The Ansar EP” y “Rocks”, y han dado el callo a base de bien en el local. Para Servan, el batería e intelectual de la banda, como demuestra su faceta como ensayista e implicado en el Colectivo La Felguera, ha sido una franja de tiempo con horas muy bajas, como deja entrever. “Ausencia de escándalos. El punk en cada rincón de los mass media, al menos parte de su discurso, recuperado y pasado bajo el filtro posmoderno. El aburrimiento de la mayoría de propuestas culturales. La necesidad de poner en entredicho la cultura y la creación artística. El ir a nuestro aire y, sobre todo, el importarnos tan poco lo que hacían o dejaban de hacer otros”. Y es que Muletrain van por libre, ajenos a cualquier tendencia. Por eso la búsqueda de un sonido más crudo les ha llevado a recalar de nuevo en los estudios Ultramarinos Costa Brava, con un viejo conocido, Santi García. “Queríamos, por ejemplo, que el sonido de las guitarras fuera menos heavy, más fiel a cómo sonamos en directo. Mario tiene un dieciséis pistas e hicimos muchas maquetas con éste en el local, así que fuimos al estudio de Santi con todos los cabos bien atados. En seguida entendió qué queríamos y supo plasmarlo perfectamente; por suerte, porque la grabación duró cinco días y no había margen para disertaciones. Se trabaja muy a gusto con él”. ¿Y de qué hablan las canciones de esta nueva caja de dinamita? “Para simplificar bastante y no enredarnos con pestiños”, explica Mario. “Podríamos decir que la frustración parece ser nuestra fuente habitual de inspiración”. Nada nuevo bajo el sol de estos "mulos". De ahí que nada bueno se augure con la enigmática portada en la que unos niños, ante la risa sardónica de un poli y una señora, están a punto de apretar el botón rojo de un dispositivo cableado. “Es nuestro particular homenaje al concepto de familia… Cuando tengas el disco entre las manos todo se desvelará”. No ocultan su fervor por grupos como Moho, The Rippers, Hzero, The Bite, Looking For An Answer, Gulag, Otan, Wau y los Arrrghs!!!, Fucked Frikis, Sudor o Concentration Summer Camps. “Personalmente, creo que nuestras circunstancias laborales nos impiden dar un paso grande en Europa”, indica Nachete, el bajista. “Nuestra asignatura pendiente es telonear a Metallica”, reconoce Ivar con una sonora carcajada. Mario se muestra bastante realista con la situación del combo. “Vamos poco a poco y con los pies en el suelo siempre, eso es lo más importante. Crearse expectativas de subir de nivel y ese tipo de historias sólo puede amargarte. Somos ambiciosos con la música que hacemos, queremos que sea lo mejor posible, pero no nos pasamos el día soñando con alfombras rojas, más bien nos cagamos en ellas… Y yo me cago en Metallica también, que quede claro”.
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