Chicos malos
EntrevistasBlack Lips

Chicos malos

Redacción — 18-04-2008
Fotografía — Archivo

Puede que por la fama salvaje que arrastraban sus directos o puede que por el cambio de escudería. Tal vez por grabar un disco que ha supuesto un enorme salto adelante o quizá solo se trate de un afortunado golpe del destino. De cualquier forma, el garage punk de los Black Lips hoy está en el punto de mira gracias a “Good Bad Not Evil” (Vice/Pias).

En los últimos meses muchos ojos habitualmente ajenos a la escena subterránea del garage han visto que algo se estaba cociendo y se les ha dado cancha a Black Lips. La diferencia con otros posibles pelotazos que se intenta olfatear desde el primer disco es que este cuarteto de Atlanta ya lleva cuatro trabajos editados.

"No dejamos de estar sorprendidos, nunca nos imaginamos que fuéramos a ir a Europa"

Añadamos que antes de cautivar a muchos en el Estrella Damm Primavera Sound del pasado año habían hecho un par de giras en las que algunos habían sentido su potencial en distancia corta. “No dejamos de estar sorprendidos, nunca nos imaginamos que fuéramos a ir a Europa y la idea de poder grabar con Greg Shaw –fallecido fundador del sello Bomp con el que grabaron sus dos primeros discos- era solo un sueño. Pero todo ocurrió muy lentamente, pasaba mucho tiempo de una meta a otra y nunca llegó a aturdirnos. Ahora miro hacia atrás y veo la locura que ha sido todo lo que hemos conseguido, pero ha sido un proceso con mucho trabajo detrás. Hay otros que sacan un disco y en un mes ya se han convertido en un gran grupo, suenan en todas las radios. Nuestro camino ha sido diferente”. Responde Jared Swilley, bajista fundador junto a Cole Alexander (guitarra) y Joe Bradley (batería). El cuarto miembro original, Ben Eberbaugh, falleció en un accidente de tráfico y la segunda guitarra hoy recae en Ian Saint Pé. En siete años han sacado cuatro álbumes, dos directos y más de una docena de singles en sellos como Bomp, Die Slaughterhaus, Norton, Munster -el sello español apostó por su primer siete pulgadas en 2003 y les editó un DVD el pasado año- o, ahora, el británico Vice Records. Han llegado al puesto 18 del Top Heatseekers, lista Billboard dedicada a las nuevas promesas, y el New York Times dice que han sido la banda más trabajadora del pasado año. “Fue magnífico. James Brown, que acaba de morir, era el hombre más trabajador del negocio musical. Así que nos pareció que habíamos cogido el relevo”.

En el epicentro de esta vorágine se encuentra su último disco, “Good Bad Not Evil”, en el que estos aventajados del garage punk sesentero y herederos de Gories o Swamp Rats parecen estar de vuelta de todo con menos de treinta años de edad. Su ya de por si personal sonido se ha teñido de influencias que llegan al country o el blues. “Lo llamamos flower punk. Es punk rock, pero no muy duro, con toques de psicodelia y rollo hippie. Me refiero a The Seeds o 13th Floor Elevators, no hablo de Janis Joplin o The Doors, esa música me parece estúpida. Por otro lado crecimos escuchando country y blues. Somos de Georgia y está en nuestras raíces”. Aunque en “We Did Not Know The Forest…” o “Let It Bloom” ya incluyeran temas memorables dentro del garage lo-fi aquí le han dado nuevos giros a composiciones y arreglos, y sin abandonar la baja fidelidad han conseguido una calidad sónica muy superior a la del pasado. “Es una continuación lógica ya que empezamos a pensar en este disco al mismo tiempo que el anterior. Pero según llevamos más tiempo tocando aprendemos a escribir mejores canciones. Envejecer también tiene sus ventajas”.

Además de una puesta en escena criminal -aunque la escatología a la que recurrían ya forma parte del pasado- el humor y la crudeza de sus letras también son marca de la casa. Pueden escribirle desenfadadamente a la forma de decirle a un niño que alguien ha muerto, autoparodiarse en un tema como “Bad Kids” -“…de jóvenes nos echaron de varios colegios, decían que éramos malos chicos…”- o dedicarle una canción a una chica de Nueva Orleáns llamada Katrina. “Nos gusta escribir sobre cosas que son verdad de una forma divertida. La referencia al huracán con ‘Oh Katrina’ es clara. Nuestro guitarrista es de Nueva Orleáns, nosotros estábamos en Europa cuando sucedió aquel desastre. Ian no conseguía contactar con su familia. Compusimos la canción esa misma noche, en la habitación de un hostal de Holanda”. Grabaron un directo en Tijuana (“Los valientes del mundo nuevo”) y ahora se preparan para una película (“Let It Be”) sobre los ochenta en Nueva York. Este va a ser el año de Black Lips. Y les queda mucho por decir en esto del rock’n’roll. “Todos hemos estado siempre muy metidos en el garage, pero nunca hemos querido ser una copia de nada. Somos una banda que intenta hacer buena música, como otros miles de bandas, lo único que nosotros intentamos mantenernos peligrosos”. Black Lips nos vistan en abril: 18 en Barcelona (La 2), y el 19 en Madrid (Sala Caracol) y el 23 en Vigo (La Fábrica de Chocolate), formando parte de las fiestas de celebración del número 150 de MondoSonoro.

Un comentario
  1. So that's the case? Quite a realtveion that is.

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