Chicos formales
EntrevistasTravis

Chicos formales

Jordi Nopca — 15-05-2007
Fotografía — Archivo

Unos cuantos les daban ya por perdidos, después de que repasaran sus canciones más conocidas en “Singles” (Independiente, 04). Travis han pasado estos años de impasse cogiendo carrerilla para lanzarse de nuevo a la arena del pop melancólico con un disco, “The Boy With No Name” (Independiente/Sony), que quiere reconciliarse con todos aquellos que en su día vibraron con “Writing To Reach You” o “Sing”.

Si después de recopilar todos sus éxitos en “Singles” hace poco menos de tres años Travis desaparecieron del mapa no fue una casualidad. “12 Memories” (Independiente/Sony, 03), su último disco de estudio, no les había salido tan redondo como sus aclamados “The Man Who” (99) y “The Invisible Band” (01) y los de Glasgow necesitaban tomarse un descanso, no únicamente debido a las presiones que rodean el mundo de la música sino también –y sobre todo– para que el cantante y compositor Francis Healy reencontrara su musa y Neil Primrose (batería) acabara de recuperarse de un grave accidente que casi acaba con su vida. Fue con este último que hablamos del retorno de Travis al trono ya poco en boga del brit-pop.   “Es verdad que hemos pasado una muy mala temporada, y que, como dice Frannie, hemos conseguido escapar de la oscuridad que parecía haberse instalado en nuestra música y en nuestros estados de ánimo. Después de ‘12 Memories’, que fue el disco más difícil de concebir y el más decepcionante, decidimos hacer una pausa y llevar una vida normal. Pasar más tiempo con nuestras familias y amigos nos ha hecho posible acumular experiencias, gracias a lo cual nos hemos vuelto a inspirar para escribir canciones de verdad, totalmente sinceras”.

"Hemos conseguido escapar de la oscuridad que parecía haberse instalado en nuestra música"

Así como en “12 Memories” Healy y compañía se apartaban del terreno que les había dado fama internacional –con dardos envenenados contra la guerra en Iraq como “The Beautiful Occupation”–, “The Boy With No Name” recupera la facilidad por encadenar un single tras otro sin que suene a maniobra comercial. “Este es nuestro disco más maduro y explícito, más que ‘12 Memories’, porque aquí hablamos directamente de nuestro alrededor y de los sentimientos que hemos vivido estos últimos años. El título tiene dos significados: en primer lugar, es una referencia al nacimiento del hijo de Frannie, que vivió unos cuantos días sin nombre debido a las disputas entre el padre y la madre, que no acababan de decidirse; en segundo lugar, es una manera de enlazar este álbum conceptualmente con ‘The Man Who’ y ‘The Invisible Band’, y, a su vez, recordar que en algunos países africanos crecen muchos niños que no tienen con qué vestirse ni nada para comer; algunos de ellos no tienen ni nombre, y eso no tiene que olvidarse, aun cuando la gran preocupación de muchos ingleses sea comprarse el último modelo de iPod”.

Con la intención de recuperar su pasado esplendoroso, Travis han vuelto a contar con la participación de Nigel Godrich y Mike Hegdes en la mesa de mezclas, aunque Primrose reconoce que la mayoría de temas se los han producido ellos a lo largo de estos últimos meses. Durante la grabación del álbum contaron también con la visita de Brian Eno, que pasó cinco días con el grupo grabando “música verdaderamente loca –Eno es un genio absoluto– que no pudimos aprovechar para este disco”. De las casi cuarenta canciones que Healy ha ido escribiendo estos últimos años Travis se reunieron y escogieron solamente once (más un hidden track final nada prescindible, “Sailing Away”).

Como no podía ser de otra forma, decidieron que su carta de presentación tenía que ser un auténtico trademark que recordara a los oyentes que su grupo favorito –el de “Sing”, “Driftwood” o “Side”– había vuelto para quedarse. “’Closer’ es una de las canciones más antiguas del disco. Fue escrita hace un par de años y es una canción en clave sobre nuestro retorno que además trata sobre un recuerdo agridulce que en el estribillo se vuelve realidad”. Todos aquellos que valoraban especialmente la melancolía y la desesperación contenida de buena parte de su repertorio estarán de enhorabuena: “The Boy With No Name” empieza con “Three Times And You Lose”, crónica angustiosa de una pesadilla, y continúa con el retrato de una mujer egoísta (“Selfish Jean”) para pasar más adelante por situaciones afectivas que se asemejan a batallas navales (“Battleships”) o repasar el desasosiego que causa el insomnio (“Eyes Wide Open”).

Todo ello, acompañado de las guitarras cristalinas y teclados oníricos marca de la casa, además de incluir generosas secciones de cuerda –en “Colder” hasta aparece un arpa– y un clarinete juguetón en la canción escondida que hacen que Primrose afirme sin ninguna duda que se trata del mejor disco de Travis hasta la fecha. “La madurez es un grado, y ha sido desde ella –afortunadamente– que hemos escrito este disco, del cual estamos muy orgullosos”.

Un comentario
  1. YMMD with that anersw! TX

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